¿Simple error de Citigroup o algo mucho más profundo?
Verdad: el Dow Jones 30 llegó a derrumbarse 998,5 puntos en minutos, margen no igualado en su historia. Al parecer, un operador del tercer banco norteamericano tecleó billion (mil millones) por million y golpeó a Procter & Gamble. Ahora investigan.
7 mayo, 2010
<p>Por supuesto, sin violencia social en Grecia, rumores sobre degradación de Portugal o España y un euro que estuvo el jueves varias veces bajo US$ 1,25, aquel presunto error –que genera sumarios en la Securities & Exchange Commission, SEC, la bolsa neoyorquina y Citigroup- probablemente no hubiese demolido casi mil puntos el DJ 30.<br />
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En medio de la confusión, el panel cerró perdiendo “apenas” 349 puntos, algo totalmente ajeno a los crecientes signos de recuperación en la economía real de Estados Unidos. Días atrás, Barack Obama no sospechaba que sus duras críticas a la codicia y la especulación en Wall Street se verían tan pronto convalidadas por la realidad. Hoy, pues ¿cómo harán los republicanos para frustrar en el Congreso la reforma financiera enviada por el presidente?<br />
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Horas antes del descalabro, nadie menos que Benjamin Bernanke (jefe de la Reserva Federal, bien visto en los mercados) se mostraba feliz. “Tenemos motivos para ser optimistas sobre la consolidación del repunte y la mejor disposición de los bancos a dar crédito”, sostuvo en Washington. Después, el mundo se vino abajo.<br />
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Dado que en la mesa de dinero del Citi apretaron la tecla equivocada ya cerrados –bastante tranquilos- los paneles europeos, el maremoto pegó en Wall Street, San Pablo y bolsas latinoamericanas menores. Luego arrasó con las aperturas de este viernes en Sidney, Tokio, Shanghai, Seúl, Taipei, Hongkong, Singapur, Bombay, etc. Ni siquiera la bancarrota casi al unísono de Bear Stearns y Lehman Brothers (septiembre de 2008) causó un cimbronazo como éste. Tan profundo que ni siquiera los apocalípticos habituales tenían fuerzas para jactarse.<br />
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El caso de Procter & Gamble ilustra sobradamente los alcances del desmadre. Tras caer de 62 a 39 dólares (37,6%), se recobró hasta 60 (54%) al cierre. Ahora bien ¿por qué tanta volatilidad? Simple: el error fue amplificado en microsegundos por los mismos sistemas informáticos –derivados inclusive- cuya velocidad aterra a gente como Obama o Joseph Stiglitz (Nobel 201). Los mismos que no preocupan a Bernanke, Timothy Geithner ni Jean-Claude Trichet (Banco Central Europeo).<br />
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La alusión de Paul Krugman al BCE no es casual: la crisis griega y sus efectos también son amplificados vía esos instrumentos especulativos. Mientras tantos, una horda de inversores ganó cientos de millones y otra los perdió, en un mortal juego de suma cero. <br />
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