El fútbol seguirá parado

Así lo aseguró Futbolistas Argentinos Agremiados, que pretende una respuesta definitiva por parte de los clubes. La deuda que las instituciones mantienen con los jugadores supera, sólo en primera división, los US$ 50 millones.

2 mayo, 2001

River debe US$ 12 millones, Boca US$ 8 millones, Vélez US$ 6 millones, entre todos acumulan una deuda con sus planteles que sólo en el caso de los equipos de primera división supera holgadamente los US$ 50 millones.

Este fue uno de los motivos que generaron que la noche previa al Día del Trabajador, el gremio que nuclea a los profesionales de este deporte –Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA)- decidiera ir al paro, que por ahora, augura nada de fútbol para el fin de semana.

Si bien el Gobierno se mostró preocupado desde el primer momento –la ministra de Trabajo Patricia Bullrich lidera la mediación-, el rumor de una conciliación obligatoria fue desmentido en forma terminante.

“No hay conflicto de intereses –dijo Bullrich- sino una cuestión salarial, porque los clubes les deben a sus empleados que son los jugadores”.

En estos momentos, las partes mantienen una reunión con las autoridades del ministerio de Trabajo, aunque se descarta que si los clubes no pagan algo de la deuda y no anuncian una reestructuración del resto, el fútbol no se reiniciará y peor aun, afectará a los compromisos que los clubes argentinos tienen pendientes por la Copa Libertadores.

Esta posibilidad desvela a los dirigentes que podrían perder miles de dólares en ingresos por televisación, más los acuerdos ya pactados con la Confederación Sudamericana.

Colón, Los Andes, Arsenal y Quilmes son los únicos clubes que prácticamente están al día.

Los jugadores de este último club, junto a los de Banfield, fueron los que exigieron que los equipos que disputan la Copa Libertadores (San Lorenzo, Boca, Rosario Central y River) también cesen con sus encuentros ya que a su entender ellos también encaran instancias decisivas en sus torneos –jugaran la final del Ascenso a primera-.

A pesar de estas voces, se jugarán las fechas del campeonato sudamericano hasta el día 16 de mayo, si para esa fecha no hubiese acuerdo, también se detendrán esos cotejos.

Justamente en el Ascenso, hay situaciones que para Agremiados son dramáticas: planteles que no cobran desde hace varios meses, reducciones brutales de los sueldos y condiciones de trabajo increíbles comparadas con el lujo de algunos clubes de primera.

Mientras planteles como el de Boca (que se conforma por ahora con que le paguen las deudas de la Copa Europeo-sudamericana), o el de River (cuyos sueldos les permiten una mayor tranquilidad), o el de Colón (que asegura que para en solidaridad con el resto de los jugadores del país), tienen una postura flexible, los equipos del Ascenso y la primera B, por caso, mantienen a sus equipos casi de milagro, o muchos aseguraron “que pasan hambre”, “que no pueden viajar”, “o que deben dedicarse a actividades paralelas para vivir”.

Esta realidad también contrasta con la de las empresas que televisan los partidos, los empresarios y la AFA misma, que siguen facturando en alza, mientras los clubes declaran deudas astronómicas.

La AFA, con el respaldo de Repsol YPF (nuevo sponsor de la Selección Nacional) consiguió un préstamo de US$ 15 millones, sin embargo la propuesta le pareció insuficiente a los jugadores.

River debe US$ 12 millones, Boca US$ 8 millones, Vélez US$ 6 millones, entre todos acumulan una deuda con sus planteles que sólo en el caso de los equipos de primera división supera holgadamente los US$ 50 millones.

Este fue uno de los motivos que generaron que la noche previa al Día del Trabajador, el gremio que nuclea a los profesionales de este deporte –Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA)- decidiera ir al paro, que por ahora, augura nada de fútbol para el fin de semana.

Si bien el Gobierno se mostró preocupado desde el primer momento –la ministra de Trabajo Patricia Bullrich lidera la mediación-, el rumor de una conciliación obligatoria fue desmentido en forma terminante.

“No hay conflicto de intereses –dijo Bullrich- sino una cuestión salarial, porque los clubes les deben a sus empleados que son los jugadores”.

En estos momentos, las partes mantienen una reunión con las autoridades del ministerio de Trabajo, aunque se descarta que si los clubes no pagan algo de la deuda y no anuncian una reestructuración del resto, el fútbol no se reiniciará y peor aun, afectará a los compromisos que los clubes argentinos tienen pendientes por la Copa Libertadores.

Esta posibilidad desvela a los dirigentes que podrían perder miles de dólares en ingresos por televisación, más los acuerdos ya pactados con la Confederación Sudamericana.

Colón, Los Andes, Arsenal y Quilmes son los únicos clubes que prácticamente están al día.

Los jugadores de este último club, junto a los de Banfield, fueron los que exigieron que los equipos que disputan la Copa Libertadores (San Lorenzo, Boca, Rosario Central y River) también cesen con sus encuentros ya que a su entender ellos también encaran instancias decisivas en sus torneos –jugaran la final del Ascenso a primera-.

A pesar de estas voces, se jugarán las fechas del campeonato sudamericano hasta el día 16 de mayo, si para esa fecha no hubiese acuerdo, también se detendrán esos cotejos.

Justamente en el Ascenso, hay situaciones que para Agremiados son dramáticas: planteles que no cobran desde hace varios meses, reducciones brutales de los sueldos y condiciones de trabajo increíbles comparadas con el lujo de algunos clubes de primera.

Mientras planteles como el de Boca (que se conforma por ahora con que le paguen las deudas de la Copa Europeo-sudamericana), o el de River (cuyos sueldos les permiten una mayor tranquilidad), o el de Colón (que asegura que para en solidaridad con el resto de los jugadores del país), tienen una postura flexible, los equipos del Ascenso y la primera B, por caso, mantienen a sus equipos casi de milagro, o muchos aseguraron “que pasan hambre”, “que no pueden viajar”, “o que deben dedicarse a actividades paralelas para vivir”.

Esta realidad también contrasta con la de las empresas que televisan los partidos, los empresarios y la AFA misma, que siguen facturando en alza, mientras los clubes declaran deudas astronómicas.

La AFA, con el respaldo de Repsol YPF (nuevo sponsor de la Selección Nacional) consiguió un préstamo de US$ 15 millones, sin embargo la propuesta le pareció insuficiente a los jugadores.

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