AMR: el fulminante cambio de CEO mejoró el panorama

En cuestión de horas, entre jueves y viernes, se fue Donald Carty, asumió como CEO Gerard Arpey y se cerraron negociaciones con los auxiliares de vuelo. En síntesis, American Airlines elude el riego de entrar en convocatoria.

25 abril, 2003

La sociedad administradora de la mayor aerolínea mundial, AMR, parece haber evitado la quiebra haciendo algo que podría constituir un precedente en management: sacarse de encima un presidente ejecutivo inepto. Al rato de ser designado como nuevo CEO, Gerald Arpey persuadió al sindicato más duro para que aceptara rebajas de costos laborales, ordenó revisar los privilegios “ocultos” concedidos a varios ejecutivos e hizo repuntar acciones y bonos de la firma.

La empresa tiene ahora subscriptos convenios con los tres sindicatos que representan a todo su personal. Ésa era la condición para que el directorio desistiera de ampararse en el título XI de la ley federal de concursos preventivos. “No creo que esto ocurra, en particular porque la parte gremial es la menos interesada en una convocatoria, vistos los efectos sufridos por el personal de otras compañías”, opinaron casi al unísono cinco analistas bursátiles expertos en el sector aerocomercial.

American necesitaba esas concesiones gremiales por US$ 1.800 millones, como parte de un drástico programa para bajar 4.000 millones en costos y gastos. El problema deriva de US$ 5.300 millones en perdidas durante el bienio 2001-2 más los 1.040 millones en rojo de enero-marzo último.

La sociedad administradora de la mayor aerolínea mundial, AMR, parece haber evitado la quiebra haciendo algo que podría constituir un precedente en management: sacarse de encima un presidente ejecutivo inepto. Al rato de ser designado como nuevo CEO, Gerald Arpey persuadió al sindicato más duro para que aceptara rebajas de costos laborales, ordenó revisar los privilegios “ocultos” concedidos a varios ejecutivos e hizo repuntar acciones y bonos de la firma.

La empresa tiene ahora subscriptos convenios con los tres sindicatos que representan a todo su personal. Ésa era la condición para que el directorio desistiera de ampararse en el título XI de la ley federal de concursos preventivos. “No creo que esto ocurra, en particular porque la parte gremial es la menos interesada en una convocatoria, vistos los efectos sufridos por el personal de otras compañías”, opinaron casi al unísono cinco analistas bursátiles expertos en el sector aerocomercial.

American necesitaba esas concesiones gremiales por US$ 1.800 millones, como parte de un drástico programa para bajar 4.000 millones en costos y gastos. El problema deriva de US$ 5.300 millones en perdidas durante el bienio 2001-2 más los 1.040 millones en rojo de enero-marzo último.

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