Tropas rusas y chinas a Líbano. Acuerdo entre Hamás y Abú Mazén

Fruto del eje Italia-Francia en Levante, Moscú y Beijing envían contingentes a la fuerza interina de la ONU en Líbano (Fionul). Entretanto, se reanudan contactos entre Abú Mazén y el partido Hamás, que controla el parlamento palestino.

12 septiembre, 2006

“Hemos demostrado que el diálogo puede imponerse sobre la fuerza”, señaló en París Giorgio Napolitano, presidente de Italia. La incorporación de efectivos rusos y chinos “es otro triunfo de Naciones Unidas y la Unión Europea, contra quienes insisten en intransijencia o medidas duras”, añadió en presencia de Jacques Chirac.

Poco antes, Beijing confirmó que se apresta a mandar tropas a las fronteras de Líbano con Israel y Siria. Igual temperamento adoptó Moscú. Ninguno de ambos países presta atención a las nuevas amenazas del egipcio Aimán az-Zawahirí, nuevo lugarteniente de Osama bin Laden. Obviamente, el grupo shi’í Hezbollá no opera con los sunníes de al Qa’eda.

Tampoco han sido tomadas en serio las diatribas sobre un “nuevo eje de mal”, lanzadas el lunes por George W.Bush, Richard Cheney y el secretario de defensa, Donald Rumsfeld. Menos influyó el mal humor de Washington, molesto por sondeos donde la conducción de la guerra al terrorismo cuenta con rechazos superiores a 50%. Fatando poco para los comicios parlamentarios, el acercamiento entre Hamás y al Fataj cayó mal entre los ultraconservadores estadounidenses, tanto cristianos como judíos.

“Hemos demostrado que el diálogo puede imponerse sobre la fuerza”, señaló en París Giorgio Napolitano, presidente de Italia. La incorporación de efectivos rusos y chinos “es otro triunfo de Naciones Unidas y la Unión Europea, contra quienes insisten en intransijencia o medidas duras”, añadió en presencia de Jacques Chirac.

Poco antes, Beijing confirmó que se apresta a mandar tropas a las fronteras de Líbano con Israel y Siria. Igual temperamento adoptó Moscú. Ninguno de ambos países presta atención a las nuevas amenazas del egipcio Aimán az-Zawahirí, nuevo lugarteniente de Osama bin Laden. Obviamente, el grupo shi’í Hezbollá no opera con los sunníes de al Qa’eda.

Tampoco han sido tomadas en serio las diatribas sobre un “nuevo eje de mal”, lanzadas el lunes por George W.Bush, Richard Cheney y el secretario de defensa, Donald Rumsfeld. Menos influyó el mal humor de Washington, molesto por sondeos donde la conducción de la guerra al terrorismo cuenta con rechazos superiores a 50%. Fatando poco para los comicios parlamentarios, el acercamiento entre Hamás y al Fataj cayó mal entre los ultraconservadores estadounidenses, tanto cristianos como judíos.

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