Según el FMI, Estados Unidos es un peligro para el resto del mundo

Con una economía que perderá ritmo en 2006 y una deuda externa que crece sin pausa, Estados Unidos es la clave de todos los desequilibrios globales. Así sostiene el FMI en la advertencia más dura nunca formulada a Washington.

22 septiembre, 2005

Empleando un tono admonitorio hasta ahora reservado a la Argentina y otros países periféricos, la entidad sostiene que la economía mundial afronta un peligro supremo. Se cifra en el aumento de brechas cualitativas entre EE.UU. –que consume mucho más de cuanto produce-, la Unión Europea (en contracción) y un Japón estancado.

En claras alusiones a EE.UU., su gigantesco déficit presupuestario –donde pesa el gasto bélico, púdicamente silenciado por Rodrigo Rato- y el excesivo gasto de la población, el Fondo sostiene que ambos problemas son fomentados por “una gestión fiscal insostenible”. También menciona la burbuja inmobiliaria que viene inflándose desde 2001.

Tampoco se ahorran críticas a la Unión Europea, cuya expansión “seguirá siendo muy débil durante bastante tiempo”. En su caso, por mantener “rígidas leyes laborales que traban la racionalización de las empresas y el sector público”. Por supuesto, el FMI no ve relaciones entre mayor desempleo y menor consumo; síntoma patente en Alemania, por ejemplo. Naturalmente, también censura los sistemas de seguridad y asistencia social.

“Los ciudadanos de la UE no parecen convencidos de necesitar mayores dosis de aceite de ricino”, afirmó el indio Raghuram Rajan, protegido de Anup Singh y partidario de reformas orientadas a los mercados bursátiles y financieros. Tras criticar las instituciones políticas y los regímenes electorales europeos, el técnico exigió “persistentes reformas estructurales”.

Sin parar mientes en que hablaba de países soberanos integrantes del directorio en su entidad, Rajan opinó que “la dirigencia política ha fracasado en el intento de explicar a la gente que los atractivos del modo de vida europeo sólo pueden mantenerse a costa de drásticos cambios y sacrificios”.

Irritados, dirigentes alemanes, franceses e italianos (Roma fue especialmente atacada por la alta burocracia del Fondo) salieron a rechazar “desplantes y juicios de valor inaceptables en simples técnicos”. Eran palabras de Carlos Azeglio Ciampi, presidente italiano.

En términos generales, el FMI pronostica que el producto bruto norteamericano crecerá apenas 3,3% en 2006 (contra 3,6% este año. Pero, coincidiendo con Wall Street, no espera que los ciclones Katrina y Rita afecten mucho la economía norteamericana: cree que sólo le restará 0,1% del PBI. Por su parte, el PB regional de la UE tal vez no recobre más de 2%. Rajan estaba glosando un informe preliminar a la asamblea semestral ordinaria del FMI y el Banco Mundial, prevista en algunos días.

Empleando un tono admonitorio hasta ahora reservado a la Argentina y otros países periféricos, la entidad sostiene que la economía mundial afronta un peligro supremo. Se cifra en el aumento de brechas cualitativas entre EE.UU. –que consume mucho más de cuanto produce-, la Unión Europea (en contracción) y un Japón estancado.

En claras alusiones a EE.UU., su gigantesco déficit presupuestario –donde pesa el gasto bélico, púdicamente silenciado por Rodrigo Rato- y el excesivo gasto de la población, el Fondo sostiene que ambos problemas son fomentados por “una gestión fiscal insostenible”. También menciona la burbuja inmobiliaria que viene inflándose desde 2001.

Tampoco se ahorran críticas a la Unión Europea, cuya expansión “seguirá siendo muy débil durante bastante tiempo”. En su caso, por mantener “rígidas leyes laborales que traban la racionalización de las empresas y el sector público”. Por supuesto, el FMI no ve relaciones entre mayor desempleo y menor consumo; síntoma patente en Alemania, por ejemplo. Naturalmente, también censura los sistemas de seguridad y asistencia social.

“Los ciudadanos de la UE no parecen convencidos de necesitar mayores dosis de aceite de ricino”, afirmó el indio Raghuram Rajan, protegido de Anup Singh y partidario de reformas orientadas a los mercados bursátiles y financieros. Tras criticar las instituciones políticas y los regímenes electorales europeos, el técnico exigió “persistentes reformas estructurales”.

Sin parar mientes en que hablaba de países soberanos integrantes del directorio en su entidad, Rajan opinó que “la dirigencia política ha fracasado en el intento de explicar a la gente que los atractivos del modo de vida europeo sólo pueden mantenerse a costa de drásticos cambios y sacrificios”.

Irritados, dirigentes alemanes, franceses e italianos (Roma fue especialmente atacada por la alta burocracia del Fondo) salieron a rechazar “desplantes y juicios de valor inaceptables en simples técnicos”. Eran palabras de Carlos Azeglio Ciampi, presidente italiano.

En términos generales, el FMI pronostica que el producto bruto norteamericano crecerá apenas 3,3% en 2006 (contra 3,6% este año. Pero, coincidiendo con Wall Street, no espera que los ciclones Katrina y Rita afecten mucho la economía norteamericana: cree que sólo le restará 0,1% del PBI. Por su parte, el PB regional de la UE tal vez no recobre más de 2%. Rajan estaba glosando un informe preliminar a la asamblea semestral ordinaria del FMI y el Banco Mundial, prevista en algunos días.

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