El turismo emisivo en Argentina alcanzó niveles inéditos en los primeros meses del año, según un análisis de la Fundación Mediterránea, presidida por María Pía Astori. Esta situación genera una creciente presión sobre el sector turístico local, que enfrenta un contexto de desequilibrio económico y expectativas de baja actividad.
Durante el primer trimestre, el turismo emisivo provocó una salida de divisas cercana a 5.000 millones de dólares, mientras que el ingreso por turismo receptivo apenas llegó a 1.500 millones. Esta diferencia representa un déficit de 3.500 millones de dólares, el más alto en las últimas dos décadas, lo que refleja un fuerte impacto en la balanza turística nacional.
Entre enero y mayo, 6,7 millones de argentinos viajaron al exterior, en contraste con 2,4 millones de turistas internacionales que visitaron el país. Esto elevó la relación entre turistas emisivos y receptivos a 2,8, un récord histórico salvo por el año con mayores restricciones a la movilidad internacional durante la pandemia de COVID-19. La entidad advierte que esta proporción es un indicador claro de la presión sobre el turismo interno.
Tendencias y comportamiento del mercado
El análisis también destaca una disminución del 31 % en las búsquedas online relacionadas con destinos turísticos locales, en comparación con el mismo período del año anterior. En paralelo, las consultas sobre opciones internacionales se mantienen elevadas, lo que anticipa una temporada invernal con una importante salida de residentes y una baja ocupación en el mercado interno.
Este escenario representa un desafío para la actividad turística y el empleo en el sector. La retracción ya se observa en rubros clave como alojamientos, que son sensibles a la reducción de la demanda local y extranjera. La entidad advierte que esta dinámica podría afectar la recuperación y estabilidad de un sector fundamental para la economía argentina.
Impacto económico y social
El déficit récord en la balanza turística responde a un fenómeno conocido como turismo emisivo, que se refiere a los viajes que realizan los residentes de un país hacia destinos en el exterior. La salida de divisas por este concepto supera ampliamente el ingreso generado por el turismo receptivo, que consiste en los visitantes extranjeros que arriban al país.
El reporte señala que «el turismo emisivo volvió a niveles récord y genera una creciente presión sobre la actividad turística interna». Esta afirmación subraya la necesidad de evaluar políticas públicas y estrategias empresariales orientadas a equilibrar el flujo turístico y fortalecer el mercado local.
El contexto actual implica riesgos para la generación de empleo en el sector y para la cadena de valor asociada al turismo, incluyendo transporte, gastronomía y servicios complementarios. La situación requiere atención para evitar que la salida masiva de turistas residentes afecte la continuidad y el desarrollo de la actividad turística nacional.
Perspectivas y recomendaciones
A pocas semanas del receso invernal, el informe advierte sobre la complejidad del escenario para el turismo local. La caída en la demanda interna y el aumento del turismo emisivo podrían limitar la recuperación del sector tras los efectos de la pandemia. Además, el desequilibrio en la balanza turística representa un desafío macroeconómico en un contexto de restricciones cambiarias y presión sobre las reservas internacionales.
El documento concluye con un llamado a considerar las implicancias de estas cifras para el futuro del turismo argentino. Se destaca la importancia de diseñar medidas que incentiven el consumo en el mercado interno y que reduzcan la fuga de turistas residentes hacia el exterior.