Detroit, víctima de una burbuja que se desinfla desde 2005
También la industria automotriz norteamericana ha vivido una larga exuberancia irracional, cifrada en esos utilitarios deportivos que tragan nafta. Ahora, General Motors, Ford Motor y Chrysler pagan el precio.
La corriente década ha visto implosionar la burbuja puntocom (empresas que ni siquiera llevaban libros), la de malas hipotecas y la de crédito fácil. Ahora, los analistas se hallan ante la burbuja automotriz, que realmente data de 2000. Mientras las vivienda alcanzaban precios sin antecedentes, Detroit –que abarca también firmas como Toyota, Nissan, Honda, etc.- aumentaba ventas desde 2000 y hasta 2006.
En julio de 2005, se llegó al máximo de 21 millones de unidades vendidas. Pero, a partir de 2001, GM sembraba la semilla del desastre ofreciendo descuentos y facilidades crediticias sin parangón. El resto se unió y sus condiciones al público terminaron igualando a las imperantes para el personal, inclusive préstamos sin intereses por hasta seis años. Paralelamente, se colocaban unidades entre empresas de alquiler, a precios de liquidación, sólo para inflar las cifras de ventas.
Durante gran parte de los años 90, las compañías vendían unos quince millones anuales en total. A acercarse el siglo XXI, la nafta seguía barata y la burbuja puntocom llenaba los bolsillos de la clase media urbana. En el fatídico 2000, se colocaron 17.400.000 unidades y, durante cinco años, ese volumen continuó alrededor de 17 millones.
Pero las ventas empezaron a decaer en 2006 y este año, con suerte, volverán a los quince millones de los 90. Con una diferencia: las tres compañías de Detroit han perdido porciones de mercado en EE.UU.-Canadá y el mundo. Toyota es líder y Ford marcha quinta o sexta en el planeta. Días atrás, la consultoría Global Insight redujo su proyección para 2008 a menos de aquellos quince millones. Además, sostuvo que los máximos retornarían no ya en 2010, sino en 2012.
