Unos temen inflación al este, otros ven deflación al oeste
Analistas que responden a la banca privada occidental, por ejemplo Willem Buiter (Citi), anticipan burbujas insostenibles en plazas emergentes claves. Al otro extremo del espectro, se teme deflación en economías centrales, especialmente europeas.
11 junio, 2010
<p>En tanto Estados Unidos mismo parece distante de la crisis financiera transatlántica, en tren de hacerse sistémica, “China, Rusia, Brasil, India y otros emergentes se expanden a ritmo insostenible, se sobrecalientan y amenazan con burbujas”. Así pronostica Buiter, un ortodoxo a medida de su empleador, Citigroup.<br />
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Como es habitual entre monetaristas, esta postura soslaya el origen occidental de crisis como la hipotecaria de 2006/7 o su resultante, la sistémica de 2007/9. Entonces, Buiter y el propio director del Citi, Vikram Pandit, recomiendan a Brasil, China e India seguir elevando tasas básicas y adherir a políticas neoclásicas. El hindú va más lejos, olvida el rescate por US$ 45.000 millones a su entidad y aconseja “dejar caer los bancos en aprietos”.<br />
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Pero un grupo nada desdeñable de economías industriales afronta el problema opuesto: la recesión deflacionaria. Varios países europeos se han apresurado a lanzar programas de austeridad fiscal sin dar tiempo a consolidarse la reactivación que asomaba meses atrás. La mezcla de despidos, recortes salariales y jubilatorios señala que el Banco Central Europeo, sin instrumentos eficaces, y un Fondo Monetario Internacional hoy paralizado deja el campo en manos de los villanos, la banca privada. Así se lee el rechazo a una “tasa Tobin”.<br />
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Con o sin tipos referenciales en cero –como se pide al BCE-, el peligro mayor consiste en una recesión que pueda trocarse en deflación y generar el fenómeno contrario a la estanflación: la recesión deflacionaria. Esta perspectiva eventualmente impedirá que gobiernos, empresas y personas paguen sus deudas y se repitan casos como el griego.<br />
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