UE: congreso, gobierno y Pentágono le piden no vender armas a China

Varios legisladores salieron esta semana de una reunión con George W.Bush repitiendo sus advertencias a la Unión Europea. Concretamente, si levanta el embargo a armas impuesto en 1990 a Beijing, habrá restricciones comerciales.

4 marzo, 2005

Esas presuntas limitaciones afectarían ventas de tecnología y productos estratégicos a los países miembros de la UE. El tema acababa de ser abordado por el propio presidente, durante una jira por algunos países europeos y la oposición norteamericana a levantar el embargo se funda en informes de inteligencia propios. Según éstos, China está mejorando velozmente su equipamiento militar y ahora ya pude invadir Taiwán con armas complejas y, a la vez, neutralizar un contrataque estadounidense.

Tras conversar con Bush y Donald Rumsfeld (Defensa), el senador Richard G.Lugar (republicano, Indiana), jefe del comité de relaciones exteriores, previno que, si se deroga el embargo –algo que los gobiernos de la UE planean hacer en pocos meses-, el congreso mismo impondrá a los europeos una veda a la venta de tecnología, materiales y equipos estratégicos de avanzada. Su colega demócrata, Joseph R.Biden, hijo (Delaware) calificó con dureza la actitud de Bruselas.

Estas expresiones secundan advertencias que Bush y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice viene formulando desde hace varias semanas. Ambos afirman que vender armas a China implicará transferir tecnologías y pertrechos superiores a los existentes en Beijing. Pero los europeos califican de exagerados –o inspirados por el “lobby” militar- y, por otra parte, Bruselas considera un compromiso, por el cual se bloqueen exportaciones de tecnología avanzada.

Funcionarios del Pentágono señalan que los problemas más preocupantes hacen a redar y sistema de comunicación en campo. Para subrayar el punto han iniciado análisis estratégicos para medir hasta dónde las nuevas tecnologías intimidarán a Taiwán y frenarán cualquier gesto directamente orientado a la separación formal de la provincia.

Por supuesto, el Pentágono ve con inquietud las posibilidades de que una China mejor armada sea una amenaza a la seguridad norteamericana. Pero el debate coincide con el tratamiento parlamentario del presupuesto 2006, donde Bush ha introducido propuesta para aumentar notablemente el gasto militar, o sea promover más negocios para proveedores de armas, contratistas y demás empresarios ligados a las FF.AA.

Al respecto, el gobierno replica recordando que las erogaciones propuestas se dirigen al ejército (por Irak), en tanto la amenaza china es cuestión de la marina y la aeronáutica. Por otra parte, los halcones acaudillados por Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney apuntan a otro riesgo: el crecimiento de China como potencia en el Pacífico. Mientras EE.UU. sigue ocupado en Levante.

Otros informes de inteligencia señalan que, desde el arribo de Bush al poder, China ha sido protagonista de una de las expansiones militares más intensas registradas en el mundo. Eso incluye veintitrés nuevos buques anfibios de asalto –pueden transportar tanques y tropas cruzando el estrecho de Formosa- y trece nuevos submarinos de ataque.

Los expertos militares europeos no discuten los datos estadounidenses, pero los dirigentes políticos subrayan que las sanciones eran un castigo por la masacre de manifestantes antigubernamentales en Tiananmen, 1989, no por los planes estratégicos de Beijing. Hoy, con una nueva generación de líderes, las causas específicas del embargo han desaparecido.

Por el contrario, Japón apoya a Estados Unidos, en cuanto temer el peligro para Taiwán de una China que sea no sólo potencia económica, sino también militar. A tal punto que, hace pocos días, el tema apareció por vez primara en una declaracion conjunta sobre seguridad regional. Además, Tokio y Seúl creen que Rusai tiene sus aprensiones, dada la secular rivalidad con China y los territorios que Beijing sigue considerando irredentos en Siberia oriental.

Sin embargo, hasta el momento Washington no ha dicho claramente si defenderá a Taipei y cómo. En la última crisis regional (1994), el gobierno de William J.Clinton envío un portaviones a la entrada septentrional de estrecho de Formosa. Pero no ingresó en el canal de l00 km que separa la isla del continente.

La creciente flota china de submarinos, que incluye nuevas unidades nucleares, le permite remediar una vulnerabilidad clave: la incapacidad, hasta hora, de controlar el estrecho de Formosa. Pero esta flota puede complicar todo intento de Washington para intervenir en caso de una invasión tipo “blitzkrieg”.

Por el momento, en cambio, los alcances del aparato bélico chino no amenazan territorio continental norteamericano. Beijing aún carece de una flota de altamar (una sola vez la tuvo, en los siglos XIII y XIV), capaz de rivalizar con EE.UU. Por el contrario, a éste le sobran proyectiles nucleares que puedan atacar China desde mar o tierra.

