Acosada por Mittal Steel, Arcelor acepta absorber la rusa OAO

La mayor batalla en la siderurgia mundial amenaza constituir el próximo frente geopolítico para las ambiciones rusas de dominar el abasto de insumos primarios. Y la culpa será de una compañía radicada en Luxemburgo.

27 mayo, 2006

Con la idea de frustrar los planes del hindú Lakshmí Mittal –maneja desde Amsterdam la mayor acería del globo-, Arcelor (en Argentina controla Acíndar) reveló haber convenido incorporar la mayoría de OAO Syevyershtal, la siderúrgica más grande Rusia.

Pero eso implicará entregar a Alyexyéi Mordashov (dueño ostensible de la firma) casi un tercio del paquete Arcelor. Ocurre que este magnate es muy allegado al presidente Vladyímir Putin. Mordashov -que tiene 89,6% de la empresa rusa y parte de la italiana Lucchini- pagará además € 1.250 millones (US$ 1.600 millones) a cambio de 32% de Arcelor. El pacto cotiza en € 44 la acción de Arcelor, o sea una prima de 37% sobre el pecio de cierre al viernes 26.

El presidente Joseph Kinsch y el director ejecutivo Guy Dolle, arietes contra Mittal, retendrán los cargos. A su vez, Mordashov pasará a ser presidente de junta, con derecho a nombrar seis de sus dieciocho vocales. La futura Arcelor será primera en el mundo, con € 46.000 millones (US$ 57.500 millones) en entradas anuales y 70 millones de toneladas métricas de producción. Quedará a la cabeza en Europa occidental, Rusia y Sudamérica más una buena posición en Norteamérica.

Por supuesto, Aditya Mittal –hijo de Lakshmí y director financiero de la firma- criticó la movida de Arcelor “Servirá intereses personales del management –sostuvo-, no los de los accionistas e inversores”. Los Mittal no están solos: algunos gobiernos de la Unión Europea denotan signos de resistencia. Algunos puntualizan el racismo mostrado por los directivos de Arcelor. Otros van más allá: “Corren el riesgo de promover una Gazprom en el sector siderúrgico”, sostenían altos funcionarios alemanes, checos y escandinavos.

Con la idea de frustrar los planes del hindú Lakshmí Mittal –maneja desde Amsterdam la mayor acería del globo-, Arcelor (en Argentina controla Acíndar) reveló haber convenido incorporar la mayoría de OAO Syevyershtal, la siderúrgica más grande Rusia.

Pero eso implicará entregar a Alyexyéi Mordashov (dueño ostensible de la firma) casi un tercio del paquete Arcelor. Ocurre que este magnate es muy allegado al presidente Vladyímir Putin. Mordashov -que tiene 89,6% de la empresa rusa y parte de la italiana Lucchini- pagará además € 1.250 millones (US$ 1.600 millones) a cambio de 32% de Arcelor. El pacto cotiza en € 44 la acción de Arcelor, o sea una prima de 37% sobre el pecio de cierre al viernes 26.

El presidente Joseph Kinsch y el director ejecutivo Guy Dolle, arietes contra Mittal, retendrán los cargos. A su vez, Mordashov pasará a ser presidente de junta, con derecho a nombrar seis de sus dieciocho vocales. La futura Arcelor será primera en el mundo, con € 46.000 millones (US$ 57.500 millones) en entradas anuales y 70 millones de toneladas métricas de producción. Quedará a la cabeza en Europa occidental, Rusia y Sudamérica más una buena posición en Norteamérica.

Por supuesto, Aditya Mittal –hijo de Lakshmí y director financiero de la firma- criticó la movida de Arcelor “Servirá intereses personales del management –sostuvo-, no los de los accionistas e inversores”. Los Mittal no están solos: algunos gobiernos de la Unión Europea denotan signos de resistencia. Algunos puntualizan el racismo mostrado por los directivos de Arcelor. Otros van más allá: “Corren el riesgo de promover una Gazprom en el sector siderúrgico”, sostenían altos funcionarios alemanes, checos y escandinavos.

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