Al cabo, Repsol YPF busca evitar una toma hostil
El sorpresivo ingreso de la constructora Sacyr, también española, confirma según observadores en Madrid- que Repsol YPF quiere formar un núcleo duro para afrontar una presunta oferta hostil. Probablemente, no hispánica.
Esta posibilidad sería demasiado para el gobierno, que ya perdió una batalla energética, al quedarse la alemana E.On con Endesa. En verdad, podría estar perdiendo otra: las poco sutiles –y hasta gruesas- presiones de Felipe González sobre Argentina se orientan a apartarla del proyecto de gasoducto sudamericano, promovido por Venezuela y apoyado por la rusa Gazprom.
Por cierto, la sexta petrolera mundial es una presa atractiva, especialmente para Petrobrás. Ahora, Sacyr quiere elevar de 10 a 20% su porción en el paquete Repsol YPF. Eso la convertiría a la mayor accionista individual, por encima del grupo financiero La Caixa (14%). En conjunto, las dos tendrían 34%, lo cual crearía un “núcleo duro”, capaz de resistir tomas hostiles.
Estas movidas confirman versiones circulantes desde hace meses en Madrid y Buenos Aires, puntualmente desmentidas por la cúpula de la petrolera. Ahora, su propio presidente, Antoni Brufáu, habla de “núcleos duros”. Entretanto, otro ejecutivo trataba de aventar especies según las cuales el gobierno de José Luis Zapatero alentaba la estrategia, sin excluir algún apoyo financiero.
Por otra parte, Sacyr tiene una razón propia: usar las impresionantes ganancias obtenidas durante el auge de una prodigiosa burbuja especulativa en bienes raíces. Así, la empresa –aun con 20%- no asumirá el poder en Repsol, hoy en manos de la catalana La Caixa. Al menos, eso dice hoy Luis Rivero, presidente ejecutivo de la constructora.
Sea como fuere, por el momento quedan en agua de borrajas las versiones sobre interesados latinoamericanos. Éstas habían comenzado a circular en Buenos Aires, hace varios meses. Pero el juego de rumores no se detiene: dicen en Barcelona que a La Caixa le gustaría contar con socios argentinos…
Esta posibilidad sería demasiado para el gobierno, que ya perdió una batalla energética, al quedarse la alemana E.On con Endesa. En verdad, podría estar perdiendo otra: las poco sutiles –y hasta gruesas- presiones de Felipe González sobre Argentina se orientan a apartarla del proyecto de gasoducto sudamericano, promovido por Venezuela y apoyado por la rusa Gazprom.
Por cierto, la sexta petrolera mundial es una presa atractiva, especialmente para Petrobrás. Ahora, Sacyr quiere elevar de 10 a 20% su porción en el paquete Repsol YPF. Eso la convertiría a la mayor accionista individual, por encima del grupo financiero La Caixa (14%). En conjunto, las dos tendrían 34%, lo cual crearía un “núcleo duro”, capaz de resistir tomas hostiles.
Estas movidas confirman versiones circulantes desde hace meses en Madrid y Buenos Aires, puntualmente desmentidas por la cúpula de la petrolera. Ahora, su propio presidente, Antoni Brufáu, habla de “núcleos duros”. Entretanto, otro ejecutivo trataba de aventar especies según las cuales el gobierno de José Luis Zapatero alentaba la estrategia, sin excluir algún apoyo financiero.
Por otra parte, Sacyr tiene una razón propia: usar las impresionantes ganancias obtenidas durante el auge de una prodigiosa burbuja especulativa en bienes raíces. Así, la empresa –aun con 20%- no asumirá el poder en Repsol, hoy en manos de la catalana La Caixa. Al menos, eso dice hoy Luis Rivero, presidente ejecutivo de la constructora.
Sea como fuere, por el momento quedan en agua de borrajas las versiones sobre interesados latinoamericanos. Éstas habían comenzado a circular en Buenos Aires, hace varios meses. Pero el juego de rumores no se detiene: dicen en Barcelona que a La Caixa le gustaría contar con socios argentinos…
