Ucrania: elecciones parlamentarias y otra crisis en puerta

Los diputados filorrusos se oponen a que el presidente Víktor Yushchenko llame a comicios para el 27 de mayo. Acaudillados por el primer ministro Vìktor Yanukóvich, operador de Vladyímir Putin, tienen mayoria simple en la Rada.

3 abril, 2007

En otras palabras, se reanuda la historia iniciada el 21 de noviembre de 2004, cuando Yanukóvich hizo fraude –mientras Moscú intentaba liquidar a Yushchenko envenenándolo- para obtener la presidencia. Una serie de disturbios protagonizada por la población occidental (de habla ucraniana y polaca) hizo anular esos comicios.

Mientras Rusia le cortaba el gas a Ucrania (por elevación, a media Europa occidental), en enero de 2005 hubo nuevas elecciones. Yushchenko ganó la presidencia, pero Yanukóvich se quedó con la Rada (parlamento), por los votos del este y el sudeste, de habla rusa. La situación se estabilizó cuando, a cambio de un acuerdo por el cual Gazprom –monopolio estatal moscovita- aseguraba el abastecimiento, Yanukóvich pasó a primer ministro.

Ahora, el presidente optó por “seleccionar” candidatos y llamar a elecciones para dentro de dos meses. La oposición declaró esto ilegal. Nuevamente, pues, la plaza central de Kíyev se llena de tiendas levantadas por rusos del este y ucranianos de oeste. También reaparece la “pasionaria” Yulia Timoshenko, enemiga jurada de Putin y Moscú. Al margen de las mutuas acusaciones, los comicios no parecen ser una salida: los sondeos dan 18% de votos a Yanukóvich, 15% a Timoshenko y apenas 7% a Yushchenko. Una alianza entre la segunda y el tercero no es fácil: la ”pasionaria” no le perdona al presidente hacer cedido a las imposiciones rusas en 2006. Y Gazprom sigue siendo el fiel de la balanza.

En otras palabras, se reanuda la historia iniciada el 21 de noviembre de 2004, cuando Yanukóvich hizo fraude –mientras Moscú intentaba liquidar a Yushchenko envenenándolo- para obtener la presidencia. Una serie de disturbios protagonizada por la población occidental (de habla ucraniana y polaca) hizo anular esos comicios.

Mientras Rusia le cortaba el gas a Ucrania (por elevación, a media Europa occidental), en enero de 2005 hubo nuevas elecciones. Yushchenko ganó la presidencia, pero Yanukóvich se quedó con la Rada (parlamento), por los votos del este y el sudeste, de habla rusa. La situación se estabilizó cuando, a cambio de un acuerdo por el cual Gazprom –monopolio estatal moscovita- aseguraba el abastecimiento, Yanukóvich pasó a primer ministro.

Ahora, el presidente optó por “seleccionar” candidatos y llamar a elecciones para dentro de dos meses. La oposición declaró esto ilegal. Nuevamente, pues, la plaza central de Kíyev se llena de tiendas levantadas por rusos del este y ucranianos de oeste. También reaparece la “pasionaria” Yulia Timoshenko, enemiga jurada de Putin y Moscú. Al margen de las mutuas acusaciones, los comicios no parecen ser una salida: los sondeos dan 18% de votos a Yanukóvich, 15% a Timoshenko y apenas 7% a Yushchenko. Una alianza entre la segunda y el tercero no es fácil: la ”pasionaria” no le perdona al presidente hacer cedido a las imposiciones rusas en 2006. Y Gazprom sigue siendo el fiel de la balanza.

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