Cerberus: fondo privado, pero un desastre público

Para Steve Feinberg, otrora dueño del 80,1% en Chrysler, los últimos meses han sido un calvario, si no un Gólgota. Perdió miles de millones y prestigio. Al fin, quedó a merced del gobierno norteamericano y el arbitrio de Fiat.

11 agosto, 2009

<p>El alma de Cerberus Capital Management (CCM) tom&oacute; la mayor&iacute;a de la tercera automotriz de Detroit hace apenas dos a&ntilde;os, prometiendo revivirla. Pero, a fin de abril &uacute;ltimo, se ampar&oacute; en el t&iacute;tulo XI de ley federal para quiebras y concursos. Para entonces, la experiencia de Feinberg con Chrysler, el gobierno y la realidad econ&oacute;mica ilustraba a la perfecci&oacute;n los l&iacute;mites de los fondos extraburs&aacute;tiles &ndash;mal llamados &ldquo;privados&rdquo;- y sus compras apalancadas en lo tocante a &ldquo;sanear&rdquo; empresas y hacer dinero sin poner casi nada. <br />
Cuando CCM empez&oacute; a rondar Detroit, varios analistas ya pon&iacute;an en duda si este tipo de fondos &ndash;aprovechando el acceso a pr&eacute;stamos baratos- podr&iacute;a sacar de apuros a dinosaurios como Chrysler o GMAC. Pero, seg&uacute;n Feinberg, la industria automotriz se dar&iacute;a vuelta como nunca en la historia. As&iacute; fue, aunque no como &eacute;l supon&iacute;a.</p>
<p>Cerberus y sus coinversores finalmente pusieron US$ 7.400 millones (buena parte era deuda nueva de la propia empresa), suma hoy achicada a 1.400 millones. La idea de CCM era separar la parte industrial y unir la financiera a GMAC, ex divisi&oacute;n de General Electric en poder del fondo extraburs&aacute;til. <br />
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Hoy se sabe que era un proyecto t&iacute;pico de la burbuja crediticia. Despu&eacute;s, &eacute;sta se pinch&oacute; y fue necesario gestionar un rescate estatal por US$ 22.600 millones en 2008. A mediados de 2007, Cerberus obtuvo el derecho de comprarle Chrysler a Daimler. Para sorpresa de muchos, Feinberg consigui&oacute; apoyo de United Auto Worlers, el poderoso sindicato de Detroit.<br />
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Pero CCM y su presidente no ten&iacute;an la menor noci&oacute;n sobre c&oacute;mo manejar el negocio. Tampoco los antecedentes de SF eran tranquilizadores. Operador en Drexel Burnham Lambert, banca inversora hecha famosa por Michael Milken y sus bonos chatarra, cay&oacute; en 1987. En 1992, Feinberg estaba cofundando Cerberus, que pronto se especializ&oacute; en compras apalancadas. Chrysler fue su mayor apuesta y su peor fracaso.<br />
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El fact&oacute;tum de CCM cre&iacute;a en el gran potencial de la industria. Pero &eacute;l y Roberto Nardelli &ndash;lo hab&iacute;an despedido poco antes de Home Depot, una cadena minorista- no estuvieron a la altura del desaf&iacute;o, Tras s&oacute;lo tres meses de gesti&oacute;n, era obvio que las cosas se descarrilaban r&aacute;pidamente. El mercado no compraba los pesados, caros traganaftas de la marca y el alza de combustibles empujaba la gente a veh&iacute;culos de menor consumo. <br />
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El estancamiento de ventas acab&oacute; con el efectivo, Adem&aacute;s, mediaban los intereses crecientes sobre una deuda de US$ 10.400 millones, asociada a la compra apalancada. A principios de 2009, Feinger estaba listo para tirar la toalla. El 30 de abril, Chrysler pidi&oacute; la bancarrota para allanar la fusi&oacute;n con la italiana Fiat: hoy su director gerente, Sergio Marchionne ocupa el cargo antes en manos de Nardelli, mientras en Nueva York apuestan al fin de Cerberus.</p>
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