Se estructura una nueva oposición

Los diputados frepasistas que adhirieron al paro, la negativa del gobernador Kirchner a firmar el pacto fiscal y la cumbre de intendentes del PJ, muestran la posibilidad de que se genere una oposición más allá de las estructuras partidarias. Por

25 noviembre, 2000

La semana que acaba de finalizar mostró movimientos políticos que son interpretados, por algunos analistas, como la formación en ciernes, de una oposición más allá de los partidos tradicionales.

El escenario político parece estar complejizándose; ya no se observa el claro funcionamiento de un partido oficialista y otro ( u otros) opositores.

Tal vez, según afirman algunos politólogos, el hecho de que el Gobierno está en manos de una coalición y no de un partido, haya facilitado este proceso.

Lo cierto es que los argentinos comenzamos a ver, con cierta frecuencia, fenómenos políticos que nos era bastante extraños hace unos años atrás.

Un grupo de doce diputados aliancistas hizo ,el miércoles, un llamado al Gobierno para que “advierta que la capacidad social de aceptar la persistencia de conflictos está llegado a su límite”.

Con esta declaración los legisladores del Frepaso expresaron su apoyo al paro realizado por las centrales sindicales y cuestionan la continuidad observada entre la política económica del gobierno de Carlos Saúl Menem y el actual.

Reclaman, además, “que los funcionarios que exhiben su inflexibilidad ante las demandas sociales exhiban esa misma posición ante los grandes grupos económicos”.

Firmaron el documento Alicia Castro – dirigente del gremio aeronáutico – Marcela Bordenave, Elsa Quiroz, Jorge Giles, Gustavo Cardesa, Alfredo Viallalba, Federico Soñez, María América González, Ramón Torres Molina, José Luis lanza y Graciela Ocaña.

Unos días antes, los mandatarios justicialistas habían firmado el esperado pacto fiscal; uno sólo se negó a consensuar: el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner.

Kirchner declaró ,el martes, que no acepta acuerdos de carácter corporativo, “menos bajo la presión ejercida desde el gobierno central, acompañado por la mayoría de los medios de comunicación”.

Expresó que aspira a discutir en base a los intereses de su provincia y de la región, que tienen objetivos y necesidades específicas.

Ese mismo día presidió en Esquel una concentración en repudio al recorte de 25% en el subsidio a las naftas en la Patagonia, oportunidad en la que adelanto su disconformidad con la actitud de sus colegas del justicialismo que sí habían firmado el acuerdo con el gobierno nacional.

Mientras tanto, en San Miguel, deliberaban los intendentes justicialistas de la primera y tercera sección electoral.

El encuentro contó con la presencia de Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Eduardo Duhalde; hubo coincidencia en señalar la perspectiva del recrudecimiento de los conflictos sociales en la provincia de Buenos Aires.

Se señalaron ,como posibles focos de litigio, a los partidos de La Matanza, Lomas de Zamora, Mar del Plata y Florencio Varela.

Se hizo evidente, asimismo, la preocupación de los reunidos por el riesgo de que el Partido Justicialista pueda verse desbordado y se decidió propiciar la constitución de un consejo de crisis conformado por los intendentes, las organizaciones religiosas y los gremios.

Estos hechos parecen mostrar que, así como ya no hay votos cautivos (los que estaban asegurados por tradición política familiar, o clase socio-económica) tampoco hay estructuras partidarias que aten, verticalidad mediante, a su dirigencia.

La semana que acaba de finalizar mostró movimientos políticos que son interpretados, por algunos analistas, como la formación en ciernes, de una oposición más allá de los partidos tradicionales.

El escenario político parece estar complejizándose; ya no se observa el claro funcionamiento de un partido oficialista y otro ( u otros) opositores.

Tal vez, según afirman algunos politólogos, el hecho de que el Gobierno está en manos de una coalición y no de un partido, haya facilitado este proceso.

Lo cierto es que los argentinos comenzamos a ver, con cierta frecuencia, fenómenos políticos que nos era bastante extraños hace unos años atrás.

Un grupo de doce diputados aliancistas hizo ,el miércoles, un llamado al Gobierno para que “advierta que la capacidad social de aceptar la persistencia de conflictos está llegado a su límite”.

Con esta declaración los legisladores del Frepaso expresaron su apoyo al paro realizado por las centrales sindicales y cuestionan la continuidad observada entre la política económica del gobierno de Carlos Saúl Menem y el actual.

Reclaman, además, “que los funcionarios que exhiben su inflexibilidad ante las demandas sociales exhiban esa misma posición ante los grandes grupos económicos”.

Firmaron el documento Alicia Castro – dirigente del gremio aeronáutico – Marcela Bordenave, Elsa Quiroz, Jorge Giles, Gustavo Cardesa, Alfredo Viallalba, Federico Soñez, María América González, Ramón Torres Molina, José Luis lanza y Graciela Ocaña.

Unos días antes, los mandatarios justicialistas habían firmado el esperado pacto fiscal; uno sólo se negó a consensuar: el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner.

Kirchner declaró ,el martes, que no acepta acuerdos de carácter corporativo, “menos bajo la presión ejercida desde el gobierno central, acompañado por la mayoría de los medios de comunicación”.

Expresó que aspira a discutir en base a los intereses de su provincia y de la región, que tienen objetivos y necesidades específicas.

Ese mismo día presidió en Esquel una concentración en repudio al recorte de 25% en el subsidio a las naftas en la Patagonia, oportunidad en la que adelanto su disconformidad con la actitud de sus colegas del justicialismo que sí habían firmado el acuerdo con el gobierno nacional.

Mientras tanto, en San Miguel, deliberaban los intendentes justicialistas de la primera y tercera sección electoral.

El encuentro contó con la presencia de Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Eduardo Duhalde; hubo coincidencia en señalar la perspectiva del recrudecimiento de los conflictos sociales en la provincia de Buenos Aires.

Se señalaron ,como posibles focos de litigio, a los partidos de La Matanza, Lomas de Zamora, Mar del Plata y Florencio Varela.

Se hizo evidente, asimismo, la preocupación de los reunidos por el riesgo de que el Partido Justicialista pueda verse desbordado y se decidió propiciar la constitución de un consejo de crisis conformado por los intendentes, las organizaciones religiosas y los gremios.

Estos hechos parecen mostrar que, así como ya no hay votos cautivos (los que estaban asegurados por tradición política familiar, o clase socio-económica) tampoco hay estructuras partidarias que aten, verticalidad mediante, a su dirigencia.

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