DaimlerChrysler ha terminado de conventirse en Daimler, a secas

Se completó la venta de 80,1% de Chrysler group a Cerberus Capital management, tras nueve años de desastroso matrimonio. Ahora el fondo experto en compras apalancadas debe reunir US$ 10.500 millones para cumplir su parte del trato.

4 agosto, 2007

En un comunicad, Daimler señala que tomará US$ 1.500 millones en deudas pendientes, para ayudar a Cerberus, retendrá 19,9% en ese paquete -que se rebautiza como Chrysler holding- y pasará a cotizar en Fráncfort. CH volverá al pentáculo como marca y algunos se preguntan cuánto tardarán los ex socios en sacarse de encima a Dieter Zetsche y Tommaso LaSorda, responsables finales del descalabro en Detroit.

“Era una alianza mal concebida y no tenía sentido desde el primer momento. Pocas veces dos equipos de management se equivocaron hasta semejante punto”. Así sostienen los consultores especializados Morgan Keegan & Co. En 1998 se insistía en una “fusión entre iguales”, pero “nunca lo fue y debió haber sido desecha en los primeros años”, sostiene Kirk Kerkorian, ducho en esos negocios.

Una compra por US$ 36.000 millones es hoy una malventa por 7.400 millones más 12.000 millones en deuda nueva. En teoría, Cerberus pretende relanzar Chrysler y, de paso, Tower Automotive: el 31 de julio pagaba mil millones por la proveedora de carrocerías, que estaba al borde de la quiebra.

Cerberus Capital está en apariencoa dirigido por John Snow, un ex secretario de hacienda de George W.Bush, cuya gestión fue mediocre. Pero los planes del fondo cerrado no pintan bien. Por un lado, sus competidores proyectan nuevos modelos para afrontar el avance de Toyota (vende ya casi como Ford eb Estados Unidos-Canadá) o Honda, que supera a Chrysler en igual rubro.

Por otra parte, la crisis de liquidez originada en hipotecas usurarias llega al financiamiento de compas apalancadas y uno de los perjudicados es Cerberus. Eso hizo que Daimler se apurara en cerrar la venta para no exponerse a ser nuevamente “DaimlerChrysler”.

Los US$ 1.500 millones en deudas que asumen los alemanes forman parte de 12.000 millones en préstamos secundarios al ex Chrysler group. Ahora, no encontraban tomadores en un mercado tan seco en Alemania como en EE.UU. Un consorcio de bancos encabezado por JP Morgan Chase se ha hecho cargo de los 10.500 restantes y busca inversores dispuesto a comprar los títulos.

En otro plano, la división crediticia de Chrysler ya había colocado US$ 8.000 millones antes de que la iliquidez castigase los mercados de deuda privada. Resta otro problema: el destino de la red global de concesionarios ex DaimlerChrysler, algunos de los cuales volverán a ser Mercedes Benz, otros lucirán el pentáculo y un tercer grupo desaparecerá.

En un comunicad, Daimler señala que tomará US$ 1.500 millones en deudas pendientes, para ayudar a Cerberus, retendrá 19,9% en ese paquete -que se rebautiza como Chrysler holding- y pasará a cotizar en Fráncfort. CH volverá al pentáculo como marca y algunos se preguntan cuánto tardarán los ex socios en sacarse de encima a Dieter Zetsche y Tommaso LaSorda, responsables finales del descalabro en Detroit.

“Era una alianza mal concebida y no tenía sentido desde el primer momento. Pocas veces dos equipos de management se equivocaron hasta semejante punto”. Así sostienen los consultores especializados Morgan Keegan & Co. En 1998 se insistía en una “fusión entre iguales”, pero “nunca lo fue y debió haber sido desecha en los primeros años”, sostiene Kirk Kerkorian, ducho en esos negocios.

Una compra por US$ 36.000 millones es hoy una malventa por 7.400 millones más 12.000 millones en deuda nueva. En teoría, Cerberus pretende relanzar Chrysler y, de paso, Tower Automotive: el 31 de julio pagaba mil millones por la proveedora de carrocerías, que estaba al borde de la quiebra.

Cerberus Capital está en apariencoa dirigido por John Snow, un ex secretario de hacienda de George W.Bush, cuya gestión fue mediocre. Pero los planes del fondo cerrado no pintan bien. Por un lado, sus competidores proyectan nuevos modelos para afrontar el avance de Toyota (vende ya casi como Ford eb Estados Unidos-Canadá) o Honda, que supera a Chrysler en igual rubro.

Por otra parte, la crisis de liquidez originada en hipotecas usurarias llega al financiamiento de compas apalancadas y uno de los perjudicados es Cerberus. Eso hizo que Daimler se apurara en cerrar la venta para no exponerse a ser nuevamente “DaimlerChrysler”.

Los US$ 1.500 millones en deudas que asumen los alemanes forman parte de 12.000 millones en préstamos secundarios al ex Chrysler group. Ahora, no encontraban tomadores en un mercado tan seco en Alemania como en EE.UU. Un consorcio de bancos encabezado por JP Morgan Chase se ha hecho cargo de los 10.500 restantes y busca inversores dispuesto a comprar los títulos.

En otro plano, la división crediticia de Chrysler ya había colocado US$ 8.000 millones antes de que la iliquidez castigase los mercados de deuda privada. Resta otro problema: el destino de la red global de concesionarios ex DaimlerChrysler, algunos de los cuales volverán a ser Mercedes Benz, otros lucirán el pentáculo y un tercer grupo desaparecerá.

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