<p>Los titulares de energía de Estados Unidos, Japón, Rusia misma, Alemania, Francia, Canadá, Gran Bretaña y Canadá -más los tres citados- emitieron este lunes un documento no tan severo como se suponía. Pero, desde su país, Medyédev fue por demás duro. Tanto como Australia (no figura en el G-8), cuyo primer ministro, Kevin Rudd, justificó su apellido: sencillamente, pidió “prender fuego a la Opep”, a quien culpa de la especulación que llevó los crudos el viernes a US$ 139 (WTI, Nueva York) y 138,50 (Brent, Londres).</p>
<p>Naturalmente, el comunicado conjunto de cierre –que de paso anuncia para julio una cumbre del grupo- eludió causticidades. Los once ministros admitieron lo obvio (valores récords), señalando que la crisis afectaba a exportadores –algo difícil de probar- e importadores- Akira Amari, el representante nipón, calificó los precios de “anómalos” y sostuvo que años de escasas inversiones redujeron la reservas conocidas.</p>
<p>En general, las sesiones pusieron más énfasis en mejorar la eficiencia de las explotaciones, para lo cual propone una “alianza internacional en energía y combustibles. También hubo apoyo al mayor uso de la energía nuclear (Alemania no adhirió) y la hidroeléctrica. Pero no hay en el comunicado muchas más precisiones.</p>
<p>Virtual vocero de los operadores a término, John Hutton –secretario británico de empresas y negocios-, optó por manifestarse vía el “Financial Times”. “La mejor intervención es dejar operar en paz a los mercados, donde hoy hay un claro déficit de eficiencia. No debemos plantear exigencias no realistas a los productores”. Ahora bien, ¿qué sucederá con los precios desde hoy hasta la reunión cumbre del G-8, en julio?</p>
<p>En el extremo opuesto a Hutton, China se negó a emitir señales claras en cuanto a reducir subsidios al consumo. A su criterio, “eso provocaría malestar social y podría desestabilizar al gobierno”. No suele ser frecuente que Beijing emplee un lenguaje tan directo.</p>
<p>Entretanto, en Moscú, el flamante sucesor de Vladyímir Putin y ex jefe de Gazprom no trepidaba en comparar la crisis actual con la depresión de los años 30. Aludiendo específicamente a EE.UU., Medvyédev lo acusó de “egoísmo y nacionalismo económico. Fue iluso creer que un solo país, aun tan poderoso, podía asumir el papel de gobierno mundial. La desproporción entre su papel formal en la economía del globo y su capacidad es causa central de las crisis en curso”.</p>
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Rusia decía palabras fuertes y el Grupo de los 8 debatía la crisis petrolera
Reunidos en Japón, ministros del ramo de once países (G-8 más China, India y Surcorea) exhortaron a los exportadores a elevar producción, invertir y mejorar la calidad de datos. Desde Rusia, Dmitri Medvyédev fue impiadoso con Estados Unidos.