<p>Uno de los escasos jefes de estado presentes en el pálido Davos XL, Nicolas Sarkozy exigió “entidades financieras que manejen depósitos, den crédito y financien la economía real. No deben remunerar excesivamente a sus ejecutivos, buscar utilidades desmesuradas, jugar con el riesgo ni especular con derivativos”. Más o menos, las ideas de Barack Obama en su mensaje a la Unión.<br />
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Ante una audiencia de apenas doscientas personas en el foro económico, el francés definió las líneas que expondrá en la asamblea bimestral del Fondo Monetario y el Banco Mundial (abril) y la próxima cumbre del grupo de los 20. Entre otros puntos, calificó la globalización como “algo ilusorio, que nunca logró borrar las fronteras nacionales, salvo para hacer daño”.<br />
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En su concepción, como en la de Obama, “el estado debe intervenir políticamente en los mercados para enmendar desequilibrios y aplicar leyes o normas resistidas por los banqueros”. Uno de ellos, Josef Ackermann, salió a replicar que “no sirve regular instituciones ni mercados”.<br />
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Entre una y otra postura, el megafinancista húngaro George Soros advirtió que “el plan de Estados Unidos pro reforma financiera parece prematuro. No es malo de por sí, pero no podría evitar que cayesen ciertos bancos demasiado grandes”. Por ende, este experto no descarta, como sí lo hace Ackermann, eventuales intervenciones estatales.<br />
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Al igual que Luiz Inácio da Silva, Paul Krugman o Jefrey Sachs –excluido del fondo años atrás por heterodoxo-, Sarkozy reiteró su postura de 2009. Vale decir, “armar un Bretton Woods II, con nuevas reglas, pues el de 1944, que creó el FMI y el BM, capotó en 1971, al suspender EE.UU. la convertibilidad del oro en dólares”. <br />
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Sarkozy sale contra la banca en defensa de Barack Obama
El presidente francés cree, como su colega estadounidense, que deben frenarse los mercados especulativos. Soros es más cauto teme por algunos bancos- y el suizo Ackermann (Deustche Bank) se aferra a la ortodoxia del negocio.