Autos eléctricos e híbridos y sus insumos en EE.UU.

En un lapso relativamente corto, al irrumpir en los mercados los vehículos híbridos y, particularmente, eléctricos puros, prosperará –entre otros, el negocio centrado en baterías recargables. Dixon Pinner (Booz & Co.) analiza qué puede ocurrir.

19 abril, 2010

<p>Sin duda, los usuarios ir&aacute;n reemplazando en forma paulatina unidades dependientes de combustibles f&oacute;siles por modelos ecol&oacute;gicamente m&aacute;s limpios. Veh&iacute;culos h&iacute;bridos o totalmente el&eacute;ctricos, en diversas variantes, esperan en un futuro. Pero &iquest;cu&aacute;nto les llevar&aacute; recobrar capital y obtener ganancias a quienes inviertan en el sector?<br />
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La postura pesimista habla de lustros. En los pr&oacute;ximos diez a&ntilde;os, el precio de un h&iacute;brido (nafta-bater&iacute;a, por caso) a&uacute;n exceder&aacute; el de un veh&iacute;culo convencional en varios miles de d&oacute;lares. La diferencia se deber&aacute;, fundamentalmente, al costo de desarrollar unidades capaces de recorrer considerables distancias entre cargas y al precio de las propias bater&iacute;as. <br />
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Por otro lado, la infraestructura para recargar un gran n&uacute;mero de veh&iacute;culos aun est&aacute; por tenderse en Estados Unidos. Tampoco la industria dispone de instalaciones para producir bater&iacute;as en masa. En todo caso, la gente no clama todav&iacute;a por coches h&iacute;bridos o el&eacute;ctricos. Los optimistas, en cambio, apuestan a los gobiernos de Norteam&eacute;rica, Uni&oacute;n Europea, China, Jap&oacute;n, Brasil y su &aacute;rea de influencia.<br />
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Suponen que la inquietud por el acceso estable a hidrocarburos importados, sus precios y las emisiones contaminantes obligar&aacute; a Washington, Beijing, Tokio o Bruselas a buscar soluciones parciales. Por ejemplo, incentivos al p&uacute;blico &ndash;subsidios, desgravaciones- para pasarse a veh&iacute;culos m&aacute;s limpios. De hecho, varios pa&iacute;ses ya lo hacen.<br />
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En algunos mercados, los autos h&iacute;bridos o el&eacute;ctricos son econ&oacute;micamente viables debido a sustanciales desgravaciones impositivas. Am&eacute;n de ello, el bando optimista abarca innovaciones y nuevos modelos de negocios para tornar m&aacute;s atractivos esos veh&iacute;culos. Tarde o temprano, el&eacute;ctricos e h&iacute;bridos alterar&aacute;n profundamente varios sectores. Compartir&aacute;n calles y rutas con otras opciones m&aacute;s o menos verdes, entre ellas biocombustibles y hasta motores de combusti&oacute;n interna m&aacute;s eficientes. Mientras tanto, transformar&aacute;n la industria automotriz, sus servicios e insumos (que podr&aacute;n volverse un negocio multimillonario). <br />
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La econom&iacute;a de el&eacute;ctricos e h&iacute;bridos comienza con las bater&iacute;as recargables, cuyo precio viene declinando a raz&oacute;n de 6 a 8% anual y seguir&aacute; haci&eacute;ndolo durante los pr&oacute;ximos nueve a&ntilde;os, a medida como suba la producci&oacute;n. Los paquetes b&aacute;sicos costaban en 2009 alrededor de US$ 700 a 1.500 por kilovatio/hora y pueden ceder hasta US$ 420 kv/h hacia 2015.<br />
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Aun as&iacute;, el precio de los autom&oacute;viles continuar&aacute; alto. Pinner estima que, para entonces, un coche a bater&iacute;a con un alcance de 60 kil&oacute;metros por carga valdr&aacute; inicialmente US$ 44.000, o sea 11.800 m&aacute;s que una unidad convencional en 2010. Un veh&iacute;culo con 150 km de rango costar&aacute; US$ 55.000, 24.000 sobre el precio normal. Los subsidios pueden acotar la diferencia. China cubre ya US$ 8.000 de cada &oacute;mnibus o taxi h&iacute;brido adquirido por grandes municipios.</p>
<p>Para atraer compradores, los autos el&eacute;ctricos debieran ser m&aacute;s baratos de mantener que los convencionales. La brecha entre el costo de por vida de un coche a combusti&oacute;n interna y un h&iacute;brido depender&aacute;, por un tiempo, de la diferencia entre el litro de nafta, el precio de la bater&iacute;a y el costo de recarga. Otro factor es la infraestructura de estaciones para recarga. En China, la red estatal planea emplazar estaciones en al menos tres de las mayores urbes en el bienio 2010/11.<br />
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Se necesitan adem&aacute;s inversiones en capacidad productiva. Beijing, cuya meta es un mill&oacute;n de unidades el&eacute;ctrica e h&iacute;bridas anuales en tres a&ntilde;os, destina US$ 1.400 millones a investigaci&oacute;n y desarrollo. EE.UU. ha comprometido US$ 2.000 millones en est&iacute;mulos para fabricar bater&iacute;as y 25.000 millones v&iacute;a programas para incentivar a las automotrices para reequipar l&iacute;neas y adaptarlas a las producci&oacute;n de veh&iacute;culos m&aacute;s eficientes, electrificados inclusive. <br />
Por otra parte, esos veh&iacute;culos representan tecnolog&iacute;as incipientes. Resulta prematuro anticipar tasas de adopci&oacute;n en diversos segmentos sociales o la evoluci&oacute;n de costos. Pero hay un par&aacute;metro &uacute;til: los autos el&eacute;ctricos se afirmar&aacute;n en el mercado cuando 10% de todos los veh&iacute;culos sean h&iacute;bridos o similares. Esto significa ventas totales en EE.UU.-UE de entre seis y ocho millones anuales hacia 2020.</p>
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