Sin Merkel ni Schröder, una gran coalición sería más fácil

Los resultados en Dresden (37% para la derecha, 31,1% para los socialdemócratas) no le alcanzan a Angela Merkel para dominar una “grosse Koalition” con la centroizquierda. Muchos dirigentes creen que ella y Gerhard Schröder deben apartarse.

3 octubre, 2005

En números, crecen las posibilidades de que una mujer llegue por vez primera a gobernar Alemania. Los comicios en la ciudad sajona elevan de 225 a 226 los escaños nacionales de la coalición confesional, contra 222 del centro izquierda. También ganó uno la futura bancada de izquierda (obtuvo 19,7% en Dresde), mientras no cambian las proyecciones de los liberales y los verdes.

Sea como fuera, el panorama dista de haberse aclarado. Por una parte, una “coalición lógica” (socialdemocracia, izquierda y verdes: cerca de 60% del futuro Bundestag) choca con las pretensiones personalistas de Schröder y con su programa de reforma pro mercado. “Gerhard debe admitir que su ciclo ha terminado, pero su esposa no lo deja”, decía este lunes Oskar Lafontaine, ex líder socialdemócrata pasado a la izquierda.

El problema de Merkel es más complejo. Su postura, más pro mercado que la de su rival, queda neutralizada por su escasa experiencia de gobierno y su falta de carisma. En cuanto a la segunda “coalición lógica” (democristianos y liberales: 50% del futuro parlamento) está trabada por el predominio católico entre los democristianos –debido al componente bávaro, en extremo papista- y el predominio protestante entre los liberales.

Por otra parte, banqueros y grandes empresarios –fuera de Baviera- son en general luteranos. Esto tiene relevancia porque Benito XVI muestra un sesgo anticapital más marcado que Juan Pablo II. Además, antes de ser pontífice fue gran inquisidor –por eso no podía recibir en público al teólogo disidente Hans Küng- y su condición de alemán le da mucha influencia sobre los democristianos. No obstante, desde que Otto von Bismarck impuso al II Reich su modelo económico (1871/1918), Alemania ha mantenido distancia respecto del Vaticano. Antes, durante y después del III Reich.

Esos nexos entre democristianos e iglesia romana explican la ausencia de unanimidad en favor de la derecha germana entre los medios conservadores de Europa occidental y Estados Unidos. Voceros del mercado bursátil y la banca, como “Financial Times”, “Neue Zürcher Zeitung” o “Wall Street Journal”, prefieren subrayar la “derrota” de Schröder, no el “triunfo” de Merkel. El virtual portavoz del Banco de Inglaterra, “The Economist” viene desde agosto cargando las tintas sobre el papel de Benito XVI en la política alemana.

En números, crecen las posibilidades de que una mujer llegue por vez primera a gobernar Alemania. Los comicios en la ciudad sajona elevan de 225 a 226 los escaños nacionales de la coalición confesional, contra 222 del centro izquierda. También ganó uno la futura bancada de izquierda (obtuvo 19,7% en Dresde), mientras no cambian las proyecciones de los liberales y los verdes.

Sea como fuera, el panorama dista de haberse aclarado. Por una parte, una “coalición lógica” (socialdemocracia, izquierda y verdes: cerca de 60% del futuro Bundestag) choca con las pretensiones personalistas de Schröder y con su programa de reforma pro mercado. “Gerhard debe admitir que su ciclo ha terminado, pero su esposa no lo deja”, decía este lunes Oskar Lafontaine, ex líder socialdemócrata pasado a la izquierda.

El problema de Merkel es más complejo. Su postura, más pro mercado que la de su rival, queda neutralizada por su escasa experiencia de gobierno y su falta de carisma. En cuanto a la segunda “coalición lógica” (democristianos y liberales: 50% del futuro parlamento) está trabada por el predominio católico entre los democristianos –debido al componente bávaro, en extremo papista- y el predominio protestante entre los liberales.

Por otra parte, banqueros y grandes empresarios –fuera de Baviera- son en general luteranos. Esto tiene relevancia porque Benito XVI muestra un sesgo anticapital más marcado que Juan Pablo II. Además, antes de ser pontífice fue gran inquisidor –por eso no podía recibir en público al teólogo disidente Hans Küng- y su condición de alemán le da mucha influencia sobre los democristianos. No obstante, desde que Otto von Bismarck impuso al II Reich su modelo económico (1871/1918), Alemania ha mantenido distancia respecto del Vaticano. Antes, durante y después del III Reich.

Esos nexos entre democristianos e iglesia romana explican la ausencia de unanimidad en favor de la derecha germana entre los medios conservadores de Europa occidental y Estados Unidos. Voceros del mercado bursátil y la banca, como “Financial Times”, “Neue Zürcher Zeitung” o “Wall Street Journal”, prefieren subrayar la “derrota” de Schröder, no el “triunfo” de Merkel. El virtual portavoz del Banco de Inglaterra, “The Economist” viene desde agosto cargando las tintas sobre el papel de Benito XVI en la política alemana.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades