Viento de cola pese a algunas fuertes turbulencias

Los precios en dólares de los activos productivos en Argentina muestran que, gracias a la firmeza de los granos, con la soja a la cabeza, más la expectativa de una mejora económica y política en 2015, los capitales huían del peso sin abandonar el país, analiza IAE.

12 marzo, 2014

El FMI revisó en enero sus pronósticos del crecimiento global realizados en octubre. Como se esperaba no hubo grandes novedades. Se proyecta ahora para la economía global un crecimiento de 3,7% y 3,9% en 2014 y 2015 y para los desarrollados (PD) 2,2% y 2,3% respectivamente, con 2,8% y 3,0% para los EE.UU. y 1,0% y 1,4% para el área euro que se conforma y festeja el sólo hecho de estar dejando atrás la caída de su PIB (0,4% en 2013).

 

En contraste con las “tortugas desarrolladas” las liebres emergentes (PE) crecerían 5,1% en 2014 y 5,4% en 2015, con China tratando todavía de acomodarse a su “lento” crecimiento del 7,4% en los dos próximos años, señala en su informe 134, IAE Business School de la Universidad Austral, bajo la dirección de Juan José Llach y con Eduardo Fracchia como investigador.

 

Tal como ocurre desde hace varios lustros, América Latina, con 3% en 2014 y 3% en 2015, seguirá siendo la región con menor crecimiento después de Europa Occidental. Mientras, entre 2012 y 2015 el África Subsahariana crecería 5,4% anual.

 

Sostiene el trabajo que de no ser por Perú –la estrella regional del siglo XXI- Chile y Colombia, pero también Bolivia, Ecuador, Panamá y la República Dominicana, el promedio regional caería al 2,5%, ya que el desempeño de las tres mayores economías, Brasil, México y la Argentina (desde 2012), está dejando mucho que desear, y ni que decir el de Venezuela.

 

Esto merecería una reflexión más profunda acerca del desarrollo de la región en los últimos años, ya que no pocos países de ellos están fracasando tanto en la comparación regional como en la global.

 

Algunos culpan a la “primarización” de la economía debida al boom materias primas que presiona hacia la apreciación de las monedas y al desplazamiento de manufacturas por productos básicos en la producción y en las exportaciones.

 

Pero aunque el “viento de cola” ha soplado en mayor o menor medida en casi todos los países, en especial en Sudamérica, la principal razón de la diversidad del crecimiento ha sido la muy diferente calidad de las políticas macroeconómicas.

 

Tal ha sido la gran fortaleza de Perú, Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador que, a la baja inflación común también a la mayoría del continente, agregaron una mayor solvencia fiscal que ayudó a evitar extremos de apreciación de la moneda.

 

El debate sobre los estilos de desarrollo de LATAM en el siglo XXI seguirá siendo relevante, porque lo más probable es que por varios lustros la economía global siga mostrando tortugas desarrolladas, creciendo entre 0% y 3% anual, y liebres emergentes, creciendo entre 3% y 6%, es decir tres veces más.

 

Seguirá así firme la demanda de commodities porque en su raíz se encuentra la incorporación al consumo del 70% de la población mundial y el hecho de que las personas no pobres o de clases medias en los PE aumentarán de 1000 millones en 2010 a 5000 millones (sic) en 2040.

 

Sin perjuicio de lo anterior, los PE no atraviesan hoy su mejor momento. Hay algunos que muestran altos déficits fiscales, externos o ambos, principalmente los llamados “cinco frágiles”: Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Turquía.

 

Es triste que la Argentina, lo mismo que Venezuela, no se incluya en esta lista porque ya hace tiempo que se descuenta que está mal. Ni unas ni otras son situaciones insolubles, más aun en tiempos de flotación del tipo de cambio. Pero deben seguirse con atención por dos razones.

 

Una es que se trata de economías de gran tamaño y un problema serio en una de ellas se contagiaría con rapidez a otros PE.

 

La segunda es que continuará la política de reducción gradual de los estímulos monetarios en los EEUU y, más lentamente, irán subiendo allí los tipo de interés de mercado, y luego también los de referencia de la Reserva Federal, lo que implicará menores flujos de fondos a los PE.

 

Se agrega que el proceso de acomodamiento de China a crecer 7% en vez de 10% no se ha completado y puede todavía encontrar tropiezos. Ahora mismo se interrumpió el ciclo de apreciación del yuan, que se devaluó levemente.

 

Las perspectivas son pues muy buenas en el mediano y largo plazo, pero tensas en el corto.

 

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