British Petroleum ofrece US$ 6.750 millones por petroleras rusas

Desde el lunes, British Petroleum negocia la compra de TNK International por US$ 4.500 millones. Además, sigue en tratos por el control de OAO Sidanko, firma siberiana donde ya tiene 25% del paquete. En total, invertirá US$ 6.750 millones.

12 febrero, 2003

En el caso de TNK, BP aspira a un máximo de 50%, si bien aceptaría
tomar 33,3%. La suma citada equivale a la oferta máxima, o sea la mitad
del paquete. Sea como fuere, aun reducido de a US$ 6.750 a 5.250 millones, en
conjunto sería la mayor inversión extranjera en Rusia y marcaría
un cambio radical en la actitud del gran capital mundial -y del petrolero en particular-
hacia la economía rusa. Además, toda colocación petrolera
involucra varios países de la ex URSS, hoy CEI (Comunidad de Estados Independientes).
En el caso TNK (mejor conocida por su filial Tyumen Oil), Kazajstán, Türkmenistán
y Azerbaidyán.

Mientras las empresas norteamericanas sigues renuentes, BP profundiza su estrategia
de participación y/o control en el sector hidrocarburos. De ahí
que continúe negociando para llevar de 25% a 51% su parte en Sidanko
y en dos firmas subsidiarias de TNK. Resulta irónico que BP se haya acercado
a los mismos empresarios que la habían estafado en US$ 484 millones (por
entonces, 10% de Sidanko) licuando la capitalización de la compañía
en 1997.

Pero varios expertos en el negocio internacional encuentran un explicación
simple: como la aventura bélica de Estados Unidos en Iraq está
ligada a intereses petroleros (inclusive los de la familia Bush y el vicepresidente
Richard Cheney), Levante será una región mucho más volátil
y riesgosa para extracción, refinamiento y transporte de hidrocarburos.
Sea cual fuere el resultado de la presunta guerra, los costos de esos crudos
aumentarán. Por el contrario, la CEI estará en condiciones de
negociar poder -por ejemplo, dentro de la OTAN- a expensas de Washington a cambio
de abastecimientos regulares a precios aceptables.

En esa hipótesis, el valor en mercado de grupos y empresas petroleras
locales mejorará a costa de sus competidoras occidentales. BP parece
creer lo mismo. “Sólo una blitzkrieg exitosa y un cambio de régimen
en Bagdad podrían restarle atractivos al petróleo ruso. Y esto
no parece fácil”, señalaban dos analistas en Moscú.

 

En el caso de TNK, BP aspira a un máximo de 50%, si bien aceptaría
tomar 33,3%. La suma citada equivale a la oferta máxima, o sea la mitad
del paquete. Sea como fuere, aun reducido de a US$ 6.750 a 5.250 millones, en
conjunto sería la mayor inversión extranjera en Rusia y marcaría
un cambio radical en la actitud del gran capital mundial -y del petrolero en particular-
hacia la economía rusa. Además, toda colocación petrolera
involucra varios países de la ex URSS, hoy CEI (Comunidad de Estados Independientes).
En el caso TNK (mejor conocida por su filial Tyumen Oil), Kazajstán, Türkmenistán
y Azerbaidyán.

Mientras las empresas norteamericanas sigues renuentes, BP profundiza su estrategia
de participación y/o control en el sector hidrocarburos. De ahí
que continúe negociando para llevar de 25% a 51% su parte en Sidanko
y en dos firmas subsidiarias de TNK. Resulta irónico que BP se haya acercado
a los mismos empresarios que la habían estafado en US$ 484 millones (por
entonces, 10% de Sidanko) licuando la capitalización de la compañía
en 1997.

Pero varios expertos en el negocio internacional encuentran un explicación
simple: como la aventura bélica de Estados Unidos en Iraq está
ligada a intereses petroleros (inclusive los de la familia Bush y el vicepresidente
Richard Cheney), Levante será una región mucho más volátil
y riesgosa para extracción, refinamiento y transporte de hidrocarburos.
Sea cual fuere el resultado de la presunta guerra, los costos de esos crudos
aumentarán. Por el contrario, la CEI estará en condiciones de
negociar poder -por ejemplo, dentro de la OTAN- a expensas de Washington a cambio
de abastecimientos regulares a precios aceptables.

En esa hipótesis, el valor en mercado de grupos y empresas petroleras
locales mejorará a costa de sus competidoras occidentales. BP parece
creer lo mismo. “Sólo una blitzkrieg exitosa y un cambio de régimen
en Bagdad podrían restarle atractivos al petróleo ruso. Y esto
no parece fácil”, señalaban dos analistas en Moscú.

 

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