Doble management y otros defectos pesan sobre Airbus

La purga en la cúpula de Airbus y del holding que la controla ha permitido superar una crisis de gestión. Pero analistas y ejecutivos del sector temen que no haya resuelto problemas más profundos de ambas.

5 julio, 2006

Los principales accionistas de la European Aeronautic, Defense & Space company (Eads), en realidad un emprendimiento francoalemán, ha despedido a Noël Forgéard como codirector ejecutivo y a Gustav Humber como director ejecutivo de Airbus. Ello resultó de una demora muy perjudicial en la línea del A380, un avión más grande (550 plazas) que el venerable Boeing 747.

Pero las decisiones no desmantelaron la doble conducción de Eads: dos presidentes de junta, dos directores ejecutivos. Este arreglo, se supone, equilibra la influencia alemana con la francesa pero, por el contrario, ha sido fuente perpetua de fricciones políticas y personales.

Mientras algunos analistas –no todos- aprueban los cambios, los nuevos directivos –ambos son galos y tienen antecedentes en la materia- deberán moverse en la red de jerarquías y responsabilidades que, nuevamente, refleja situaciones políticas, no una lógica de management. Eso puede arrasar con los compromisos contraídos por los nuevos conductores.

“Trabajaremos duro y mancomunados para sacar de dificultades a Eads”, sostiene Louis Gallois (nuevo codirector ejecutivo), en una declaración conjunta con Thomas Enders, un alemán que ya era codirector. “La prioridad inmediata es el A380”, agregó. Gallois fue ejecutivo del sector hasta que pasó a la Société Nationale des Chemins de Fer. Se lo considera un operador del presidente Jacques Chirac.

El problema está en otro lado: el germano Christian Streiff, recién designado director de Airbus, será responsable ante Enders, no ante Gallois. El alemán supervisa el lado militar de Eads, a cargo de aviones, helicópteros y proyectiles, no de máquinas comerciales. Su nombramiento fue exigido por DaimlerChrysler, el mayor accionista germano (sus contrapartes francesas son el grupo Lagardère Group y el estado). Proveniente del centro industrial de St.Gobain, Streiff le vendía partes a Mercedes-Benz y forjó sólidos vínculos con sus ejecutivos. Como se ve, otro caso de amiguismo poco racional.

Para complicar más las cosas, Eads está negociando comprar la parte minoritaria de un socio de Airbus, la británica BAE Systems, por € 2.750 millones (US$ 3.500 millones). La valuación, hecha por Banque Rothschild, sorprendió a muchos expertos por lo baja y siembra dudas sobre el valor total de Eads.

Pese a tantas reservas, se estima que la purga fue crucial para estabilizar a Eads. Informes sobre Forgéard y una venta de acciones en Eads antes de conocerse la demora del A380 erosionaron la confianza de los inversores. Estaba claro que el hombre ya no actuaba en interés de los accionistas.

Curiosamente, el cimbronazo obscureció una notable victoria de Eads. Hace una semana, ganó el primer contrato directo con el Pentágono, para entregar 350 helicópteros todoterreno, por US$ 3.000 millones.

El sector opina que, ya sin participaciones minoritarias, Airbus exige una mano firme (no dos). Además en A380, la firma esta rediseñando su modelo mediano y tratará de presentarlo a fines de este mismo mes. Antes conocida con A350, la nave se llama hora A370. Pero usuarios de Airbus como Singapore Airlines señalan que no puede competir con el Boeing 787. Para colmo, los norteamericanos están promoviendo el 747-8, una versión del jumbo, pensada como alternativa al A380. Por ahora, no encuentra gran interés en las aerolíneas, quizá por lo mismo que puede ocurrirle al A380: la era de los aviones gigantescos quizá se acerque a su fin.

Los principales accionistas de la European Aeronautic, Defense & Space company (Eads), en realidad un emprendimiento francoalemán, ha despedido a Noël Forgéard como codirector ejecutivo y a Gustav Humber como director ejecutivo de Airbus. Ello resultó de una demora muy perjudicial en la línea del A380, un avión más grande (550 plazas) que el venerable Boeing 747.

Pero las decisiones no desmantelaron la doble conducción de Eads: dos presidentes de junta, dos directores ejecutivos. Este arreglo, se supone, equilibra la influencia alemana con la francesa pero, por el contrario, ha sido fuente perpetua de fricciones políticas y personales.

Mientras algunos analistas –no todos- aprueban los cambios, los nuevos directivos –ambos son galos y tienen antecedentes en la materia- deberán moverse en la red de jerarquías y responsabilidades que, nuevamente, refleja situaciones políticas, no una lógica de management. Eso puede arrasar con los compromisos contraídos por los nuevos conductores.

“Trabajaremos duro y mancomunados para sacar de dificultades a Eads”, sostiene Louis Gallois (nuevo codirector ejecutivo), en una declaración conjunta con Thomas Enders, un alemán que ya era codirector. “La prioridad inmediata es el A380”, agregó. Gallois fue ejecutivo del sector hasta que pasó a la Société Nationale des Chemins de Fer. Se lo considera un operador del presidente Jacques Chirac.

El problema está en otro lado: el germano Christian Streiff, recién designado director de Airbus, será responsable ante Enders, no ante Gallois. El alemán supervisa el lado militar de Eads, a cargo de aviones, helicópteros y proyectiles, no de máquinas comerciales. Su nombramiento fue exigido por DaimlerChrysler, el mayor accionista germano (sus contrapartes francesas son el grupo Lagardère Group y el estado). Proveniente del centro industrial de St.Gobain, Streiff le vendía partes a Mercedes-Benz y forjó sólidos vínculos con sus ejecutivos. Como se ve, otro caso de amiguismo poco racional.

Para complicar más las cosas, Eads está negociando comprar la parte minoritaria de un socio de Airbus, la británica BAE Systems, por € 2.750 millones (US$ 3.500 millones). La valuación, hecha por Banque Rothschild, sorprendió a muchos expertos por lo baja y siembra dudas sobre el valor total de Eads.

Pese a tantas reservas, se estima que la purga fue crucial para estabilizar a Eads. Informes sobre Forgéard y una venta de acciones en Eads antes de conocerse la demora del A380 erosionaron la confianza de los inversores. Estaba claro que el hombre ya no actuaba en interés de los accionistas.

Curiosamente, el cimbronazo obscureció una notable victoria de Eads. Hace una semana, ganó el primer contrato directo con el Pentágono, para entregar 350 helicópteros todoterreno, por US$ 3.000 millones.

El sector opina que, ya sin participaciones minoritarias, Airbus exige una mano firme (no dos). Además en A380, la firma esta rediseñando su modelo mediano y tratará de presentarlo a fines de este mismo mes. Antes conocida con A350, la nave se llama hora A370. Pero usuarios de Airbus como Singapore Airlines señalan que no puede competir con el Boeing 787. Para colmo, los norteamericanos están promoviendo el 747-8, una versión del jumbo, pensada como alternativa al A380. Por ahora, no encuentra gran interés en las aerolíneas, quizá por lo mismo que puede ocurrirle al A380: la era de los aviones gigantescos quizá se acerque a su fin.

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