Venezuela está molesta y Maduro lo sabe

Juan Nagel, co-director del Caracas Chronicles y autor de Blogging the Revolution, publicó esta semana en su blog su visión de Venezuela en los días previos a la primera elección municipal de la era Maduro.

13 noviembre, 2013

El 8 de diciembre los venezolanos votan intendentes y autoridades municipales. En los papeles, la elección parecería no tener mucha importancia. Sin embargo, tanto el gobierno como la oposición han levantado la apuesta hasta transformarla en un virtual referéndum al frágil gobierno del Presidente Nicolás Maduro.

Maduro no ha tenido un buen año. A pesar de ganar la presidencia en abril luego de la muerte de Hugo Chávez, el nuevo presidente inauguró su mandato con plomo sobre sus alas. La mayoría de la gente cree que desperdició el inmenso capital político que dejó Chávez, arañando la votación en una elección manchada de controversia. Su principal contendiente, Henrique Capriles, todavía tiene que aceptar la elección debido a numerosas irregularidades y la tan reclamada auditoría del voto nunca tuvo lugar.

El presidente, opina Nagel, afronta enormes dificultades financieras y económicas mientras Venezuela soporta un enorme déficit presupuestario. Debido a la caída de la producción local y a una tasa de intercambio sobrevaluada (la tasa en el mercado negro es diez veces la oficial) la nación está importando prácticamente todo lo que consume. Y ni siquiera eso alcanza: la escasez de productos básicos se ha disparado y el problema persistió a lo largo de todo el año.

Los problemas de Maduro son, en parte, consecuencia de las políticas de Chávez en la industria petrolera. Una combinación de falta de manteniemiento en las instalaciones locales de refinería más la política de regalar la gasolina a la población significa que Venezuela ahora importa de Estados Unidos millones de dólares en productos refinados a precios de mercado. Más aun, un cambio en la base de clientes de Venezuela afectó negativamente su su cuenta corriente.

Hace ya varios años Chávez decidió vender menos petróleo a Estados Unidos y más a las economías emergentes como China e India. Venezuela es ahora un proveedor casi marginal de petróleo crudo a Estados Unidos y las ventas de petróleo a India y China aumentaron. Este giro tuvo un costo: las ventas a China se usan para pagar los generosos préstamos chinos y las ventas a India son afectadas por los altos costos de transporte. Según la consultora petrolera local Subaeshi, el cambio de mercados le significó a Venezuela perder ingresos por alrededor de US$ 9.000 millones, o 3% del PBI.

Las encuestas de opinión pública muestran que los venezolanos están molestos, y Maduro lo sabe. Por eso es que declaró el 8 de diciembre, el día de la elección municipal, como el “Día de la Lealtad y el Amor hacia el Supremo Comandante Hugo Chávez y la Patria”. Al ligar descaradamente la elección con el todavía popular Chávez, Maduro espera igualar el voto contra su gobierno con una traición a la Patria, opina Nagel.

Si el Partido Socialista Unido de Chávez pierde la elección, como parecen sugerir varias encuestas, los reclamos de cambio de rumbo pueden provenir del interior de su propio partidoo, o peor todavía, de miembros del ejército. Los reclamos sobre un necesario cambio de curso todavía están callados, pero es muy revelador que Maduro no aparece en la publicidad de muchos de los candidatos del gobierno. En esos avisos sólo una persona aparece: Hugo Chávez mismo.

La oposición necesita ganar los principales municipios para poder afianzar su lucha para desestabilizar a Maduro. Capriles ha dado a entender que se propone ir tras Maduro mediante un referéndum en algún momento del futuro cercano. Para que funcione este plan, necesita el apoyo que sólo pueden darle los líderes locales. También necesita que se haga sentir su base de seguidores para comenzar a creer en el voto como instrumento de cambio.

Todo parece indicar que la oposición va a andar bien en los grandes centros urbanos. Va camino de ganar con facilidad en los municipios caraqueños de Sucre, Chacao y Baruta y también tiene probabilidades de ganar el Distrito Metropolitano de Caracas (que controla la ciudad completa a través de un solo alcalde, ya que la ciudad esta conformada por 5 municipios que tienen sus respectivos alcaldes). También podría retener Maracaibo, la segunda ciudad del país.

Un lugar donde probablemente no le alcance para ganar es en el Municipio Bolivariano Libertador, el distrito central de Caracas, donde domina el gobierno. Retener este puesto es cuestión de vida o muerte para Maduro, y el actual alcalde chavista parece relativamente seguro.

La elección del 8 de diciembre no va a cambiarle la vida a los venezolanos. Los problemas básicos que afectan al país seguirán en pie. Pero si la oposición gana claramente, el cambio estará en el aire. Seguramente Maduro escuchará grandes reclamos para un cambio profundo. La dinámica política habrá cambiado a favor de la oposición y Capriles verá sus crecer sus posibilidades de desestabilizar a Maduro. Si, por otra parte, gana el gobierno, los votantes opositores podrían decidir apartarse para siempre de la estrategia del voto y abrir la puerta a otros métodos más radicales.

Después del vacío que dejó Chávez, la escena política y económica de Vuezuela siguen inestables. Cualquiera sea el resultado, la primera elección local de la era Maduro promete turbulencias.

 

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