Todos unidos triunfaremos

De la Rúa y Reutemann intercambiaron expresiones de mutuo apoyo. El gobernador reclamó un proyecto nacional para el país. El Presidente se comprometió a derrotar al desempleo. Reclamos del obispo rosarino.

2 mayo, 2000

Por primera vez en la historia de Santa Fe, el presidente de la República asistió a la apertura del período ordinario de su Legislatura. Fernando De la Rúa y Carlos Reutemann intercambiaron expresiones de mutuo apoyo y difundieron la imagen de dos gobernantes convencidos de que la Argentina necesita instrumentar cuanto antes un proyecto nacional, una propuesta de vida compartida por todos sus habitantes.

Las palabras:

·Reutemann: “Cuando asumí el gobierno, me comprometí a acompañar al señor Presidente y sigo pensando que todos debemos estar junto a él”.

Reclamó cumplir la propuesta de Juan Perón, formulada hace tres décadas, de instituir “un proyecto nacional que perteneciera al país en su totalidad”

·De la Rúa: “El país vive fuerte porque es fuerte el federalismo consagrado en nuestra Constitución Nacional que fuera aprobada en esta provincia en 1853”. Con lo cual el Presidente se ubicó en la tradicional línea histórica de la UCR, teñida de una clara vena federal.

·Tuvo, además, definiciones para la coyuntura, al comprometerse a “derrotar los altos índices de desempleo que todavía castigan a la República, y eso lo vamos a lograr con crecimiento, capacitación y promoviendo la educación.

Mientras tanto, en Rosario resonaba la homilía del obispo, Eduardo Mirás, que cargó contra la globalización. Le adjudicó “crear interdependencias que deshumanizan la economía” y recordó que en el Gran Rosario han cerrado muchas industrias “por incapacidad de confrontar en condiciones análogas con las empresas monopólicas”.

Otras expresiones de alto impacto: “La riqueza se ha convertido en causa de la pobreza” – “Para que crezcan los menos, que tienen todo el poder, los programas económicos acuden al despojo de los más, que resultan excluidos” – “Nada hay más importante que la equidad, que implica no sólo el rechazo de las presiones externas que sean intolerables para el pueblo, sino la distribución equitativa de cargas e ingresos”.

Por primera vez en la historia de Santa Fe, el presidente de la República asistió a la apertura del período ordinario de su Legislatura. Fernando De la Rúa y Carlos Reutemann intercambiaron expresiones de mutuo apoyo y difundieron la imagen de dos gobernantes convencidos de que la Argentina necesita instrumentar cuanto antes un proyecto nacional, una propuesta de vida compartida por todos sus habitantes.

Las palabras:

·Reutemann: “Cuando asumí el gobierno, me comprometí a acompañar al señor Presidente y sigo pensando que todos debemos estar junto a él”.

Reclamó cumplir la propuesta de Juan Perón, formulada hace tres décadas, de instituir “un proyecto nacional que perteneciera al país en su totalidad”

·De la Rúa: “El país vive fuerte porque es fuerte el federalismo consagrado en nuestra Constitución Nacional que fuera aprobada en esta provincia en 1853”. Con lo cual el Presidente se ubicó en la tradicional línea histórica de la UCR, teñida de una clara vena federal.

·Tuvo, además, definiciones para la coyuntura, al comprometerse a “derrotar los altos índices de desempleo que todavía castigan a la República, y eso lo vamos a lograr con crecimiento, capacitación y promoviendo la educación.

Mientras tanto, en Rosario resonaba la homilía del obispo, Eduardo Mirás, que cargó contra la globalización. Le adjudicó “crear interdependencias que deshumanizan la economía” y recordó que en el Gran Rosario han cerrado muchas industrias “por incapacidad de confrontar en condiciones análogas con las empresas monopólicas”.

Otras expresiones de alto impacto: “La riqueza se ha convertido en causa de la pobreza” – “Para que crezcan los menos, que tienen todo el poder, los programas económicos acuden al despojo de los más, que resultan excluidos” – “Nada hay más importante que la equidad, que implica no sólo el rechazo de las presiones externas que sean intolerables para el pueblo, sino la distribución equitativa de cargas e ingresos”.

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