Chrysler se pondrá uniforme alemán

Chrysler, división estadounidense de Daimler-Chrysler Group, se ha decidido por una drástica apuesta en materia de imagen y publicidad: ponerles acento alemán a sus avisos en gráfica, radio y TV.

12 julio, 2002

La clave incluirá tres rasgos tan germánicos como ingeniería, técnica y durabilidad.

Por ende, la tercera automotriz americana se mimetizará en parte con Daimler y Mercedes Benz. Con un gancho típico: una nueva garantía por siete años o 70.000 millas (detalle objetado por los propios alemanes: la milla les parece una extravagancia anglosajona, para colmo con tres metrajes diferentes). En síntesis, será la primera campaña europeizante tras la compra de Chrysler por Daimler Benz, 1998.

La idea es recobrar ventas y la imagen germana se orienta a dos tipos de competidores: (a) las locales GM y Ford, especialmente porque la primera podría absorber Fiat Auto; (b) Toyota y otros concurrentes asiáticos cuyo punto fuerte es la ecuación precio-rendimiento.

“Cuando usted dice alemán, de inmediato lo asocia con calidad. Eso buscamos”, explica George Murphy, vicepresidente primero a cargo de marketing.

Otros no son tan optimistas respecto de “una estrategia con riesgos. Por ejemplo, acabar en la tierra de nadie, o sea sin un segmento de usuarios claramente definido”, objeta Randal Scott, de la agencia Addison Whitney.

La clave incluirá tres rasgos tan germánicos como ingeniería, técnica y durabilidad.

Por ende, la tercera automotriz americana se mimetizará en parte con Daimler y Mercedes Benz. Con un gancho típico: una nueva garantía por siete años o 70.000 millas (detalle objetado por los propios alemanes: la milla les parece una extravagancia anglosajona, para colmo con tres metrajes diferentes). En síntesis, será la primera campaña europeizante tras la compra de Chrysler por Daimler Benz, 1998.

La idea es recobrar ventas y la imagen germana se orienta a dos tipos de competidores: (a) las locales GM y Ford, especialmente porque la primera podría absorber Fiat Auto; (b) Toyota y otros concurrentes asiáticos cuyo punto fuerte es la ecuación precio-rendimiento.

“Cuando usted dice alemán, de inmediato lo asocia con calidad. Eso buscamos”, explica George Murphy, vicepresidente primero a cargo de marketing.

Otros no son tan optimistas respecto de “una estrategia con riesgos. Por ejemplo, acabar en la tierra de nadie, o sea sin un segmento de usuarios claramente definido”, objeta Randal Scott, de la agencia Addison Whitney.

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