<p>Justamente mientras se desarrollaba el encuentro del grupo de los 20, el sábado Washington informaba que el desempleo había rebotado algo por encima de 10% en mayo. No es un margen alarmante -pasó de 9,97 a 10,1% de la población activa-, pero tiene peso psicológico para un Barack Obama castigado por el derrame en el golfo de México –parece ceder-, la belicosidad israelí y una oposición salvaje de los legisladores republicanos a la reforma financiera.<br />
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En realidad, inversores y especuladores no temen una recaída, aunque sí un crecimiento menos marcado en Estados Unidos, cuando se agoten los estímulos fiscales. Este fenómeno, señalan en Tokio, Hongkong y Singapur –que abrían las semana cediendo de 1,6 a 3,8%-, afecta la reapreciación de acciones, títulos y otro activos de riesgo. No obstante, la preocupación clave de los operadores se cifra ahora en Europa sudoriental: Hungría, Eslovaquia, Rumania, Eslovenia, etc.<br />
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Ya el viernes, en Wall Street el Dow Jones 30 caía 3,2% a 9.932, mínimo desde principios de febrero. Por supuesto, el lento, inexorable proceso de deterioro en las bolsas centrales quita relevancia a esos números, pero su trasfondo es inquietante, pues apunta a la crisis europea. En otra muestra de ambigüedad, muchos creen que los planes de austeridad impuestos a Grecia, España o Portugal terminen frustrando la paulatina recuperación en EE.UU y algunas economías emergentes.<br />
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Eso se trasunta en el “segundo pelotón de ajuste”, vale decir Gran Bretaña, Irlanda, Italia y probablemente Hungría. En el extremo virtuoso, Alemania, Francia, Holanda, Bélgica o Suecia intentan eludir medidas drásticas y contractivas. Por ejemplo, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy saben que, este año, ambos países esperan aumentos en el déficit fiscal y el endeudamiento público. En el primer caso, la relación con el PBI en 2010 se proyecta en 11,5% (Gran Bretaña), 11,3% (EE.UU.), 8% (Francia, Japón) y apenas 4% (Alemania). El anacrónico pacto de Maastricht permitía sólo 3%. <br />
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Tras la fallida reunión del G-20, vacilan los mercados
Los analistas se aprestan para otra semana difícil. Por ejemplo, no se espera mucho de las presuntas medidas resultantes del encuentro en Surcorea o sus efectos en una crisis de deuda soberana que toca hoy a Hungría, sin haberse frenado en la Eurozona.