Sacuden a Gran Bretaña duras críticas de un militar por Irak

Los reparos del general Richard Dannat –comandante del ejército- y su planteo de abandonar Irak dividen la opinión pública. Desde la guerra civil en el siglo XVII, por cierto, un militar no se pronunciaba en abierto disenso con el gobierno.

15 octubre, 2006

En rigor, por entonces no era un militar sino Oliver Cronwell, miembro puritano del parlamento. Apuntaba al rey Carlos I, quien tenía más facultades que sus modernos descendientes. Isabel II inclusive. Pero el punto clave es que muchos británicos aplauden al general, mientras Antony Blair está desgastado hasta lo indecible, justamente por su obcecación en acompañar a George W.Bush –otro cuya imagen vacila- en la ruinosa aventura mesopotámica.

Días atrás, hablando con el conservador “Daily mail”, Dannat –ocupa el máximo cargo en el ejército desde agosto- cuestionó la invasión en sí y la permanencia en el sur de Irak. También criticó el plan político de posguerra, pues “ha instalado un gobierno de ingenuos”. El “impasse” en verdad “promueve amenazas y actos terroristas en Gran Bretaña. Nuestra presencia en Basora es más inteligente que la norteamericana en Bagdad, pero agudiza las dificultades y nos torna en blancos”.

Dannat agregó: “la historia demostrará que el programa en la fase inicial fue pobre y se apoyaba, esencialmente, en un optimismo sin asidero, no en un plan coherente”. Poco después, el comandante iraquí del sur y el alto mando kurdo, en el noreste, apoyaban los dichos del general. A juicio de éste, “la ofensiva norteamericana fue una patada en la puerta para entrar al país y controlar sus recursos”. Naturalmente, el vicepresidente Richard Cheney y el secretario de defensa, Donald Rumsfeld, han exigido el defenestramiento del militar.

Blair y su equipo fueron tomados de sorpresa. Algunos de ellos no habían conseguido que Dannat suspendiese la entrevista con el periódico, ni que éste desistiera de publicarla o, siquiera, adelantase el texto al gobierno. En Gran Bretaña, claro, la prensa se toma muchas más libertades que en Estados Unidos, presa de un régimen ultraconservador. Tampoco el propio ejército anticipó las declaraciones al secretario de Defensa, Desmond Browne.

Lejos de retroceder, este fin de semana el general repetía por varios medios, corregidas y ampliadas, sus críticas a Blair y, por elevación, a Bush. Dos sondeos hechos hasta el domingo muestran notable respaldo a Dannat. En particular, el del sitio British army rumour service, donde 78% de encuestados apoyaba al general y apenas 17% cuestionaba el perfil político de sus expresiones. El grado de debilidad del gabinete queda patente en un síntoma: no se ha movido un dedo, hasta el momento, para hacer otrora tan obvio como destituir y pasar a retiro al militar. “Esto parece una republiqueta latinoamericana”, sostuvieron el “Times” y el “Financial times”.

La frase fue objeto de ironías en Francia, donde “Libération” decía: “hay colegas londinenses que ven en Dannat una especie de Hugo Chávez”. A su vez, diarios alemanes recordaban a personajes tan polémicos como los norteamericanos George Patton o Douaglas McArthur. En Londres, esperaban ya el retiro voluntario del general.

En rigor, por entonces no era un militar sino Oliver Cronwell, miembro puritano del parlamento. Apuntaba al rey Carlos I, quien tenía más facultades que sus modernos descendientes. Isabel II inclusive. Pero el punto clave es que muchos británicos aplauden al general, mientras Antony Blair está desgastado hasta lo indecible, justamente por su obcecación en acompañar a George W.Bush –otro cuya imagen vacila- en la ruinosa aventura mesopotámica.

Días atrás, hablando con el conservador “Daily mail”, Dannat –ocupa el máximo cargo en el ejército desde agosto- cuestionó la invasión en sí y la permanencia en el sur de Irak. También criticó el plan político de posguerra, pues “ha instalado un gobierno de ingenuos”. El “impasse” en verdad “promueve amenazas y actos terroristas en Gran Bretaña. Nuestra presencia en Basora es más inteligente que la norteamericana en Bagdad, pero agudiza las dificultades y nos torna en blancos”.

Dannat agregó: “la historia demostrará que el programa en la fase inicial fue pobre y se apoyaba, esencialmente, en un optimismo sin asidero, no en un plan coherente”. Poco después, el comandante iraquí del sur y el alto mando kurdo, en el noreste, apoyaban los dichos del general. A juicio de éste, “la ofensiva norteamericana fue una patada en la puerta para entrar al país y controlar sus recursos”. Naturalmente, el vicepresidente Richard Cheney y el secretario de defensa, Donald Rumsfeld, han exigido el defenestramiento del militar.

Blair y su equipo fueron tomados de sorpresa. Algunos de ellos no habían conseguido que Dannat suspendiese la entrevista con el periódico, ni que éste desistiera de publicarla o, siquiera, adelantase el texto al gobierno. En Gran Bretaña, claro, la prensa se toma muchas más libertades que en Estados Unidos, presa de un régimen ultraconservador. Tampoco el propio ejército anticipó las declaraciones al secretario de Defensa, Desmond Browne.

Lejos de retroceder, este fin de semana el general repetía por varios medios, corregidas y ampliadas, sus críticas a Blair y, por elevación, a Bush. Dos sondeos hechos hasta el domingo muestran notable respaldo a Dannat. En particular, el del sitio British army rumour service, donde 78% de encuestados apoyaba al general y apenas 17% cuestionaba el perfil político de sus expresiones. El grado de debilidad del gabinete queda patente en un síntoma: no se ha movido un dedo, hasta el momento, para hacer otrora tan obvio como destituir y pasar a retiro al militar. “Esto parece una republiqueta latinoamericana”, sostuvieron el “Times” y el “Financial times”.

La frase fue objeto de ironías en Francia, donde “Libération” decía: “hay colegas londinenses que ven en Dannat una especie de Hugo Chávez”. A su vez, diarios alemanes recordaban a personajes tan polémicos como los norteamericanos George Patton o Douaglas McArthur. En Londres, esperaban ya el retiro voluntario del general.

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