“Es con un tipo de cambio alto, que aliente las inversiones
genuinas, como se recreará la Argentina productiva. Así, la gente
demandará pesos, y no dólares”, señaló el dirigente.
Según Massuh, “existe una idea, a mi juicio equivocada, de que
los argentinos siempre pensamos en dólares y estamos obsesionados
por atesorar sólo esa moneda”.
“La ficción cambiaria generó un bienestar efímero, una
apariencia de prosperidad en algunos sectores, sustentada en la
hipoteca de un gigantesco endeudamiento externo, causa histórica
de las recurrentes crisis y megadevaluaciones”, dijo el industrial.
Massuh señaló además que “la larga historia del retraso
cambiario en nuestro país dio lugar a un clásico: el de la
Argentina financiera e importadora”.
“En consecuencia, la escasa rentabilidad que derivaba del mismo
retraso impidió que se realizaran inversiones significativas en
las industrias de bienes transables, e hizo que tampoco se pudiera
pagar con divisas de exportaciones el incremento de la deuda
externa”, añadió.
Para el titular de la UIA, “muchos empresarios que sucumbieron
jamás comprendieron que su fracaso no era producto de una gestión
incompetente, sino consecuencia de políticas económicas
equivocadas que hundieron al país”.
“Pero hubo otros empresarios que, con coraje, enfrentaron el
huracán devastador del atraso cambiario, las altas tasas de
interés y la apertura ingenua de la economía”, puntualizó.
Por otra parte, el empresario estimó que “en la economía hay
algunos indicadores positivos que permiten albergar cierta
esperanza. Pero no alcanzan para superar las gravísimas
consecuencias de la indigencia que nos conmueve”.
“Es con un tipo de cambio alto, que aliente las inversiones
genuinas, como se recreará la Argentina productiva. Así, la gente
demandará pesos, y no dólares”, señaló el dirigente.
Según Massuh, “existe una idea, a mi juicio equivocada, de que
los argentinos siempre pensamos en dólares y estamos obsesionados
por atesorar sólo esa moneda”.
“La ficción cambiaria generó un bienestar efímero, una
apariencia de prosperidad en algunos sectores, sustentada en la
hipoteca de un gigantesco endeudamiento externo, causa histórica
de las recurrentes crisis y megadevaluaciones”, dijo el industrial.
Massuh señaló además que “la larga historia del retraso
cambiario en nuestro país dio lugar a un clásico: el de la
Argentina financiera e importadora”.
“En consecuencia, la escasa rentabilidad que derivaba del mismo
retraso impidió que se realizaran inversiones significativas en
las industrias de bienes transables, e hizo que tampoco se pudiera
pagar con divisas de exportaciones el incremento de la deuda
externa”, añadió.
Para el titular de la UIA, “muchos empresarios que sucumbieron
jamás comprendieron que su fracaso no era producto de una gestión
incompetente, sino consecuencia de políticas económicas
equivocadas que hundieron al país”.
“Pero hubo otros empresarios que, con coraje, enfrentaron el
huracán devastador del atraso cambiario, las altas tasas de
interés y la apertura ingenua de la economía”, puntualizó.
Por otra parte, el empresario estimó que “en la economía hay
algunos indicadores positivos que permiten albergar cierta
esperanza. Pero no alcanzan para superar las gravísimas
consecuencias de la indigencia que nos conmueve”.