Cirio: liquidan un símbolo de la industria alimentaria italiana

Fracasado el salvataje “in extremis”, se inicia la liquidación de Cirio, firma fundada en 1856 –todavía Italia no se había unificado-, a partir de un invento para conservar verduras. La reprivatización de 1993 no sirvió de mucho.

2 agosto, 2003

En 1856, el joven piamontés Francesco Cirio tuvo una idea: conservar verduras y legumbres para vender fuera de estación. Ya en 1867, la marca empieza a participar en grandes ferias y exposiciones internacionales. En 1894, Francesco se muda a Nápoles. Pero se le van los humos a la cabeza, se sobrexpande a Gran Bretaña, luego a Australia, y pide la quiebra en 1897. El fundador muere en 1900 y la empresa pasa a los hermanos Signorini, que exportarán productos Cirio a medio mundo (Argentina inclusive, donde fabricará mermeladas y confituras).

Después de la II guerra mundial, el grupo se amplía en líneas de productos y geografía. En 1969, sobreviene la primera de varias crisis y, dos años más tarde, el holding estatal SME (luego origen de un proceso que asedia a Silvio Berlusconi) se convierte en accionista principal. En 1986, el grupo De Rica entra en el paquete. Sin éxito, ya que en 1993 la firma se reprivatiza y es absorbida por el holding de Sergio Cragnotti.

En 1999, la división quesos pasó a la norteamericana Del Monte Royal Foods. Por entonces, la marca Cirio facturaba anualmente unos mil millones de euros. Pero, en noviembre último se inicia el desbarranque: Cragnotti se declara insolvente respecto de vencimientos crediticios por € 150 millones. El último día de julio, se resuelve la liquidación de Cirio, nombre que en el Río de la Plata ya no existe desde hace años.

La liquidación prevé ceder o vender todas las actividades de Cirio, aunque los actuales controlantes quieren retener la gestión y desprenderse sólo de activos no estratégicos, Por su parte, los tenedores de obligaciones no serán acreedores privilegiados, carácter que sólo tendrán el personal y los acreedores que hayan obtenido garantías. Los bancos Capitalia, UniCredito, Intesa y SanPaolo-IMI están dispuestos a timonear un eventual emprendimiento de rescate, posterior a la liquidación.

Quedan aspectos poco claros. Entre ellos, extrañas maniobras –hace un mes- para substraer del concurso el patrimonio de la familia Cragnotti y los fondos del club Lazio. A su vez, éstos derivan de un apresurado aumento del capital social, por € 55 millones, dispuesto justo un año atrás. Esto es habitual en el fútbol italiano, repleto de clubes insolventes, clanes empresarios, políticos y personajes turbios.

En 1856, el joven piamontés Francesco Cirio tuvo una idea: conservar verduras y legumbres para vender fuera de estación. Ya en 1867, la marca empieza a participar en grandes ferias y exposiciones internacionales. En 1894, Francesco se muda a Nápoles. Pero se le van los humos a la cabeza, se sobrexpande a Gran Bretaña, luego a Australia, y pide la quiebra en 1897. El fundador muere en 1900 y la empresa pasa a los hermanos Signorini, que exportarán productos Cirio a medio mundo (Argentina inclusive, donde fabricará mermeladas y confituras).

Después de la II guerra mundial, el grupo se amplía en líneas de productos y geografía. En 1969, sobreviene la primera de varias crisis y, dos años más tarde, el holding estatal SME (luego origen de un proceso que asedia a Silvio Berlusconi) se convierte en accionista principal. En 1986, el grupo De Rica entra en el paquete. Sin éxito, ya que en 1993 la firma se reprivatiza y es absorbida por el holding de Sergio Cragnotti.

En 1999, la división quesos pasó a la norteamericana Del Monte Royal Foods. Por entonces, la marca Cirio facturaba anualmente unos mil millones de euros. Pero, en noviembre último se inicia el desbarranque: Cragnotti se declara insolvente respecto de vencimientos crediticios por € 150 millones. El último día de julio, se resuelve la liquidación de Cirio, nombre que en el Río de la Plata ya no existe desde hace años.

La liquidación prevé ceder o vender todas las actividades de Cirio, aunque los actuales controlantes quieren retener la gestión y desprenderse sólo de activos no estratégicos, Por su parte, los tenedores de obligaciones no serán acreedores privilegiados, carácter que sólo tendrán el personal y los acreedores que hayan obtenido garantías. Los bancos Capitalia, UniCredito, Intesa y SanPaolo-IMI están dispuestos a timonear un eventual emprendimiento de rescate, posterior a la liquidación.

Quedan aspectos poco claros. Entre ellos, extrañas maniobras –hace un mes- para substraer del concurso el patrimonio de la familia Cragnotti y los fondos del club Lazio. A su vez, éstos derivan de un apresurado aumento del capital social, por € 55 millones, dispuesto justo un año atrás. Esto es habitual en el fútbol italiano, repleto de clubes insolventes, clanes empresarios, políticos y personajes turbios.

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