WikiLeaks ahora planea lanzarse sobre banqueros
Mientas Estados Unidos insiste en acabar con el sitio de Julian Assange, o con él, faltan evidencias para llevarlo a la picota. La orden de captura internacional es endeble. Ahora, JA apuntará a bancos de Gran Bretaña, Suiza y el golfo Pérsico.
19 diciembre, 2010
<p>Por su parte, hace diez días el fiscal general Eric Holder informó que su área iniciaba investigaciones penales, aunque admitiendo que aún ignora en virtud de qué leyes. Al presente, entonces, Holder busca “transgresores para identificarlos y actuar”. Sin embargo, “hasta que haya cargos específicos y concretos, no podré aportar nombres ni datos”.<br />
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Ni siquiera quiso comentar acerca de un caso potencialmente útil como precedente, según afirma Mark Stephens, letrado londinense de Assange. Se trata de Bradley Manning, ex analista de inteligencia en el ejército estadounidense, detenido durante otra indagación sobre filtraciones de WikiLeaks. A comienzos de año, se supo que Manning había substraído más de 150.000 mensajes al departamento de estado, mientras trabajaba en Irak. Como no tenía permiso, hubo claros fundamentos para procesarlo. “Por el contrario –subraya Stephens-, Assange jamás tuvo conexiones ni obligaciones con el gobierno”. Todo este lío quizá le cueste la cabeza a Hillary Rodham Clinton, mientras Obama se aferra a la cautela.<br />
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Mientras tanto, poco se sabe de OpenLeaks (“filtros abiertos”), sitio creado a fin de noviembre por el germano Daniel Domscheit-Berg, ex mano derecha de Assange hasta que se pelearon en setiembre. Junto con otros hackers del equipo WikiLeaks inicial, presentó el 30 del mes pasado una página alternativa pero no tanto: su idea es ofrecer materiales secretos a medios de comunicación que los soliciten y no publicarlos directamente.</p>
<p>En suma, el australiano no está prófugo para su país de origen, EE.UU. y otras jurisdicciones involucradas en las actividades de WikiLeaks. Menos lo estará si Ecuador, Venezuela o Costa Rica le dan residencia. Entretanto, las gestiones norteamericanas ante Interpol y demás instancias pueden encontrar un obstáculo de otro tipo: fanáticos como Michael Huckabee –ex precandidato republicano a presidente- exigen la pena de muerte.<br />
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Yendo más allá, Thomas Flanagan (asesor de Stephen Harper, primer ministro canadiense) recomendó a Barack Obama “contratar un sicario para liquidar al dueño de WikiLeaks”. ¿Dónde podría encontrarlo? ¿Tal vez en el vecino México o en la península arábiga? ¿Cómo lo alquilaría? ¿Vía alguna red social, expuesta a las intromisiones de Assange? Ni pensar si éste aparece muerto en Inglaterra. <br />
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Volviendo a un eventual proceso no ya en Suecia, el departamento federal de justicia investiga cientos de miles de mensajes, pocos de ellos documentos formales o judiciables (contra cuanto imaginan medios italianos, argentinos, etc.). Pero varios jurisconsultos sostienen que demandar o denunciar al australiano con prisión domiciliaria en Gran Bretaña requiere probar que conspiraba con otros países.<br />
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También ha de demostrarse que pretendía difundir secretos de estado, no simples chimentos de boudoir. O versiones de terceros. Mark Zaid, letrado defensor experto en casos de inteligencia y seguridad, opina que “será muy difícil para el gobierno procesar a Assange dentro de EE.UU. Existen leyes capaces de llevarlo ante los estrados por revelar sin autorización la identidad de agentes federales o datos secretos sobre armas de destrucción masiva. Pero no hay aún evidencias –señala el abogado- de que WikiLeaks haya incurrido en esas cosas”.<br />
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