Ford Motor: ¿desistirá de la ambiciosa restructuración iniciada?

El motivo de la reorganización era la caída de ventas, que ahora –paradójicamente- obligaría a dar marcha atrás. A cuatro meses de empezar, sus efectos parecen demasiado perjudiciales y la cosa podría empeorar, en desmedro de William Ford.

7 mayo, 2006

Sucede que Ford sigue eludiendo respuestas sobre su compromiso con el cargo que ocupa (presidente ejecutivo de la tercera automotriz mundial),por obra y gracia del control que el clan retiene en el paquete accionario. Pero días atrás, William F. admitió que afronta severos desafíos.

Su misión es convertir una compañía cuyas utilidades provienen mayormente de pocos productos (camiones, camionetas, vehículos todo terreno) en una estructura ágil, capaz de colocar bien los demás tipos de automotores. Especialmente, los que compiten con marcas como Toyota Camry o Honda Civic. Ahora, tras otro mes de ventas decepcionantes en Estados Unidos y Canadá, Wall Street sospecha que la empresa no acelera como debe la transición y, por tanto, 2006 cerraría con déficit, algo que no sucede desde 2001.

En el primer trimestre, la división norteamericana de Ford sufrió pérdidas por US$ 457 millones. Las ventas en la región bajaron 3,9% en los doce meses entre mayo de 2005 y abril último, pero ese margen pasa a –9% a tratarse de camionetas y todo terreno, supuestamente los mejores rubros de la marca. Sin duda, los usuarios (hoy les dicen “consumidores”, todo un dislate) optan por vehículos que ahorran combustible.

Tanto que los precios no parecen influir demasiado. A fin de abril, el Lincoln costaba US$ 38.400, contra un promedio de 47.670 para el segmento. Lo mismo sucedía con el Freestar (US$ 22.100 contra 25.150), el Fusion (20.150/23.270) y el Focus (13.990/17.050). Sólo el Mustang valía algo más: US$ 26.000 contra 24.000 de la categoría.

Aparte, había otras señales. En enero, Ford declaró esperar recién para 2008 utilidades en la división norteamericana; pero nadie quiso hablar de rentabilidad en 2006 y 2007. Ello ofrece perspectivas que contrastan con ganancias por US$ 3.400 millones en 2005, en este caso toda la compañía.

Paralelamente, varias firmas de valores pintan cuadros alarmantes. De acuerdo con el “Wall Street Journal”, JP Morgan Chase –en un informe difundido hace tres semanas- cree que Ford arriesga un cese de pagos más que General Motors, cuyo déficit alcanzó US$ 10.600 millones en 2005. En una proyección a tres años, coincide un analista de Goldman Sachs, Ford tiene 43% de probabilidades negativas y GM 34%.

Hay casos preocupantes. Así, la todo terreno Explorer pierde 30% de ventas en los cuatro primeros meses del año y la Expedition cede 24%. Inclusive el Mustang, hasta hace poco una estrella de la compañía, vende hoy 8,5% menos que en diciembre. En otro plano, hay comparaciones incómodas: Ford vende menos autos que Toyota en EE.UU. y, además lps cobra más baratos.

Sucede que Ford sigue eludiendo respuestas sobre su compromiso con el cargo que ocupa (presidente ejecutivo de la tercera automotriz mundial),por obra y gracia del control que el clan retiene en el paquete accionario. Pero días atrás, William F. admitió que afronta severos desafíos.

Su misión es convertir una compañía cuyas utilidades provienen mayormente de pocos productos (camiones, camionetas, vehículos todo terreno) en una estructura ágil, capaz de colocar bien los demás tipos de automotores. Especialmente, los que compiten con marcas como Toyota Camry o Honda Civic. Ahora, tras otro mes de ventas decepcionantes en Estados Unidos y Canadá, Wall Street sospecha que la empresa no acelera como debe la transición y, por tanto, 2006 cerraría con déficit, algo que no sucede desde 2001.

En el primer trimestre, la división norteamericana de Ford sufrió pérdidas por US$ 457 millones. Las ventas en la región bajaron 3,9% en los doce meses entre mayo de 2005 y abril último, pero ese margen pasa a –9% a tratarse de camionetas y todo terreno, supuestamente los mejores rubros de la marca. Sin duda, los usuarios (hoy les dicen “consumidores”, todo un dislate) optan por vehículos que ahorran combustible.

Tanto que los precios no parecen influir demasiado. A fin de abril, el Lincoln costaba US$ 38.400, contra un promedio de 47.670 para el segmento. Lo mismo sucedía con el Freestar (US$ 22.100 contra 25.150), el Fusion (20.150/23.270) y el Focus (13.990/17.050). Sólo el Mustang valía algo más: US$ 26.000 contra 24.000 de la categoría.

Aparte, había otras señales. En enero, Ford declaró esperar recién para 2008 utilidades en la división norteamericana; pero nadie quiso hablar de rentabilidad en 2006 y 2007. Ello ofrece perspectivas que contrastan con ganancias por US$ 3.400 millones en 2005, en este caso toda la compañía.

Paralelamente, varias firmas de valores pintan cuadros alarmantes. De acuerdo con el “Wall Street Journal”, JP Morgan Chase –en un informe difundido hace tres semanas- cree que Ford arriesga un cese de pagos más que General Motors, cuyo déficit alcanzó US$ 10.600 millones en 2005. En una proyección a tres años, coincide un analista de Goldman Sachs, Ford tiene 43% de probabilidades negativas y GM 34%.

Hay casos preocupantes. Así, la todo terreno Explorer pierde 30% de ventas en los cuatro primeros meses del año y la Expedition cede 24%. Inclusive el Mustang, hasta hace poco una estrella de la compañía, vende hoy 8,5% menos que en diciembre. En otro plano, hay comparaciones incómodas: Ford vende menos autos que Toyota en EE.UU. y, además lps cobra más baratos.

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