Vuelos ilícitos de la CIA y delincuentes a pelear guerras

Por un lado, el parlamento europeo aprobó un informe acusando a trece países como cómplices de la inteligencia norteamericana. Por el otro, EE.UU. –a falta de voluntarios- envía gente con prontuario a Irak y Afganistán.

15 febrero, 2007

Por mayoría simple (54%), los legisladores de Estrasburgo censuraron a varios miembros de la Unión Europea por permitir vuelos clandestinos. Los organizaba la Agencia Central de Inteligencia –proclive a este tipo de dislates políticos- para “pasear” y torturar presuntos terroristas.

Los países aludidos en el documento son España, Italia, Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Austria, Portugal, Irlanda, Grecia, Polonia, Lituania, Rumania y Chipre. Sus gobiernos secundaron o toleraron esas prácticas que –como los abusos en Abú Ghreib o Guantánamo y el espionaje interno en EE.UU.- no sirvieron de gran cosa. “No podemos mirar para otro lado, como hacían nuestros propios gobiernos”, sostiene el socialista italiano Claudio Fava, compilador el informe. El documento y la moción de censura se aprobaron por 382 votos con 256 en contra (derecha, extrema derecha) y 74 abstenciones.

Entretanto, el centro de estudios militares Michael Palm (Califonia) reveló que, en los últimos tres años, unas 100.000 personas con antecedentes penales o médicos han sido incorporadas a las fuerzas armadas y enviadas a Irak, Afganistán, etc. Ésa parece la solución hallaba ante la falta de voluntarios y, por supuesto, tropas de refresco.

Los principales destinos son el ejército y los temibles infantes de marina. Desde 2004 y casi en forma rutinaria, el Pentágono ha gestionado el blanqueo de prontuarios (algo básicamente ilegal) para reclutar hombres. También ha estado incorporando fanáticos religiosos, gente con problemas médicos o de bajo coeficiente intelectual. De acuerdo con el propio departamento de defensa, sólo en 2004 se concedieron 411 exenciones por delitos penales, número que alcanzó 900 en 2006. Si se incluyen delitos menores, la cantidad pasa de 2.700 a más de seis mil. No hay datos sobre contraventores, enfermos ni débiles mentales.

Naturalmente, varios legisladores –federales, estaduales-, dirigentes y expertos en cuestiones militares se muestran preocupados, pues incorporar a las fuerzas armadas esos elementos deteriora la moral y el nivel de los soldados. “Esto es claro. Nuestras tropas están sometidas a increíbles tensiones y lo único que se les ocurre es cubrir cuotas de reclutamiento con delincuentes, o sea bajar el nivel”, sostiene Martin Meehan, diputado demócrata. La fuente del trabajo –por boca de su director, Aaron Belkin- estima en alrededor de 100.000 los soldados con prontuarios o antecedentes problemáticos. Vale decir, casi cinco veces los refuerzos solicitados ahora por George W.Bush para profundizar la guerra (o ampliarla a Irán).

Por mayoría simple (54%), los legisladores de Estrasburgo censuraron a varios miembros de la Unión Europea por permitir vuelos clandestinos. Los organizaba la Agencia Central de Inteligencia –proclive a este tipo de dislates políticos- para “pasear” y torturar presuntos terroristas.

Los países aludidos en el documento son España, Italia, Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Austria, Portugal, Irlanda, Grecia, Polonia, Lituania, Rumania y Chipre. Sus gobiernos secundaron o toleraron esas prácticas que –como los abusos en Abú Ghreib o Guantánamo y el espionaje interno en EE.UU.- no sirvieron de gran cosa. “No podemos mirar para otro lado, como hacían nuestros propios gobiernos”, sostiene el socialista italiano Claudio Fava, compilador el informe. El documento y la moción de censura se aprobaron por 382 votos con 256 en contra (derecha, extrema derecha) y 74 abstenciones.

Entretanto, el centro de estudios militares Michael Palm (Califonia) reveló que, en los últimos tres años, unas 100.000 personas con antecedentes penales o médicos han sido incorporadas a las fuerzas armadas y enviadas a Irak, Afganistán, etc. Ésa parece la solución hallaba ante la falta de voluntarios y, por supuesto, tropas de refresco.

Los principales destinos son el ejército y los temibles infantes de marina. Desde 2004 y casi en forma rutinaria, el Pentágono ha gestionado el blanqueo de prontuarios (algo básicamente ilegal) para reclutar hombres. También ha estado incorporando fanáticos religiosos, gente con problemas médicos o de bajo coeficiente intelectual. De acuerdo con el propio departamento de defensa, sólo en 2004 se concedieron 411 exenciones por delitos penales, número que alcanzó 900 en 2006. Si se incluyen delitos menores, la cantidad pasa de 2.700 a más de seis mil. No hay datos sobre contraventores, enfermos ni débiles mentales.

Naturalmente, varios legisladores –federales, estaduales-, dirigentes y expertos en cuestiones militares se muestran preocupados, pues incorporar a las fuerzas armadas esos elementos deteriora la moral y el nivel de los soldados. “Esto es claro. Nuestras tropas están sometidas a increíbles tensiones y lo único que se les ocurre es cubrir cuotas de reclutamiento con delincuentes, o sea bajar el nivel”, sostiene Martin Meehan, diputado demócrata. La fuente del trabajo –por boca de su director, Aaron Belkin- estima en alrededor de 100.000 los soldados con prontuarios o antecedentes problemáticos. Vale decir, casi cinco veces los refuerzos solicitados ahora por George W.Bush para profundizar la guerra (o ampliarla a Irán).

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