Ernst & Young: datos sobre fraude en firmas argentinas

Según el estudio contable y auditor internacional, “una de cada cuatro empresas sufre fraudes en el país. Pero los casos más relevantes de dan en el management de compañías grandes.

29 junio, 2006

Entre los ejemplos clásicos que ofrece el trabajo recién difundido: la gerencia de suministros paga por una compra en realidad ficticia, pero entrada al sistema. A veces, hasta hay un empleado fantasma que cobra sueldo pero no existe. Tradicionalmente, estas cosas se asociaban con el sector público, pero ahora son comunes en el privado.

En Argentina, pues, una de cuatro firmas admite haber sido víctima de fraudes o hechos similares en los últimos tres años. A menudo, el personal involucrado opera con terceros ajenos a la organización. Entretanto, la proporción de compañías perjudicadas sube a medida como aumentan el tamaño y la cantidad de empleados (ejecutivos inclusive).

Por una parte, de las que tiene hasta diez personas sólo 16% detectó fraudes. El porcentaje supera de 30% entre las que tienen más de cien y llega a 37% en las empresas con más de mil asalariados. Estas estadísticas provienen de una encuesta hecha por Ernst & Young entre 390 firmas. Por supuesto, el panorama argentino es parecido al de otros países y, además, muchos directivos señalaron ignorar la existencia de esos delitos en sus compañías.

En 60% de fraudes registrados en 2005, las sumas eran de hasta US$ 10.000. Sólo en 6% superaban los 500.000. Los culpables fueron llevados a la justicia en 23% de los casos, pero en 19% se prefirieron arreglos. Cabe sospechar –si bien el estudio no lo dice- que la gran mayoría de delitos no tomó estado público, a diferencia de lo habitual en Estados Unidos o Japón. Sector por sector, los más afectados son compras (32%), ventas (23%), finanzas (18%), sistemas (13%) y contabilidad (11%).

Entre los ejemplos clásicos que ofrece el trabajo recién difundido: la gerencia de suministros paga por una compra en realidad ficticia, pero entrada al sistema. A veces, hasta hay un empleado fantasma que cobra sueldo pero no existe. Tradicionalmente, estas cosas se asociaban con el sector público, pero ahora son comunes en el privado.

En Argentina, pues, una de cuatro firmas admite haber sido víctima de fraudes o hechos similares en los últimos tres años. A menudo, el personal involucrado opera con terceros ajenos a la organización. Entretanto, la proporción de compañías perjudicadas sube a medida como aumentan el tamaño y la cantidad de empleados (ejecutivos inclusive).

Por una parte, de las que tiene hasta diez personas sólo 16% detectó fraudes. El porcentaje supera de 30% entre las que tienen más de cien y llega a 37% en las empresas con más de mil asalariados. Estas estadísticas provienen de una encuesta hecha por Ernst & Young entre 390 firmas. Por supuesto, el panorama argentino es parecido al de otros países y, además, muchos directivos señalaron ignorar la existencia de esos delitos en sus compañías.

En 60% de fraudes registrados en 2005, las sumas eran de hasta US$ 10.000. Sólo en 6% superaban los 500.000. Los culpables fueron llevados a la justicia en 23% de los casos, pero en 19% se prefirieron arreglos. Cabe sospechar –si bien el estudio no lo dice- que la gran mayoría de delitos no tomó estado público, a diferencia de lo habitual en Estados Unidos o Japón. Sector por sector, los más afectados son compras (32%), ventas (23%), finanzas (18%), sistemas (13%) y contabilidad (11%).

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