Si el privado no emplea, el Estado proveerá

La economía crece menos, los costos laborales se triplicaron y cada vez más gente busca nuevas oportunidades de trabajo. Como el empleo privado no las brinda, la esperanza joven es el puesto público, según IDESA. 

27 mayo, 2013

Estos tres últimos años en que la economía creció menos y los costos laborales se triplicaron coinciden con que hay más gente buscando empleos para cubrir el deterioro en los ingresos que produce la inflación, lo cual dejó al descubierto que el sector privado dejó de generar nuevos puestos de calidad, y sobre todos para los jóvenes emerge el empleo público como alternativa.
Es la conclusión que se extrae del informe semanal que elabora el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), el que además explica “el gran magnetismo de la agrupación política juvenil generada en el interior del gobierno (refiriéndose a La Cámpora), que es percibida por los jóvenes como el mecanismo más seguro y fácil de acceder a un empleoâ€.
Se trata de una “política†que produce réditos políticos, pero de corto plazo, porque carece de sustentabilidad fiscal y profundiza la decadencia, sentencia.
Es que desde los tres poderes del Estado se multiplicaron las regulaciones y los criterios de poca racionalidad en la aplicación de las leyes que elevaron los costos y la incertidumbre de contratar un asalariado en la formalidad. 
Cierta preocupación ha venido suscitando el aumento de la tasa de desempleo en el primer trimestre de 2013, observa,  aunque de todas formas descarta que se trate de la caída del empleo en sí, sino de que la cantidad de gente que decidió salir a buscar fue muy superior a los nuevos puestos generados. 
El desempleo aumenta por la modesta generación de puestos de trabajo frente a una creciente demanda de nuevas oportunidades laborales asociada que impulsa el deterioro en los ingresos familiares por la inflación. 
La clave del ciclo expansivo del empleo había sido la enorme licuación de costos laborales heredada de la mega devaluación de 2002, bonanza que, lamentablemente, no fue aprovechada para generar condiciones para el crecimiento de los salarios sustentados en mejoras de la productividad. 
Repaso
Hasta el 2008, hubo alta generación de empleo que se sustentó en la licuación de costos laborales producida por la mega devaluación del año 2002, explica el informe de IDESA).
Pero la capacidad de generación de nuevos empleos privados se fue debilitando por la multiplicación de trabas y sobrecostos, producto de malas decisiones tomadas por los tres poderes del Estado.  
El bajo crecimiento económico obviamente es uno de los factores que incide en la baja capacidad de generación de nuevos puestos de trabajo. 
A pesar de que el mundo sigue brindando a la Argentina oportunidades inéditas, tanto por los muy elevados precios de los principales productos de exportación como por las muy bajas tasas de interés internacionales, los errores de políticas internas hacen que el crecimiento sea modesto. 
Pero además del bajo crecimiento económico, también están presentes otros factores que deterioraron la capacidad para generar nuevos empleos. 
Una forma de visualizarlos es analizando la evolución de la economía y el empleo en retrospectiva. 
En este sentido, según datos del Ministerio de Economía, se detectan las siguientes tendencias:  
•         Entre 2004 y 2008, la economía se expandió al 8,5% por año y el empleo asalariado privado formal lo hizo al 9,6% promedio anual.
•         Entre 2010 y 2011, la economía creció al 9,0% anual, pero el empleo asalariado privado formal creció al 3,7% promedio anual.
•         En 2012, la economía creció a un modesto 1,9% y el empleo asalariado privado formal lo hizo en un 1,3%. 
La información oficial muestra que con similares tasas de crecimiento de la economía la generación de empleos es muy diferente. 
Mientras que entre 2004 y 2008 el empleo crecía a tasas superiores a las del PBI, entre 2010 y 2011 el empleo creció apenas un tercio de lo que se expandió la economía. 
Con la desaceleración económica de 2012, el crecimiento del empleo obviamente es más bajo aún. Pero es notable el debilitamiento progresivo en la capacidad de creación de nuevos empleos de calidad. 
La principal explicación para la reducción en la capacidad creadora de empleos es la elevación de los costos laborales. 
Medido a precios de 2012, o sea corregido por inflación, el costo laboral promedio en el empleo formal (salario formal más contribuciones patronales), equivalían en 2003, en el inicio del proceso de recuperación, a $3.350; a finales del 2008 ya había llegado a $5.400 (o sea, un nivel cercano al de la convertibilidad) y, en 2012, alcanza a $9.200. Es decir, el costo laboral promedio en el sector privado formal, corregido por inflación, se triplicó en la última década.
Los beneficios de un contexto internacional favorable se diluyen por un manejo de las políticas públicas muy poco profesional, afirma el informe de IDESA. 
Al crecer la economía mucho menos que su potencial, se erosionan las bases para poder seguir generando nuevos empleos en el sector privado. 
Aunque como aspecto positivo señala que siga habiendo creación de empleos. El negativo es que los nuevos empleos generados son insuficientes.
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