En pos del turismo sustentable
Con el crecimiento fenomenal del turismo mundial en los años que vivimos crece, también, la necesidad de convertirlo en una actividad más sustentable, lo que implicaría algunos sacrificios para el viajero.
24 julio, 2012
<p>Más allá de las emisiones, el turismo dificulta la preservación de la belleza natural de las ciudades: algunos de los responsables son la congestión de tránsito y el consumo de agua y de energía en lugares del mundo donde esos recursos son escasos. También hay condicionantes sociales: la promoción de drogas, sexo, alcohol y enfermedades por parte de los extranjeros que buscan diversión puede tener consecuencias económicas favorables pero socialmente desfvorables. Los turistas se van, los problemas quedan. Otro elemento que se suma es que , en cuanto a la conducta general de los turistas, es que las protecciones ambientales que suelen respetar en su país de origen, son olvidadas en otros países..</p>
<p>Un caso ilustrativo es el de las Islas Canarias: una investigación realizada por científicos de la Universidad de Sevilla reveló que la huella ecológica de las islas (el indicador de presión ambiental medido por la demanda de recursos de la población en unidades de superficie) está por encima del promedio mundial. Las causas están relacionadas con el turismo: es decir, al margen de la ubicación periférica y la carga población, el turismo no sustentable está dejando, literalmente, su huella. Más de 50% del impacto se debe al gasto energético; se necesitarían 3,84 planetas para cubrir la necesidad del consumo que se da en las Canarias. La fragilidad de su naturaleza insular, su baja capacidad productiva y su dependencia externa tampoco ayudan a paliar el déficit ecológico.</p>
<p>Hay muchas opciones para reducir el impacto del el turismo en el medioambiente pero casi todas serán impopulares. La clave es cambiar el foco y readaptarse: se debe encontrar un equilibrio entre los límites que impone el planeta y el uso que se hace de los recursos escasos. Para lograrlo se necesitan planes estratégicos de largo plazo -10 ó 20 años- que logren efectos acumulativos, graduales e irreversibles.</p>
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<p>Hace solo algunas décadas el turismo era un lujo para el ciudadano común: como el viaje a la Meca para los musulmanes, unas vacaciones en Europa era un sueño que, para los afortunados, se realizaba solo una vez en la vida. Sin embargo, en los últimos 20 ó 30 años el crecimiento de la actividad, en paralelo con una nueva mirada sobre la responsabilidad medioambiental, llevaron a unir estos dos conceptos bajo una misma idea: turismo sustentable.</p>
<p>Por año se mueven por el mundo más de 900 millones de pasajeros internacionales y se espera que la cifra supere, pronto, los 1.000 millones. Con el crecimiento de las economías emergentes el flujo de turistas proveniente de países como China también se ha expandido: solo en 2007 fueron 1.600 millones los turistas de ese país asiático. El turismo es una industria enorme, en algunos países, la primera que crea oportunidades de trabajo y de bienestar social pero que, también, tiene el potencial de dañar recursos naturales.</p>
<p>Dentro de los beneficios secundarios que trae el turismo a las economías figura la facturación elevada de restaurantes, alquiler e autos, guías turísticas y atracciones; todas estas actividades generan ingresos que propician la autonomía económica de las poblaciones. En algunas ciudades a donde la industrialización todavía no ha llegado, ayuda a generar recursos y ofrece oportunidades a la juventud que, así, no se vea obligada a migrar a las ciudades.</p>
<p>Sin embargo, estos lugares valen siempre y cuando preserven sus cualidades turísticas, en particular, su medioambiente. En Botswana, por ejemplo, quieren proteger 25% del territorio creando parques nacionales. Es posible solo porque, para tener valor turístico, los bosques necesitan preservarse. Si no existiese esa actividad, se les daría otro uso: agropecuario, minero, industrial. De la misma manera, las iglesias, puentes y casas históricas están protegidos porque los turistas pagan para verlas. No hay altruismo en el turismo sustentable; hay pragmatismo.</p>
<p>Pero hay actividades derivadas del turismo que de sustentable no tienen nada, al menos todavía. Los efectos contaminantes de los aviones, por ejemplo, han contribuido a aumentar el efecto invernadero que aumenta la temperatura del planeta. Los argumentos de las aerolíneas las aerolíneas no han servido mucho en el debate público. La organización de Turismo de la ONU establece que las emisiones derivadas del transporte, la estadía y las actividades asociadas al turismo representan 4-6% de las emisiones totales de dióxido de carbono. Se estima que esta cifra crezca al 20% para 2020.</p>
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