Sorpresa de la CFC: quiere abrir ya mismo el mercado del cable en Estados Unidos

La Comisión Federal de Comunicaciones prepara nuevas normas para abrir el negocio de cable a programadores independientes y servicios de video. El ente ha determinado que las grandes compañías en exceso dominantes. Ellas no coinciden.

12 noviembre, 2007

Una serie de estudios llevará a una ley que conferirá a la CFC mayores facultades sobre la televisión por cable… si las empresas se pasan de tamaño. Los anuncios, previstos para este mismo mes, rompen con políticas de la agencia y afectan a la actividad –no es una industria-, derregulada por el congreso en 1996. Las innovaciones probablemente diversifiquen la programación disponible al público. Según grupos que defienden a los abonados, los cambios podrían producir una baja de tarifas.

Apoyadas por esos grupos, la futuras medidas de Kevin Martin (presidente de la CFC) son excepciones a las políticas derregulatorias de George W.Bush y su gobierno. En varios sectores, los funcionarios republicanos (Martin lo es) habían ido demasiado lejos en materia de atenuar regulaciones y no cuestionar grandes fusiones o adquisiciones empresarias. Por supuesto, ahora ya no hay un congreso controlado por el oficialismo.

La comisión “tendrá mayores facultades para asegurar diversidad de voces u ofertas. Es importante –señalaba Martin este fin de semana- hacer lo posible para los espectadores tengan más oportunidades en materia de programas”. A eso apunta una conclusión de la CFC: “el negocio del cable ha crecido demasiado y exige otras normas y propuestas”. Eso incluye un tope que impida a la mayor compañía norteamericana del ramo, Comcast, seguir expandiéndose. También frenará nuevas compras por parte de firman como Time Warner. Curiosamente, Martin está por anunciar un plan para atenuar restricciones a la propiedad de medios diversos en una misma área geográfica.

Por supuesto, existe una disputa sobre hasta qué punto las compañías de cable abusan de su dominio. Las grandes sostienen, con razón, estar expuestas a la creciente competencia de operadores telefónicos y satelitales. Pero la CF tiene un contraargumento: los abonos suben bastante más rápido que la inflación.
companies.

Los grupos civiles que abogan por el público estiman que, a partir de ahora, la CFC tiene asideros legales para elevar la calidad de los programas y reducir el costo para los subscriptores. Ellos y las redes independientes vienen sosteniendo desde hace tiempo que es caso imposible quejarse cuado una compañía de cable se niega a aceptar determinado programa. A su vez, las empresas critican las conclusiones de la CFC y le recuerdan que, si bien llegan a 70% de los hogares en EE.UU. (como subraya la comisión), una proporción mucho menor efectivamente ve esos canales.

Una serie de estudios llevará a una ley que conferirá a la CFC mayores facultades sobre la televisión por cable… si las empresas se pasan de tamaño. Los anuncios, previstos para este mismo mes, rompen con políticas de la agencia y afectan a la actividad –no es una industria-, derregulada por el congreso en 1996. Las innovaciones probablemente diversifiquen la programación disponible al público. Según grupos que defienden a los abonados, los cambios podrían producir una baja de tarifas.

Apoyadas por esos grupos, la futuras medidas de Kevin Martin (presidente de la CFC) son excepciones a las políticas derregulatorias de George W.Bush y su gobierno. En varios sectores, los funcionarios republicanos (Martin lo es) habían ido demasiado lejos en materia de atenuar regulaciones y no cuestionar grandes fusiones o adquisiciones empresarias. Por supuesto, ahora ya no hay un congreso controlado por el oficialismo.

La comisión “tendrá mayores facultades para asegurar diversidad de voces u ofertas. Es importante –señalaba Martin este fin de semana- hacer lo posible para los espectadores tengan más oportunidades en materia de programas”. A eso apunta una conclusión de la CFC: “el negocio del cable ha crecido demasiado y exige otras normas y propuestas”. Eso incluye un tope que impida a la mayor compañía norteamericana del ramo, Comcast, seguir expandiéndose. También frenará nuevas compras por parte de firman como Time Warner. Curiosamente, Martin está por anunciar un plan para atenuar restricciones a la propiedad de medios diversos en una misma área geográfica.

Por supuesto, existe una disputa sobre hasta qué punto las compañías de cable abusan de su dominio. Las grandes sostienen, con razón, estar expuestas a la creciente competencia de operadores telefónicos y satelitales. Pero la CF tiene un contraargumento: los abonos suben bastante más rápido que la inflación.
companies.

Los grupos civiles que abogan por el público estiman que, a partir de ahora, la CFC tiene asideros legales para elevar la calidad de los programas y reducir el costo para los subscriptores. Ellos y las redes independientes vienen sosteniendo desde hace tiempo que es caso imposible quejarse cuado una compañía de cable se niega a aceptar determinado programa. A su vez, las empresas critican las conclusiones de la CFC y le recuerdan que, si bien llegan a 70% de los hogares en EE.UU. (como subraya la comisión), una proporción mucho menor efectivamente ve esos canales.

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