Yukos: ahora Putin le reclama hasta US$ 7.500 millones

Pese a promesas en contrario, Vladyímir Putin acentúa el acoso a Yukos y Míjail Jodorkovsky, su accionista dominante. La autoridad fiscal ha elevado de US$ 3.300 a 4.100 millones (24,2%) el reclamo de impuestos pendientes de 2001.

7 septiembre, 2004

“Los oligarcas debemos tener modestas ambiciones política y dejarla a Putin los asuntos de estado”. Así le plantearon a Jodorkovsky –en junio de 2003- varios multimillonarios rusos. El amo del gigante petrolero (cuarto del mundo) no hizo caso: estaba eufórico porque, en abril, había absorbido Syíbñeft y controlaba nuevos activos por US$ 13.000 millones.

La banda de ex KGB que maneja el Kremlin no tardó a reaccionar. El de julio de 2003, Platón Lebyédyev –segundo accionista de Yukos/Syíbñeft- fue metido preso por “delitos económicos”. El 25 de octubre, detuvieron al propio Jodorkovsky. Los cargos iban de evasión fiscal hasta complicidad en dos asesinatos. El 3 de noviembre, lo obligan a abandonar la presidencia del grupo en manos de un norteamericano.

Poco después, el 28, Syíbñeft –o sea Lebyédyev- intenta dejar sin efecto la fusión. Pasa Navidad y, el 30 de diciembre, se abre proceso formal a Jodorkovsky por US$ 3.400 millones en deudas tributarias que datan de 2000, multas y punitorios. El 12 de enero de 2004, la empresa apela pero, el 23 de abril, los bancos acreedores admiten que la demanda puede forzar una moratoria y, el 27, la compañía anuncia que podría llegar a la bancarrota a fin de año. A mediados de junio del mismo año, se abre el juicio público a Jodorkovsky y Lebyédyev.

De pronto, el 1 de julio, la justicia da apenas cinco días de plazo para pagar esos US$ 3.400 millones. Al mismo tiempo, se conmgelan activo y cuentas, iniciando una crisis que tendría impacto en el mercado petrolero mundial. Al día siguiente, el reclamo fiscal añade US$ 3.300 millones correspondientes a 2001 y no queda claro si este monto se agrega al anterior (lo cual daría US$ 6.700 millones).

Cinco días después, Jodorkovsky ofrece desistir formalmente a su parte controlante, a cambio de dar por saldada la deuda tributaria de 2000-1. El gobierno tarde una quincena en replicar: venderá por su cuenta la mayor división de Yukos (Yuganskñeftyegas) para cubrir la deuda impositiva íntegra. Eso sugiere la suma de los reclamos por 2000 y 2001. A los dos días, Yukos señala que podría declararse insolvente al promediar agosto. La crisis se hace sentir más en los mercados.

Merced a un descongelamiento parcial de cuentas, Yukos continúa operando. No obstante, el 23 de agosto reduce metas de producción para el año. George W.Bush y Tony Blair llaman por teléfono a Putin para ver cómo amortiguar los efectos en la plaza global. El 31 de agosto, la compañía declara haber abonado US$ 2.000 millones de la deuda por 2000.

Pero, a los tres días, denuncia otra congelación y anticipa el paro de producción para mediados de septiembre. El dpia 3 surge la nueva represalia de Moscú: el fisco eleva a US$ 4.100 millones los vencimientos incumplidos en 2001. En teoría, hoy Yukos adeuda US$ 7.500 millones.

En general, expertos y operadores del mercado internacional creen que el objetivo de Putin es dividir Yukos y estatizar o restatizar algunas actividades. “Semejante decisión sería ilógica y contraproducente. De hecho –subrayaba el ‘Financial Times’-, le impediría obtener buen precio por Yuganskñeftyegas. Al avanzar en la demanda legal y forzar la subasta de activos para cubrir impuestos, esa división saldría precio exiguo”. En síntesis, vengarse de Jodorkovsky –no justamente un dechado de virtudes- le costaría muy caro a Putin. Pero ya vio el Byszlán hasta dónde llega el presidente ruso para castigar a sus enemigos.

