El genoma es un gran negocio,
a veces en las fronteras de la ética

Pronto saldrán a la venta los prometidos medicamentos de diseño exclusivo. Y ya comienzan a estallar los debates éticos mientras los investigadores buscan el genoma humano “perfecto”.

13 diciembre, 2001

El proyecto “Gene Trust” es uno de los emprendimientos más ambiciosos hasta ahora en el candente terreno de la genómica, que estudia las conexiones entre los genes y las enfermedades. Tras identificar y catalogar las diferencias en la composición genética de cientos, o mejor dicho, millones de sujetos humanos, los científicos esperan acelerar el desarrollo de medicamentos exclusivos. Los productos fabricados de acuerdo con las características particulares de un paciente garantizarían tratamientos adecuados y eliminarían dosis imprecisas y reacciones adversas.

Por supuesto, incluso en el caso de que DNA Sciences reúna con éxito todos los datos del ADN, hay todavía un largo camino por recorrer hasta obtener productos farmacéuticos personalizados. El mapeo del genoma humano es sólo el primer paso de un exitoso camino hacia la era de la biotecnología. Recién ahora empieza el verdadero trabajo. Las empresas y los inversores se preparan para participar de lo que promete ser la multimillonaria, e incluso multibillonaria, industria de la genómica.

Hay tanto despliegue para promocionar cada pequeño avance realizado en la industria de la biotecnología, en general, y en el Human Genome Project , en particular, que es cada vez más difícil saber quiénes son los jugadores y qué esperan alcanzar.

Según un analista del Merrill Lynch, la creciente industria del genoma cuenta con cuatro sectores principales:

1. Empresas que construyen bases de datos con información del genoma, las cuales venden datos a otras empresas biotecnológicas, laboratorios farmacéuticos, investigadores de sectores públicos y privados y, posiblemente, a individuos.

2. Empresas que fabrican las herramientas necesarias para las empresas de biotecnología, las cuales disponen de computadoras ultra rápidas y especializadas que reducen el tiempo requerido para ordenar y analizar los datos del genoma humano.

3. Empresas que desarrollan drogas y terapias capaces de eliminar los genes que provocan enfermedades.

4. Empresas que desarrollan sistemas para transportar la nueva medicina a los genes vinculados a una enfermedad.

Por supuesto, no es tan simple, y muchas empresas participan en múltiples sectores e integran alianzas estratégicas con otras empresas. Hay polinización cruzada, colaboración y, sobre todo, una fuerte competencia.

Lo primero es lo primero. Obtener la potencia informática necesaria para ordenar la gran cantidad de datos de los laboratorios y determinar el impacto de cada gen ha sido una traba importante para los tratamientos personalizados. Se requiere de hardware y software especiales para manejar este proceso.

Claro que también es un gran negocio. IBM estima que el mercado de hardware y software, destinados a la ciencia de la vida, aumentará de US$ 3.500 millones a US$ 9.000 millones para el año 2002. El aporte de esta empresa al mercado se denomina Blue Gene , una computadora que será 5 millones de veces más rápida que una computadora común.

La función del Blue Gene consistirá en configurar la manera en que una proteína humana adquiere una forma específica, que determina su función biológica. Una vez que se comprenda el proceso de las proteínas, los investigadores trabajarán sobre drogas de prueba por medio de la simulación, en vez de realizar pruebas clínicas humanas. IBM está bien acompañada:

· Ahora en manos de Celera Genomics , la computadora GeneMatcher de Paracel Inc. dispone de 7.000 procesadores, cuyo propósito consiste en cotejar las letras del código genético. Es capaz de procesar 30 millones de caracteres por segundo, velocidad 1.000 veces mayor que la de una computadora Pentium.

· Sun Microsystems y Compaq Computers desarrollan productos para este mercado y utilizan computadoras o servidores superiores que trabajan en grupo.

· Las start-up Parabon Computation de Fairfax, Virginia, y Entropia de San Francisco, California, utilizan cientos de miles de computadoras hogareñas vía Internet para así aprovechar el poder de procesamiento que no se usa.

Las proteínas indican el camino

Los genes fabrican proteínas, y la forma de éstas determina el mal o buen funcionamiento del cuerpo. Hay muchas más proteínas que genes. Además, mientras que el ADN tiene un alfabeto de cuatro letras, las proteínas están compuestas por un conjunto de 20 aminoácidos.

Cada uno de los 250 tipos de células produce diferentes patrones de proteínas que cambian con el tiempo. En este momento, los científicos no saben exactamente lo que hacen estos patrones. Por otro lado, los medicamentos sólo afectan a 500 proteínas.

Structural GenomiX , un gigante de la biotecnología, invertirá US$ 500 millones durante los próximos cinco años para determinar la forma de sólo 5.000 proteínas. Otras empresas invertirán otros millones más para hacer lo mismo porque muchas drogas se introducen en los espacios de las moléculas de las proteínas y modifican la manera en que se comportan estas moléculas. Una vez que se conozca la forma y comportamiento de las moléculas, será posible crear drogas personalizadas.

Eventualmente, esta información se podrá utilizar para crear un chip capaz de determinar un tratamiento óptimo para un paciente específico.

El proyecto “Gene Trust” es uno de los emprendimientos más ambiciosos hasta ahora en el candente terreno de la genómica, que estudia las conexiones entre los genes y las enfermedades. Tras identificar y catalogar las diferencias en la composición genética de cientos, o mejor dicho, millones de sujetos humanos, los científicos esperan acelerar el desarrollo de medicamentos exclusivos. Los productos fabricados de acuerdo con las características particulares de un paciente garantizarían tratamientos adecuados y eliminarían dosis imprecisas y reacciones adversas.

Por supuesto, incluso en el caso de que DNA Sciences reúna con éxito todos los datos del ADN, hay todavía un largo camino por recorrer hasta obtener productos farmacéuticos personalizados. El mapeo del genoma humano es sólo el primer paso de un exitoso camino hacia la era de la biotecnología. Recién ahora empieza el verdadero trabajo. Las empresas y los inversores se preparan para participar de lo que promete ser la multimillonaria, e incluso multibillonaria, industria de la genómica.

Hay tanto despliegue para promocionar cada pequeño avance realizado en la industria de la biotecnología, en general, y en el Human Genome Project , en particular, que es cada vez más difícil saber quiénes son los jugadores y qué esperan alcanzar.

Según un analista del Merrill Lynch, la creciente industria del genoma cuenta con cuatro sectores principales:

1. Empresas que construyen bases de datos con información del genoma, las cuales venden datos a otras empresas biotecnológicas, laboratorios farmacéuticos, investigadores de sectores públicos y privados y, posiblemente, a individuos.

2. Empresas que fabrican las herramientas necesarias para las empresas de biotecnología, las cuales disponen de computadoras ultra rápidas y especializadas que reducen el tiempo requerido para ordenar y analizar los datos del genoma humano.

3. Empresas que desarrollan drogas y terapias capaces de eliminar los genes que provocan enfermedades.

4. Empresas que desarrollan sistemas para transportar la nueva medicina a los genes vinculados a una enfermedad.

Por supuesto, no es tan simple, y muchas empresas participan en múltiples sectores e integran alianzas estratégicas con otras empresas. Hay polinización cruzada, colaboración y, sobre todo, una fuerte competencia.

Lo primero es lo primero. Obtener la potencia informática necesaria para ordenar la gran cantidad de datos de los laboratorios y determinar el impacto de cada gen ha sido una traba importante para los tratamientos personalizados. Se requiere de hardware y software especiales para manejar este proceso.

Claro que también es un gran negocio. IBM estima que el mercado de hardware y software, destinados a la ciencia de la vida, aumentará de US$ 3.500 millones a US$ 9.000 millones para el año 2002. El aporte de esta empresa al mercado se denomina Blue Gene , una computadora que será 5 millones de veces más rápida que una computadora común.

La función del Blue Gene consistirá en configurar la manera en que una proteína humana adquiere una forma específica, que determina su función biológica. Una vez que se comprenda el proceso de las proteínas, los investigadores trabajarán sobre drogas de prueba por medio de la simulación, en vez de realizar pruebas clínicas humanas. IBM está bien acompañada:

· Ahora en manos de Celera Genomics , la computadora GeneMatcher de Paracel Inc. dispone de 7.000 procesadores, cuyo propósito consiste en cotejar las letras del código genético. Es capaz de procesar 30 millones de caracteres por segundo, velocidad 1.000 veces mayor que la de una computadora Pentium.

· Sun Microsystems y Compaq Computers desarrollan productos para este mercado y utilizan computadoras o servidores superiores que trabajan en grupo.

· Las start-up Parabon Computation de Fairfax, Virginia, y Entropia de San Francisco, California, utilizan cientos de miles de computadoras hogareñas vía Internet para así aprovechar el poder de procesamiento que no se usa.

Las proteínas indican el camino

Los genes fabrican proteínas, y la forma de éstas determina el mal o buen funcionamiento del cuerpo. Hay muchas más proteínas que genes. Además, mientras que el ADN tiene un alfabeto de cuatro letras, las proteínas están compuestas por un conjunto de 20 aminoácidos.

Cada uno de los 250 tipos de células produce diferentes patrones de proteínas que cambian con el tiempo. En este momento, los científicos no saben exactamente lo que hacen estos patrones. Por otro lado, los medicamentos sólo afectan a 500 proteínas.

Structural GenomiX , un gigante de la biotecnología, invertirá US$ 500 millones durante los próximos cinco años para determinar la forma de sólo 5.000 proteínas. Otras empresas invertirán otros millones más para hacer lo mismo porque muchas drogas se introducen en los espacios de las moléculas de las proteínas y modifican la manera en que se comportan estas moléculas. Una vez que se conozca la forma y comportamiento de las moléculas, será posible crear drogas personalizadas.

Eventualmente, esta información se podrá utilizar para crear un chip capaz de determinar un tratamiento óptimo para un paciente específico.

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