Unión Europea: ¿tiene sentido acelerar el ingreso de Serbia?

El consejo ministerial de la UE firmó con Belgrado el acuerdo de estabilización y asociación. Ahora, los serbios deben entregar Ratko Mladiè, criminal de guerra, al tribunal de La Haya. Algunos ven exceso de apuro.

2 mayo, 2008

Mientras persisten dudas sobre la apresurada incorporación de Rumania, Bulgaria –dos economías “subdesarrolladas”- y estados tan poco viables como la Chipre griega o Malta, Bruselas aceleras los tiempos con Serbia. Amén del caso Mladiè, hay dos situaciones ambiguas: Montenegro, separado en 2007, y Kósovo.

Su independencia es un dislate. Primero, porque la etnia albanesa fuera de Albania (en sí, un contrasentido) desborda Kósovo hacia Macedonia. Segundo, porque hay dos enclaves serbios en la flamante república. Tercero, porque continua irresuelto el caso de Bosnia-ducado –traducción correcta de “hertsegóvina”-, donde conviven incómodamente bosnios musulmanes, croatas católicos romanos y serbios católicos bizantinos.

Tampoco el trámite serbio en la UE fue fácil. Fue preciso neutralizar los vetos de Holanda y Bélgica (un Kósovo civilizado que data de 1831), por lo cual se agregó la cláusula sobre un criminal de guerra residente en Serbia, donde es un héroe.

El pacto su subscripto por el presidente Boris Tadiè y el primer ministro Bozidar Djeliè. Paralelamente, en Belgrado, Fiat firmaba con autoridades locales un proyecto para fabricar dos modelos, el 500 y el Topolino, sabiamente no vinculado al acuerdo entre la UE y Serbia.

Mientras persisten dudas sobre la apresurada incorporación de Rumania, Bulgaria –dos economías “subdesarrolladas”- y estados tan poco viables como la Chipre griega o Malta, Bruselas aceleras los tiempos con Serbia. Amén del caso Mladiè, hay dos situaciones ambiguas: Montenegro, separado en 2007, y Kósovo.

Su independencia es un dislate. Primero, porque la etnia albanesa fuera de Albania (en sí, un contrasentido) desborda Kósovo hacia Macedonia. Segundo, porque hay dos enclaves serbios en la flamante república. Tercero, porque continua irresuelto el caso de Bosnia-ducado –traducción correcta de “hertsegóvina”-, donde conviven incómodamente bosnios musulmanes, croatas católicos romanos y serbios católicos bizantinos.

Tampoco el trámite serbio en la UE fue fácil. Fue preciso neutralizar los vetos de Holanda y Bélgica (un Kósovo civilizado que data de 1831), por lo cual se agregó la cláusula sobre un criminal de guerra residente en Serbia, donde es un héroe.

El pacto su subscripto por el presidente Boris Tadiè y el primer ministro Bozidar Djeliè. Paralelamente, en Belgrado, Fiat firmaba con autoridades locales un proyecto para fabricar dos modelos, el 500 y el Topolino, sabiamente no vinculado al acuerdo entre la UE y Serbia.

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