“Los oligarcas debemos tener modestas ambiciones política y dejarla a Putin los asuntos de estado”. Así le plantearon a Jodorkovsky –en junio de 2003- varios multimillonarios rusos. El amo del gigante petrolero (cuarto del mundo) no hizo caso: estaba eufórico porque, en abril, había absorbido Syíbñeft y controlaba nuevos activos por US$ 13.000 millones.

La banda de ex KGB que maneja el Kremlin no tardó a reaccionar. El de julio de 2003, Platón Lebyédyev –segundo accionista de Yukos/Syíbñeft- fue metido preso por “delitos económicos”. El 25 de octubre, detuvieron al propio Jodorkovsky. Los cargos iban de evasión fiscal hasta complicidad en dos asesinatos. El 3 de noviembre, lo obligan a abandonar la presidencia del grupo en manos de un norteamericano.

Poco después, el 28, Syíbñeft –o sea Lebyédyev- intenta dejar sin efecto la fusión. Pasa Navidad y, el 30 de diciembre, se abre proceso formal a Jodorkovsky por US$ 3.400 millones en deudas tributarias que datan de 2000, multas y punitorios. El 12 de enero de 2004, la empresa apela pero, el 23 de abril, los bancos acreedores admiten que la demanda puede forzar una moratoria y, el 27, la compañía anuncia que podría llegar a la bancarrota a fin de año. A mediados de junio del mismo año, se abre el juicio público a Jodorkovsky y Lebyédyev.

De pronto, el 1 de julio, la justicia da apenas cinco días de plazo para pagar esos US$ 3.400 millones. Al mismo tiempo, se conmgelan activo y cuentas, iniciando una crisis que tendría impacto en el mercado petrolero mundial. Al día siguiente, el reclamo fiscal añade US$ 3.300 millones correspondientes a 2001 y no queda claro si este monto se agrega al anterior (lo cual daría US$ 6.700 millones).

Cinco días después, Jodorkovsky ofrece desistir formalmente a su parte controlante, a cambio de dar por saldada la deuda tributaria de 2000-1. El gobierno tarde una quincena en replicar: venderá por su cuenta la mayor división de Yukos (Yuganskñeftyegas) para cubrir la deuda impositiva íntegra. Eso sugiere la suma de los reclamos por 2000 y 2001. A los dos días, Yukos señala que podría declararse insolvente al promediar agosto. La crisis se hace sentir más en los mercados.

Merced a un descongelamiento parcial de cuentas, Yukos continúa operando. No obstante, el 23 de agosto reduce metas de producción para el año. George W.Bush y Tony Blair llaman por teléfono a Putin para ver cómo amortiguar los efectos en la plaza global. El 31 de agosto, la compañía declara haber abonado US$ 2.000 millones de la deuda por 2000.

Pero, a los tres días, denuncia otra congelación y anticipa el paro de producción para mediados de septiembre. El dpia 3 surge la nueva represalia de Moscú: el fisco eleva a US$ 4.100 millones los vencimientos incumplidos en 2001. En teoría, hoy Yukos adeuda US$ 7.500 millones.

En general, expertos y operadores del mercado internacional creen que el objetivo de Putin es dividir Yukos y estatizar o restatizar algunas actividades. “Semejante decisión sería ilógica y contraproducente. De hecho –subrayaba el ‘Financial Times’-, le impediría obtener buen precio por Yuganskñeftyegas. Al avanzar en la demanda legal y forzar la subasta de activos para cubrir impuestos, esa división saldría precio exiguo”. En síntesis, vengarse de Jodorkovsky –no justamente un dechado de virtudes- le costaría muy caro a Putin. Pero ya vio el Byszlán hasta dónde llega el presidente ruso para castigar a sus enemigos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades