Angola, el país de los diamantes violentos

A primera vista, la ex África occidental portuguesa encabeza desde 2009 acciones internacionales contra la minería diamantífera como fuente de violencia, explotación y esclavitud infantil. Todo en medio de una guerra civil que dura doce años.

17 marzo, 2011

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<p>Por cierto, Angola es un pais que rezuma &ndash;como Nigeria- petr&oacute;leo, violencia y corrupci&oacute;n. Esta campa&ntilde;a, espec&iacute;ficamente, deriva del protocolo de Kimberley (Sud&aacute;frica, 2008), cuyo fin es frenar el canje de armas por diamantes en bruto, fuente de ingresos de los rebeldes que controlan un tercio del territorio y parte de la costa.</p>
<p>Entretanto, la geograf&iacute;a de las piedras preciosas incluye grandes econom&iacute;as como Rusia (US$ 2.510 millones, segunda del planeta en 2010), Canad&aacute; (tercera con 2.250 millones) y Sud&aacute;frica (cuarta con 1.240 millones). Botswana es l&iacute;der, con US$ 3.270 millones. Angola aporta 1.210 millones, pero su problema se agudiza por los nexos entre guerra civil y tr&aacute;fico de diamantes. Siguen en la lista Namibia (US$ 920 millones), Congo Kinshasa (430 millones, tambi&eacute;n con guerrillas, Australia (330 millones), Lesotho (220 millones) y la vol&aacute;til Sierra Leona (100 millones).</p>
<p>Aparte de quinto exportador mundial, Angola ofrece piedras muy bien cotizadas por los cortadores de Amsterdam, debido a tama&ntilde;o y pureza. Pero este comercio derrama sangre y genera violencia, dos factores t&iacute;picos del &Aacute;frica subsahariana. En las junglas del noreste y el este, millares de campesinos emplean medios primitivos para explotar socavones a cielo abierto.</p>
<p>Trabajan en negro desde la infancia y soportan todo tipo de abusos, desde esclavitud o violaci&oacute;n hasta confiscaci&oacute;n de las piedras extra&iacute;das. Su &uacute;nico remedio es unirse a grupos protegidas por rebeldes o por la soldadesca del r&eacute;gimen. Como en Nigeria, Camarones o ambos Congos, esa mano de obra vive en aldeas controladas por bandas, que funcionan como semilleros de futuros reclutas. Por ejemplo, en Angola un var&oacute;n de once a&ntilde;os ya porta fusil Kal&aacute;sh&ntilde;ikov.</p>
<p>Esta violencia estructural suele ser puesta al descubierto por medios y redes sociales de las vecinas Zambia, Botswana, Namibia y, naturalmente, Sud&aacute;frica. Pero varios pa&iacute;ses exportadores de gemas, oro o cobre se muestran reacios a garantir los derechos civiles de su poblaci&oacute;n. As&iacute; se&ntilde;ala el protocolo de Kimberley, que suscriben 75 pa&iacute;ses. Como sucede con el narcotr&aacute;fico en M&eacute;xico o Colombia, quienes denuncian o resisten esos abusos suelen vivir poco. <br />
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