Ford Motor: más de cien años como empresa familiar

Los Ford tienen 40% de acciones. Son clase B y sólo pueden venderse entre sus tenedores. En 1979, Henry II sostuvo que “no hay príncipes herederos”. Su padre había sido un fracaso. La familia sigue en el control, pero ¿por cuánto más?

11 septiembre, 2006

En 1919, Edsel, hijo del fundador (Henry creó la firma en 1903), sucedió al padre. Pero, tras una gestión errática, falleció de cáncer en 1943, a los 49 años. Lo siguió justamente Henry II, nieto del prócer. Entretanto, un nieto por línea materna –William Clay Ford- prefería el “football” y se dedicó a los Lions de Detroit”.

Su primo sería en 1957 responsanble del mayor papelón comercial en la historia de la compañía, el Edsel, un coche futurista cuyo epónimo –otro frustrado- era el padre de Henry II. Actualmente, ese auto es una costosa rareza de colección, debido –vaya ironía- a los poquísimos ejemplares vendidos hace casi cincuenta años (se retiró en 1959, con apenas 84.000 unidades colocadas).

William Clay hijo, bisnieto del fundador, sí mostró interés en la firma y, en 1999, llegó a presidente ejecutivo, cargo que acaba de dejar en manos de un “ajeno”. Al cabo de 103 años, queda claro que el primer Henry Ford tuvo la tarea más fácil, luego de persuadir a un grupo de inversores a poner dinero en sus coches sin caballos. Más tarde, Ford tuvo competidores –empezando por General Motors-, pero ninguna tenía su idea básica: hacer que virtualmente todos los norteamericanos pudiesen comprarse un auto.

A la muerte de su creador, la compañía había colocado algo menos de cinco millones de Ford T. La letra era inicial de Frederick Taylor, cuya teoríal (tailorismo) se convertiría en fordismo, sinónimo de producción en serie y, virtualmente, de la tercera revolución industrial.

En los años 20, la inepcia de Edsel y rápidos cambios tecnológicos le dieron la delantera a GM. El sector automotor se había transformado en negocio cíclico en actualización constante. La depresión contrajo la producción total de vehículos de cinco a menos de dos millones anuales. Edsel comenzó a preparar a su hijo Henry para substituirlo.

Eventualmente, éste llegó a ser un temible líder. Tomó ejecutivos de otras compañías, entre ellos a Lee Iacocca, que llegaría a presidente ejecutivo en los 70, con Henry II al frente del directorio. Por entonces, ya era claro que –en general- el resto los Ford no había heredado casi nada del fundador. El propio Henry II hizo un triste papel con el Edsel. Además, GM nunca abandonó la delantera.

Un año antes de eso, en 1956, Ford ingresó a Wall Street. Su primera oferta pública de acciones recaudó US$ 650 millones, suma alta para la época. Hnery falleción en 1987, más de diez antes de que William Clay Ford pasase a presidir la junta. Ahora, el nombramiento de alguien de afuera y la renuncia de Carlos Ghosn (Nissan-Renault) a una alianza señalan quizás el principio del fin de Ford Motor como empresa familiar –algo que Henry II anticipaba en 1979, un anacronismo para organizaciones de ese tamaño.

En 1919, Edsel, hijo del fundador (Henry creó la firma en 1903), sucedió al padre. Pero, tras una gestión errática, falleció de cáncer en 1943, a los 49 años. Lo siguió justamente Henry II, nieto del prócer. Entretanto, un nieto por línea materna –William Clay Ford- prefería el “football” y se dedicó a los Lions de Detroit”.

Su primo sería en 1957 responsanble del mayor papelón comercial en la historia de la compañía, el Edsel, un coche futurista cuyo epónimo –otro frustrado- era el padre de Henry II. Actualmente, ese auto es una costosa rareza de colección, debido –vaya ironía- a los poquísimos ejemplares vendidos hace casi cincuenta años (se retiró en 1959, con apenas 84.000 unidades colocadas).

William Clay hijo, bisnieto del fundador, sí mostró interés en la firma y, en 1999, llegó a presidente ejecutivo, cargo que acaba de dejar en manos de un “ajeno”. Al cabo de 103 años, queda claro que el primer Henry Ford tuvo la tarea más fácil, luego de persuadir a un grupo de inversores a poner dinero en sus coches sin caballos. Más tarde, Ford tuvo competidores –empezando por General Motors-, pero ninguna tenía su idea básica: hacer que virtualmente todos los norteamericanos pudiesen comprarse un auto.

A la muerte de su creador, la compañía había colocado algo menos de cinco millones de Ford T. La letra era inicial de Frederick Taylor, cuya teoríal (tailorismo) se convertiría en fordismo, sinónimo de producción en serie y, virtualmente, de la tercera revolución industrial.

En los años 20, la inepcia de Edsel y rápidos cambios tecnológicos le dieron la delantera a GM. El sector automotor se había transformado en negocio cíclico en actualización constante. La depresión contrajo la producción total de vehículos de cinco a menos de dos millones anuales. Edsel comenzó a preparar a su hijo Henry para substituirlo.

Eventualmente, éste llegó a ser un temible líder. Tomó ejecutivos de otras compañías, entre ellos a Lee Iacocca, que llegaría a presidente ejecutivo en los 70, con Henry II al frente del directorio. Por entonces, ya era claro que –en general- el resto los Ford no había heredado casi nada del fundador. El propio Henry II hizo un triste papel con el Edsel. Además, GM nunca abandonó la delantera.

Un año antes de eso, en 1956, Ford ingresó a Wall Street. Su primera oferta pública de acciones recaudó US$ 650 millones, suma alta para la época. Hnery falleción en 1987, más de diez antes de que William Clay Ford pasase a presidir la junta. Ahora, el nombramiento de alguien de afuera y la renuncia de Carlos Ghosn (Nissan-Renault) a una alianza señalan quizás el principio del fin de Ford Motor como empresa familiar –algo que Henry II anticipaba en 1979, un anacronismo para organizaciones de ese tamaño.

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