Sangrientas trifulcas en la plaza de El Cairo
Un importante número de seguidores del gobierno enfrentó a millares de manifestantes en Egipto. Hubo centenares de heridos y los militares se abstuvieron de intervenir. Los opositores al gobierno insisten que, entre los agresores, hay policías de civil y gente que cobra por marchar.
2 febrero, 2011
<p>No cabe duda ya que el enfrenamiento entre el gobierno egipcio y sus opositores ha ingresado en un terreno incierto y peligroso, con posiciones que se endurecen. Ni Mubarak tiene intenciones de renunciar ahora ni los manifestantes de volver a sus casas.<br />
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Recién sobre las cinco de la tarde, una hilera de tanques maniobró para instalarse en medio de los dos grupos enfrentados.<br />
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Para los dirigentes opositores, había multitud de señales de que los partidarios del gobierno no eran espontáneos, sino fuerzas bien organizadas con profesionales de la violencia. Los que apoyan al gobierno –se decía en la plaza- son gente pagada con 50 libras egipcias – un poco menos de $ 40 argentinos- y paquetes de comida.<br />
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No se sabe si los enfrentamientos se renovarán mañana, o si un nuevo desarrollo cambiará otra vez el escenario.</p>
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<p>Era inevitable. El escenario estaba montado para el drama. Centenares de partidarios del gobierno, algunos a lomos de caballo o de camello, irrumpieron en la Plaza de la Liberación y cargaron contra los millares de manifestantes que seguían reclamando la renuncia del Presidente Mubarak.<br />
Con palos y cadenas de un lado, y piedras y trozos de pavimento del otro, pronto la trifulca se generalizó ante la atenta pasividad de los militares. Docenas de heridos ensangrentados fueron retirados de la plaza para ser asistidos.<br />
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Casi dos horas después, el ejército comenzó a lanzar gases lacrimógenos, con el evidente propósito de lograr vaciar la plaza. Sin embargo, muchos manifestantes resistían parapetados como podían.<br />
Mientras tanto, los servicios de Internet fueron restaurados visto la inutilidad de mantenerlos bloqueados para que no se expandiera la protesta.<br />
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El mensaje de los militares seguía siendo el del martes a la noche: vuelvan a sus casas para que retorne la normalidad. Pocos tenían ganas de seguir el consejo.<br />
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El contraste entre ambos días no pudo ser más evidente. Antes alegría, ahora ansiedad y temor. Ayer, certeza de que se lograría la renuncia de Mubarak, hoy la seguridad de que la lucha será larga y muy ardua.<br />
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Una prueba de la inquietud que despierta el proceso egipcio en toda la región –además del cambio de gabinete en Jordania – fue el anuncio del líder de Yemen, el presidente Ali Abdullah Saleh, que ofreció renunciar en 2013.<br />
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