Con o sin Kerkorian, existen riesgos de crisis automotriz

El pase a chatarra dispuesto por Standard & Poor’s- que Moody’s está contemplando– para los bonos General Motors y Ford no era novedad. Pero contribuye a un clima ya enrarecido por un magnate especulador.

6 mayo, 2005

La calificadora abrigas serias duda en cuanto a que ambas empresas logren recobrar ventajas competitivas en un lapso razonable. En gran medida, porque sus ganancias dependen demasiado de los utilitarios deportivos, rubro castigado por una prolongada caída de ventas. A su vez, ésta se relaciona con saturación en el segmento y aumento de combustibles.

Pero hay otro factor: las dos gigantes son poco flexibles y su management es francamente anticuados. Tanto que no se necesitan intrigas como la de Kirk Kerkorian para sospechar que las dos cúpular están en peligros de zozobrar y ser despdidas por la asamblea de accionistas. Exactamente lo que está por ocurrir en Daimler, Alemania, cuya toma de Chrysler en 1998 salvo a una firma quebrada –al asunto no era ajeno Kerkorian-, pero les creó a los alemanes un drenaje financiero que continúa.

Por supues, es verdad que la penetración japonesa, particularmente la de Toyota, ha ido en desmedro de las autotrices norteamericanas en franjas como las de camionetas y sedanes. Entretanto, las reducciones de costos –inclusive en personal y planes jubilatorios- no han compensado las pérdidas comerciales. En cuanto a GM, la espectacular propuesta de Kerkorian (ofrece comprar acciones a US$ 31 cada una), para elevar a 8,8% su parte en el paquete, dista de un desenlace claro e inquieta a las calificadoras, según señalara S&P.

Resulto revelador es que degradación alcanzase a General Motors Acceptance y Ford Motor Credit, los muy rentables brazos financieros de ambas compañías. En resumen, la agencia rebajó dos escalones la nota de GM (de BBB a BB+) y un la de Ford (BBB- a BB+). Desde la segundo fin de semana del abrul, el mercado aguardaba similares decisiones por parte de Moody’s y Fitch.

Sin duda, Kerkorian estaba al tanto de lo S&P iba a hacer al día siguiente de su espectacular manioba. Seguramente eso explica que, por lo menos hasta el jueves, el millonario no haya comprado un solo papel de GM. Varios analistas creen al respecto, que –si la acción cede del US$ 30,85 de esa rueda- Kerkoriann puede suspender la oferta o postergarla hasta que el papel esté a menos de 25. Naturalmente, a esta altura, se perfila riesgo de que los problemas de GM y Ford sean preludio de una crisis sectorial en toda la regla. Por de prontom la poderosa Auto Workers Union debate internamente la conveniencia de flexibilizar convenios. O sea, el sindicato pone las barbas en remojo…

La calificadora abrigas serias duda en cuanto a que ambas empresas logren recobrar ventajas competitivas en un lapso razonable. En gran medida, porque sus ganancias dependen demasiado de los utilitarios deportivos, rubro castigado por una prolongada caída de ventas. A su vez, ésta se relaciona con saturación en el segmento y aumento de combustibles.

Pero hay otro factor: las dos gigantes son poco flexibles y su management es francamente anticuados. Tanto que no se necesitan intrigas como la de Kirk Kerkorian para sospechar que las dos cúpular están en peligros de zozobrar y ser despdidas por la asamblea de accionistas. Exactamente lo que está por ocurrir en Daimler, Alemania, cuya toma de Chrysler en 1998 salvo a una firma quebrada –al asunto no era ajeno Kerkorian-, pero les creó a los alemanes un drenaje financiero que continúa.

Por supues, es verdad que la penetración japonesa, particularmente la de Toyota, ha ido en desmedro de las autotrices norteamericanas en franjas como las de camionetas y sedanes. Entretanto, las reducciones de costos –inclusive en personal y planes jubilatorios- no han compensado las pérdidas comerciales. En cuanto a GM, la espectacular propuesta de Kerkorian (ofrece comprar acciones a US$ 31 cada una), para elevar a 8,8% su parte en el paquete, dista de un desenlace claro e inquieta a las calificadoras, según señalara S&P.

Resulto revelador es que degradación alcanzase a General Motors Acceptance y Ford Motor Credit, los muy rentables brazos financieros de ambas compañías. En resumen, la agencia rebajó dos escalones la nota de GM (de BBB a BB+) y un la de Ford (BBB- a BB+). Desde la segundo fin de semana del abrul, el mercado aguardaba similares decisiones por parte de Moody’s y Fitch.

Sin duda, Kerkorian estaba al tanto de lo S&P iba a hacer al día siguiente de su espectacular manioba. Seguramente eso explica que, por lo menos hasta el jueves, el millonario no haya comprado un solo papel de GM. Varios analistas creen al respecto, que –si la acción cede del US$ 30,85 de esa rueda- Kerkoriann puede suspender la oferta o postergarla hasta que el papel esté a menos de 25. Naturalmente, a esta altura, se perfila riesgo de que los problemas de GM y Ford sean preludio de una crisis sectorial en toda la regla. Por de prontom la poderosa Auto Workers Union debate internamente la conveniencia de flexibilizar convenios. O sea, el sindicato pone las barbas en remojo…

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