Se profundiza la crisis automotriz

Renault cerrará su fábrica en Córdoba durante dos meses. La empresa suspendió a sus 1.300 empleados debido a lo que considera un "panorama desalentador". La decisión empresarial fue acordada con Smata.

1 diciembre, 2000

El sector automotriz argentino no logra recuperarse; uno de los tantos signos patognomónicos de la grave situación por la que atraviesa el sector es la decisión de Renault Argentina que cerró su complejo fabril durante dos meses, lo que implicó la suspensión de sus 1.300 empleados.

La medida se tomó, de manera consensuada, con el sindicato Smata; en el acta acuerdo, la terminal dejó sentado que “la situación del mercado automotor no ha mejorado desde mayo pasado; es más, la demanda de vehículos ha seguido disminuyendo, por lo que el panorama del sector, en particular, es verdaderamente desalentador. Ello se ve reflejado en que los programas para el año 2001 prevén una producción de alrededor de 50.000 unidades”.

Expresó que, “obviamente, frente a este escenario y coherente con la postura asumida por Renault en estos períodos de profunda disminución del trabajo, motivado en la crisis económica general, a la cual ningún sector de la economía nacional es ajeno, es necesario implementar un programa de suspensiones de personal que contemple el período de diciembre hasta el inicio de la actividad productiva de 2001, contemplando la posibilidad de exceso de personal”.

En definitiva, el acuerdo prevé que las suspensiones de los 1.300 trabajadores de la planta del barrio Santa Isabel se producirán a partir de la semana próxima y hasta el 22, fecha en que comenzarán las vacaciones anuales. Con posterioridad, el personal continuará suspendido hasta aproximadamente el 7 de febrero, cuando se espera reanudar la producción”.

El 31 de enero, las partes volverán a reunirse para “analizar la situación sobre la base de los programas de producción previstos y la eventual existencia de un excedente de personal”.

Además, Renault dispuso por su cuenta, a pesar de la oposición gremial, prolongar hasta el 31 de enero el programa de retiros voluntarios.

Las concesionarias también se vieron profundamente afectadas debido a la suba de costos y la caída del volumen de ventas en el mercado interno ; esto generó el quebranto de unas 400 empresas y el ajuste de la red de 1.200 a 800 compañías.

“En la Argentina, los precios están globalizados y no se puede vender un vehículo a un precio mucho más elevado que en Europa, los Estados Unidos o Brasil, porque la gente sabe los valores del resto del mundo”, sostuvo el presidente de la Cámara de Concesionarios de la Argentina, Guillermo Dietrich.

Sin embargo—continúa—”los costos operativos no cambiaron en este país, por lo cual no se puede trabajar en este mercado con una rentabilidad mínima y un alto volumen, como debería ser este negocio. “El Estado se sigue llevando la mitad del valor de un automóvil”, cuestionó el empresario.

En años de recesión, otro de los graves problemas que enfrentó el sector de los concesionarios de vehículos fue la retención del Impuesto al Valor Agregado que paralizó capital de trabajo, fundamentalmente, de las empresas más grandes y con mayor nivel de actividad.

Las previsiones de 1995 indicaban que en 2000 el volumen de ventas del mercado local rondaría las 550.000 unidades anuales, por lo cual hubo un fuerte crecimiento del sector que algunos consideraron sobredimensionado.

En 1997, comenzó un proceso de concentración y reducción del sector, que se agudizó con la caída de las ventas, que este año terminarán en el orden de las 350.000 unidades, lo que representa una baja de 10% en la comparación interanual.

“El indicador más peligroso es el de noviembre, donde se prevé que las ventas cierren con unas 15.000 unidades, lo que significa un volumen igual al mismo mes de 1991”, dijo Dietrich.

El sector automotriz argentino no logra recuperarse; uno de los tantos signos patognomónicos de la grave situación por la que atraviesa el sector es la decisión de Renault Argentina que cerró su complejo fabril durante dos meses, lo que implicó la suspensión de sus 1.300 empleados.

La medida se tomó, de manera consensuada, con el sindicato Smata; en el acta acuerdo, la terminal dejó sentado que “la situación del mercado automotor no ha mejorado desde mayo pasado; es más, la demanda de vehículos ha seguido disminuyendo, por lo que el panorama del sector, en particular, es verdaderamente desalentador. Ello se ve reflejado en que los programas para el año 2001 prevén una producción de alrededor de 50.000 unidades”.

Expresó que, “obviamente, frente a este escenario y coherente con la postura asumida por Renault en estos períodos de profunda disminución del trabajo, motivado en la crisis económica general, a la cual ningún sector de la economía nacional es ajeno, es necesario implementar un programa de suspensiones de personal que contemple el período de diciembre hasta el inicio de la actividad productiva de 2001, contemplando la posibilidad de exceso de personal”.

En definitiva, el acuerdo prevé que las suspensiones de los 1.300 trabajadores de la planta del barrio Santa Isabel se producirán a partir de la semana próxima y hasta el 22, fecha en que comenzarán las vacaciones anuales. Con posterioridad, el personal continuará suspendido hasta aproximadamente el 7 de febrero, cuando se espera reanudar la producción”.

El 31 de enero, las partes volverán a reunirse para “analizar la situación sobre la base de los programas de producción previstos y la eventual existencia de un excedente de personal”.

Además, Renault dispuso por su cuenta, a pesar de la oposición gremial, prolongar hasta el 31 de enero el programa de retiros voluntarios.

Las concesionarias también se vieron profundamente afectadas debido a la suba de costos y la caída del volumen de ventas en el mercado interno ; esto generó el quebranto de unas 400 empresas y el ajuste de la red de 1.200 a 800 compañías.

“En la Argentina, los precios están globalizados y no se puede vender un vehículo a un precio mucho más elevado que en Europa, los Estados Unidos o Brasil, porque la gente sabe los valores del resto del mundo”, sostuvo el presidente de la Cámara de Concesionarios de la Argentina, Guillermo Dietrich.

Sin embargo—continúa—”los costos operativos no cambiaron en este país, por lo cual no se puede trabajar en este mercado con una rentabilidad mínima y un alto volumen, como debería ser este negocio. “El Estado se sigue llevando la mitad del valor de un automóvil”, cuestionó el empresario.

En años de recesión, otro de los graves problemas que enfrentó el sector de los concesionarios de vehículos fue la retención del Impuesto al Valor Agregado que paralizó capital de trabajo, fundamentalmente, de las empresas más grandes y con mayor nivel de actividad.

Las previsiones de 1995 indicaban que en 2000 el volumen de ventas del mercado local rondaría las 550.000 unidades anuales, por lo cual hubo un fuerte crecimiento del sector que algunos consideraron sobredimensionado.

En 1997, comenzó un proceso de concentración y reducción del sector, que se agudizó con la caída de las ventas, que este año terminarán en el orden de las 350.000 unidades, lo que representa una baja de 10% en la comparación interanual.

“El indicador más peligroso es el de noviembre, donde se prevé que las ventas cierren con unas 15.000 unidades, lo que significa un volumen igual al mismo mes de 1991”, dijo Dietrich.

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