Computer Associates: activan investigaciones judiciales

Desde hace algunas semanas, se reactivan acciones en torno de Computer Associates y sus maniobras contables de hace años. Ahora, un gran jurado en Brooklyn está emplazando a ex empleados y antiguos clientes de la firma creada por Charles Wang.

22 noviembre, 2002

En rigor, la Securities & Exchange Commission abrió sumario
hace un año, pero las cosas iban con llamativa parsimonia. La formación
del gran jurado indica que los fiscales neoyorquinos han tomado las investigaciones
en sus manos para acelerarlas. En lo fundamental, se sospecha que los máximos
directivos de CA inflaron ventas y utilidades, en los balances de 1995 a 1998,
para obtener bonificaciones por US$ 1.100 millones, ligadas al desempeño
de las acciones en Wall Street.

Posteriormente, en 2000, la firma efectuó una reforma contable que permitía
asentar dos veces ciertas ventas y ganancias. Según han declarado varios
empleados -algunos todavía en CA-, se quería ocultar el hecho
de haber inflado resultados en cuatro balances sucesivos.

En esta fase, Allstate Corporation (cliente) y Mary Welch, ex empleada,
han sido emplazadas para dar testimonio o aportar documentos al jurado. Ni actuales
ni ex ejecutivos de Computer Associates han sido citados hasta el momento
pero, el lunes, Charles Wang -fundador de la firma- anunció que abandonaría
inmediatamente la presidencia.

Pese a tantas señales, los miembros del actual directorio y sus antecesores
se niegan a decir si han recibido emplazamientos o si fueron interrogados por
fiscales. Este selecto grupo incluye nombres tan prominentes como Richard Grasso,
hoy CEO del New York Stock Exchange, y el ex senador Alfonso M. D´Amato.

Abogados expertos en delitos de guante blanco aclararon que los emplazamientos
no implican, de por sí, que las cosas hayan llegado a un punto crítico.
Pero sí demuestran que la justicia considera relevante avanzar en el
caso.

Las citaciones “no trasuntan cargos formales inminentes, sino un marcado
interés en llegar al fondo del asunto sin esperar a la SEC”, opinaba
Seth Taube, ex funcionario de la propia comisión de bolsas y valores.

Durante el período bajo escrutinio, Wang, Sanjay Kumar (entonces presidente)
y Russell Artzt -vicepresidente ejecutivo- llegaron a compartir de 20 a 25 millones
de papeles CA. Se trataba, como siguió siendo común en EE.UU.,
de incentivos o premios en forma de opciones accionarias. ¿Por qué
se les otorgaron? Porque un maquillaje contable logró que CA cotizase
por encima de US$ 53,33 la acción por sesenta días seguidos dentro
de un mismo lapso de doce meses.

En mayo de 1998, entonces, los tres hombres “ganaron” US$ 1.100.000
en acciones que, dos meses más tarde, se vinieron abajo pues CA reveló
que ventas y utilidades no alcanzarían los niveles anticipados. Pero
el trío había vendido sus tenencias con buena ganancia, por lo
cual muchos accionistas, inversores y analistas se preguntaron si la firma no
conocería ya ese problema al pagar los premios.

Les Zuke, vocero de Ernst &Young -auditores externos de Computer
Associates
hasta julio de 1999-, aclaró ayer que el estudio aún
no había sido citado. Robert Zeitlingfer, su colega en KPMG (los auditores
actuales) dijo que el estudio “no comenta investigaciones a clientes”.

En rigor, la Securities & Exchange Commission abrió sumario
hace un año, pero las cosas iban con llamativa parsimonia. La formación
del gran jurado indica que los fiscales neoyorquinos han tomado las investigaciones
en sus manos para acelerarlas. En lo fundamental, se sospecha que los máximos
directivos de CA inflaron ventas y utilidades, en los balances de 1995 a 1998,
para obtener bonificaciones por US$ 1.100 millones, ligadas al desempeño
de las acciones en Wall Street.

Posteriormente, en 2000, la firma efectuó una reforma contable que permitía
asentar dos veces ciertas ventas y ganancias. Según han declarado varios
empleados -algunos todavía en CA-, se quería ocultar el hecho
de haber inflado resultados en cuatro balances sucesivos.

En esta fase, Allstate Corporation (cliente) y Mary Welch, ex empleada,
han sido emplazadas para dar testimonio o aportar documentos al jurado. Ni actuales
ni ex ejecutivos de Computer Associates han sido citados hasta el momento
pero, el lunes, Charles Wang -fundador de la firma- anunció que abandonaría
inmediatamente la presidencia.

Pese a tantas señales, los miembros del actual directorio y sus antecesores
se niegan a decir si han recibido emplazamientos o si fueron interrogados por
fiscales. Este selecto grupo incluye nombres tan prominentes como Richard Grasso,
hoy CEO del New York Stock Exchange, y el ex senador Alfonso M. D´Amato.

Abogados expertos en delitos de guante blanco aclararon que los emplazamientos
no implican, de por sí, que las cosas hayan llegado a un punto crítico.
Pero sí demuestran que la justicia considera relevante avanzar en el
caso.

Las citaciones “no trasuntan cargos formales inminentes, sino un marcado
interés en llegar al fondo del asunto sin esperar a la SEC”, opinaba
Seth Taube, ex funcionario de la propia comisión de bolsas y valores.

Durante el período bajo escrutinio, Wang, Sanjay Kumar (entonces presidente)
y Russell Artzt -vicepresidente ejecutivo- llegaron a compartir de 20 a 25 millones
de papeles CA. Se trataba, como siguió siendo común en EE.UU.,
de incentivos o premios en forma de opciones accionarias. ¿Por qué
se les otorgaron? Porque un maquillaje contable logró que CA cotizase
por encima de US$ 53,33 la acción por sesenta días seguidos dentro
de un mismo lapso de doce meses.

En mayo de 1998, entonces, los tres hombres “ganaron” US$ 1.100.000
en acciones que, dos meses más tarde, se vinieron abajo pues CA reveló
que ventas y utilidades no alcanzarían los niveles anticipados. Pero
el trío había vendido sus tenencias con buena ganancia, por lo
cual muchos accionistas, inversores y analistas se preguntaron si la firma no
conocería ya ese problema al pagar los premios.

Les Zuke, vocero de Ernst &Young -auditores externos de Computer
Associates
hasta julio de 1999-, aclaró ayer que el estudio aún
no había sido citado. Robert Zeitlingfer, su colega en KPMG (los auditores
actuales) dijo que el estudio “no comenta investigaciones a clientes”.

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