Alitalia se derrumba en la bolsa y orilla el desastre

En una carrera contra el tiempo para salvar la compañía de bandera, se habla de eliminar 33% del personal, añadir horas de trabajo y suprimir agencias fuera de la Unión Europea. Pero la Bolsa de Milán es pesimista.

25 agosto, 2004

Justo mientras la cúpula de la empresa negociaba nuevas condiciones laborales, las acciones perdieron otro 5,2%. Por su parte, los sindicalistas sostienen que Alitalia proyecta despedir ya 800 de los 4.500 asistentes de vuelo (17,8%) y no descarta doblar esa cifra.

Giancarlo Cimolo, administrador delegado –un eufemismo por director ejecutivo- trata de emular la irlandesa Aer Lingus. Eso implicaría eliminar un tercio de la fuerza laboral, afinar el marketing, reducir publicidad y achicar al mínimo la red de agencias fuera de la Unión Europea.

La conducción de Alitalia ha sido clara: si los gremios no aceptan el aceite de ricino, todo puede terminar a mediados de septiembre. El problema es que anteriores recortes de personal no sirvieron de gran cosas, como se vio cuando –en 2001/2- la dotación fue bajando de 3.500 a 2.700. Hace varios veces, se propuso disminuir ese total a sólo 1.100 personas y hubo una explosión política que asustó a Silvio Berlusconi.

Aunque no se trate de fuerza laboral, el marketing ha pesado y pesa –negativamente- en Alitalia y otras compañías. Al parecer, primera clase y negocios ya no seducen, ni siquiera a pasajeros prósperos. Mientras la última idea italiana no remontaba vuelo, Scandinavian Airlines System (SAS), anunció que creará una “tercera clase”, más barata que la turista.

Eso entraña seguir el ejemplo de las aerolíneas a descuento y dejar primera-negocios a un pequeño grupo de operadores de lujo, especialmente del sudeste asiático. Por su parte, British Airways –que afrontaba estos días un fenomenal caos en Heathrow, el mayor aeropuerto europeo, por conflictos gremiales- piensa modificar tanto marketing como política tarifaria.

Justo mientras la cúpula de la empresa negociaba nuevas condiciones laborales, las acciones perdieron otro 5,2%. Por su parte, los sindicalistas sostienen que Alitalia proyecta despedir ya 800 de los 4.500 asistentes de vuelo (17,8%) y no descarta doblar esa cifra.

Giancarlo Cimolo, administrador delegado –un eufemismo por director ejecutivo- trata de emular la irlandesa Aer Lingus. Eso implicaría eliminar un tercio de la fuerza laboral, afinar el marketing, reducir publicidad y achicar al mínimo la red de agencias fuera de la Unión Europea.

La conducción de Alitalia ha sido clara: si los gremios no aceptan el aceite de ricino, todo puede terminar a mediados de septiembre. El problema es que anteriores recortes de personal no sirvieron de gran cosas, como se vio cuando –en 2001/2- la dotación fue bajando de 3.500 a 2.700. Hace varios veces, se propuso disminuir ese total a sólo 1.100 personas y hubo una explosión política que asustó a Silvio Berlusconi.

Aunque no se trate de fuerza laboral, el marketing ha pesado y pesa –negativamente- en Alitalia y otras compañías. Al parecer, primera clase y negocios ya no seducen, ni siquiera a pasajeros prósperos. Mientras la última idea italiana no remontaba vuelo, Scandinavian Airlines System (SAS), anunció que creará una “tercera clase”, más barata que la turista.

Eso entraña seguir el ejemplo de las aerolíneas a descuento y dejar primera-negocios a un pequeño grupo de operadores de lujo, especialmente del sudeste asiático. Por su parte, British Airways –que afrontaba estos días un fenomenal caos en Heathrow, el mayor aeropuerto europeo, por conflictos gremiales- piensa modificar tanto marketing como política tarifaria.

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