Esas presuntas limitaciones afectarían ventas de tecnología y productos estratégicos a los países miembros de la UE. El tema acababa de ser abordado por el propio presidente, durante una jira por algunos países europeos y la oposición norteamericana a levantar el embargo se funda en informes de inteligencia propios. Según éstos, China está mejorando velozmente su equipamiento militar y ahora ya pude invadir Taiwán con armas complejas y, a la vez, neutralizar un contrataque estadounidense.

Tras conversar con Bush y Donald Rumsfeld (Defensa), el senador Richard G.Lugar (republicano, Indiana), jefe del comité de relaciones exteriores, previno que, si se deroga el embargo –algo que los gobiernos de la UE planean hacer en pocos meses-, el congreso mismo impondrá a los europeos una veda a la venta de tecnología, materiales y equipos estratégicos de avanzada. Su colega demócrata, Joseph R.Biden, hijo (Delaware) calificó con dureza la actitud de Bruselas.

Estas expresiones secundan advertencias que Bush y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice viene formulando desde hace varias semanas. Ambos afirman que vender armas a China implicará transferir tecnologías y pertrechos superiores a los existentes en Beijing. Pero los europeos califican de exagerados –o inspirados por el “lobby” militar- y, por otra parte, Bruselas considera un compromiso, por el cual se bloqueen exportaciones de tecnología avanzada.

Funcionarios del Pentágono señalan que los problemas más preocupantes hacen a redar y sistema de comunicación en campo. Para subrayar el punto han iniciado análisis estratégicos para medir hasta dónde las nuevas tecnologías intimidarán a Taiwán y frenarán cualquier gesto directamente orientado a la separación formal de la provincia.

Por supuesto, el Pentágono ve con inquietud las posibilidades de que una China mejor armada sea una amenaza a la seguridad norteamericana. Pero el debate coincide con el tratamiento parlamentario del presupuesto 2006, donde Bush ha introducido propuesta para aumentar notablemente el gasto militar, o sea promover más negocios para proveedores de armas, contratistas y demás empresarios ligados a las FF.AA.

Al respecto, el gobierno replica recordando que las erogaciones propuestas se dirigen al ejército (por Irak), en tanto la amenaza china es cuestión de la marina y la aeronáutica. Por otra parte, los halcones acaudillados por Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney apuntan a otro riesgo: el crecimiento de China como potencia en el Pacífico. Mientras EE.UU. sigue ocupado en Levante.

Otros informes de inteligencia señalan que, desde el arribo de Bush al poder, China ha sido protagonista de una de las expansiones militares más intensas registradas en el mundo. Eso incluye veintitrés nuevos buques anfibios de asalto –pueden transportar tanques y tropas cruzando el estrecho de Formosa- y trece nuevos submarinos de ataque.

Los expertos militares europeos no discuten los datos estadounidenses, pero los dirigentes políticos subrayan que las sanciones eran un castigo por la masacre de manifestantes antigubernamentales en Tiananmen, 1989, no por los planes estratégicos de Beijing. Hoy, con una nueva generación de líderes, las causas específicas del embargo han desaparecido.

Por el contrario, Japón apoya a Estados Unidos, en cuanto temer el peligro para Taiwán de una China que sea no sólo potencia económica, sino también militar. A tal punto que, hace pocos días, el tema apareció por vez primara en una declaracion conjunta sobre seguridad regional. Además, Tokio y Seúl creen que Rusai tiene sus aprensiones, dada la secular rivalidad con China y los territorios que Beijing sigue considerando irredentos en Siberia oriental.

Sin embargo, hasta el momento Washington no ha dicho claramente si defenderá a Taipei y cómo. En la última crisis regional (1994), el gobierno de William J.Clinton envío un portaviones a la entrada septentrional de estrecho de Formosa. Pero no ingresó en el canal de l00 km que separa la isla del continente.

La creciente flota china de submarinos, que incluye nuevas unidades nucleares, le permite remediar una vulnerabilidad clave: la incapacidad, hasta hora, de controlar el estrecho de Formosa. Pero esta flota puede complicar todo intento de Washington para intervenir en caso de una invasión tipo “blitzkrieg”.

Por el momento, en cambio, los alcances del aparato bélico chino no amenazan territorio continental norteamericano. Beijing aún carece de una flota de altamar (una sola vez la tuvo, en los siglos XIII y XIV), capaz de rivalizar con EE.UU. Por el contrario, a éste le sobran proyectiles nucleares que puedan atacar China desde mar o tierra.

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