<p>En una jugada sorpresiva, la UE, Estados Unidos y Japón consiguieron sacar los temas agropecuarios de la agenda para el enésimo intento de revivir Dohá. Se apeló a un eufemismo, “desplazar el énfasis fuera de las áreas agrícolas e industriales”.<br />
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Por ende, una reunión entre veintiocho embajadores y funcionarios técnicos resolvió dedicar esas futuras sesiones a servicios reales, ambiente, prácticas ilegales (como si subsidiar no lo fuera) y normas aduaneras. Esto pone en tela de juicio que la OMC siga usando esta sigla.<br />
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Lo realmente clave es que este encuentro reconozca que la ronda Dohá “se halla desde hace años en punto muerto”. También se admite que una reciente exhortación del grupo de los 8 (que integran los villanos de la historia) “no ha sido escuchada por casi nadie”. Pero todo ello no obstó para que Pascal Lamy –presidente de la OMC y viejo promotor de subsidios agrícolas- haya recibido un aumento salarial de 30% junto con su equipo de viajeros.<br />
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Quizá la italiana Benita Ferrero no supiera lo de Ginebra cuando salió hacia la Argentina. La encargada de relaciones exteriores en la comisión europea fue ortodoxa y terminante: “El clima de negocios debe seguir mejorando para firmas locales y extranjeras. Hacen falta seguridad jurídica y reglas previsibles”. Tal vez el gobierno argentino le pida explicaciones, a menos que ella desmienta esas exigencias. <br />
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¿Sobre qué se podrá discutir ahora en la ronda de Dohá?
En Ginebra, la Organización Mundial de Comercio cedió a presiones europeas y excluye los subsidios agrícolas de la baqueteada ronda Dohá. Mientras, una funcionaria de la Unión Europea llega a Buenos Aires con reclamos.