Sin licencia social no habrá minería

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Se impone una gran batalla por la opinión pública en un debate que está surcado por dos ejes. Uno es que la minería y el desarrollo se oponen y que el mundo puede desarrollarse sin ella.

Es un absurdo. El otro eje es que los países que han logrado desarrollarse trasladan la minería al mundo periférico porque es una actividad que compromete el medio ambiente.

En la Argentina acaba de ocurrir lo que podía pasar, aunque todos pretendían ignorarlo. Hubo un accidente: una falla humana o técnica .ya se sabrá- y de la planta de Barrick en Veladero escapó agua con cianuro, usado en todo el mundo en la extracción de oro (pero también en múltiples produccciones industriales). Aparentemente no hay daño ambiental o no se lo ha percibido todavía. Pero se ha dado munición gruesa a los fundamentalistas ecológicos que están en contra de cualquier explotación minera.

La responsabilidad en gran medida es del propio sector minero empeñado en guardar un inexplicable perfil bajo, que convierte a la actividad en sospechosa o semiclandestina. Justamente en épocas donde la transparencia y la reputación es lo único que asegura la supervivencia de cualquier empresa.

En el caso específico de la minería, lo primero es una batalla por ganar la opinión de una sociedad que adversa la actividad. La minería es un capítulo cada vez más importante de la economía nacional. Es una industria lícita, hay un Código de Minería de la Nación y legislación específica. Pero debe realizarse en condiciones sustentables. Dañar e impactar lo menos posible y reparar lo que se ha hecho.

Cualquiera sea el próximo Gobierno, va a tener que generar un ambiente más amigable con las empresas, oportunidades de negocios y el mercado de capitales internacionales. Uno de los sectores que se va a ver beneficiado por el potencial que tiene es el sector minero, si logra terminar con las falsas disyuntivas.

Potencialmente el país tiene reservas fabulosas, pero para explotarlas hay que transitar un largo proceso que nace con la prospección, la exploración, el proyecto de factibilidad, la construcción y recién la explotación. Y en exploración, hay que invertir y muchas veces a fondo perdido. Falta explorar la mayoría de los sectores donde puede haber riqueza mineral.

“Un mundo sin minería es inconcebible aun en términos de las políticas que tiene que llevar adelante este mundo para combatir los gases de efecto invernadero, porque tiene que diversificar las fuentes de energía y tiene que ir a las energías renovables. ¿Con qué se hace un molino eólico? ¿Con qué se hace una pantalla solar? ¿Con qué se hace una turbina de estas que podemos poner para hacer energía mareomotriz? Con metales, con minería. Es inconcebible un mundo sin minería. De lo que se trata -afirma en su último libro Daniel Gustavo Montamat, consultor, ex secretario de Energía, ex presidente de YPF- es de minería sustentable.” En cuanto a la segunda acusación, Montamat -que acaba de publicar el libro Minería y desarrollo- advierte que Estados Unidos, Canadá, Australia, por sus territorios, están en casi todos los productos de minería metalífera y no metalífera. Y no son precisamente países periféricos. Pero hay otro dato recuerda: Suecia y Finlandia están entre los principales 10 destinos de inversión para descubrir nueva minería, es decir inversión minera exploratoria.

(Para leer más sobre este tema: http://www.mercado.com.ar/notas/anlisis-%7C-perspectiva/8018520/el-destino-de-una-actividad-esencial )

 

 

 

 

 

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