Unión Europea: pese a todo, proseguirán con la ratificación

El rechazo de Eire al tratado de Lisboa (apenas un borrador) evidencia una creciente brecha entre gobiernos y ciudadanos. El asunto desborda la isla y toca a buena parte de los 495 millones que habitan 27 países. Pero los cancilleres insisten.

17 junio, 2008

<p>Por un lado, el italiano Mario Monti sostiene que &ldquo;quien bocha el referendo, que lo repita&rdquo;; o sea, un dislate. Por el otro, el lunes los cancilleres resolvieron continuar con los plebiscitos, pero dejando de lado &ndash;en los hechos- el requisito de unanimidad. Ahora, apuestan que este a&ntilde;o veintis&eacute;is de los veintisiete socios hayan ratificado el texto. Ya lo han aprobado dieciocho.</p>
<p>Lo del viernes 13 tiene una larga historia detr&aacute;s. Ya en junio de 1992, Dinamarca rechaz&oacute; el tratado de Maastricht, que debi&oacute; modificarse en 1993 para destrabarlo. En verdad, sus pretensiones monetaristas nunca cristalizaron del todo. Hoy, s&oacute;lo el Banco Central Europeo lo toma en serio, quiz&aacute; porque lo preocupa m&aacute;s la solidez del euro -abri&oacute; esta semana en s&oacute;lo US$ 1,545- que otras variables.</p>
<p>Dividida la UE en adherentes a la moneda &uacute;nica (quince, en la actualidad) y el resto, hoy doce, la rebelde Dinamarca volvi&oacute; a la carga en septiembre de 2000. Convoc&oacute; a referendo justamente sobre adopci&oacute;n del euro &ndash;creado en 1999- y 53% del electorado la rechaz&oacute;. En junio 2001, los irlandeses votaron contra el tratado de Niza -reglamentaba el funcionamiento de la UE ampliada- y fue precisa una reforma en 2002.</p>
<p>En mayo-junio de 2005 ardi&oacute; Troya o, mejor dicho, Francia y Holanda. En sendos plebiscitos, tornaron en letra muerta el primer proyecto constitucional, un mamotreto de 6.800 p&aacute;ginas, fruto de bur&oacute;cratas estables, que casi nadie lleg&oacute; a leer completo. En realidad, lo de Lisboa fue una simplificaci&oacute;n a mil carillas. En s&iacute;ntesis, &ldquo;frustrados los planes A y B, no s&eacute; de d&oacute;nde sacar&aacute;n un plan C a tiempo para la cumbre del martes 24&rdquo;, ironizaba Brian Lenihan, ministro irland&eacute;s de hacienda.</p>
<p>Ahora algunos exigen separar la isla verde de la UE, arrumb&aacute;ndola junto con Noruega, Islandia y Suiza. Otros sugieren repetir el referendo, soluci&oacute;n algo rid&iacute;cula, salvo que &ndash;como en anteriores ocasiones- se retoquen aspectos del tratado. El problema fundamental es la obsesi&oacute;n por la unanimidad, poco plausible en una organizaci&oacute;n que est&aacute; dividida en dos desde 1999: Eurozona (dominada por Alemania y Francia) y resto, donde Gran Breta&ntilde;a juega de l&iacute;bero, aferrada a la libra, un anacronismo.</p>
<p>Tampoco hay consistencia en lo geopol&iacute;tico. La prematura incorporaci&oacute;n de estados poco viables involucra a Malta (una isla controlada desde Londres), dos tercios de Chipre &ndash;una anomal&iacute;a- y dos econom&iacute;as subdesarrolladas, Rumania y Bulgaria. Hasta lo del viernes, inclusive se pensaba en Croacia, Serbia (cuyas fronteras no terminan de asentarse), Bosnia &ndash;dos etnias, tres religiones-, Macedonia, Albania y un imposible, K&oacute;sovo. Este lunes, la UE opt&oacute; por seguir adelante sin unanimidad, pero obviando el tema; o sea, el plan C.</p>
<p>&nbsp;</p>
<p>&nbsp;</p>

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades