jueves, 5 de diciembre de 2024

Rusia acaricia la gran oportunidad petrolera

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La decisión de Trump de salir del pacto con Irán es una gran victoria para Moscú.

La resolucion tomada por el presidente Trump de retirarse del Pacto con Irán y volver a imponer sanciones a Teherán recibió la crítica internacional, incluida Rusia. Pero para Moscú, esa decisión también representa una excepcional oportunidad económica, dice el editorial de un diario de ruso.

El apoyo de Moscú al Joint Comprehensive Plan of Action (JCPA), o comúnmente llamado Pacto Nucelar con Irán) no solo abre una puerta de comunicación y cooperación con Occidente sino que da al Kremlin credibilidad internacional en el difícil camino hacia lograr estatura internacional.

La salida de Estados Unidos de ese pacto da a Putin mucho más que la oportunidad de estar “del lado correcto de la historia”. Ahora hay una gran oportunidad para que Rusia aumente sus intereses estratégicos dentro de la esfera energética iraní, dice el editorial.

Irán se ubica segundo detrás de Rusia en reservas naturales de gas y en el cuarto puesto en reservas de petróleo. Además de su riqueza en recursos naturales está ubicado en un corredor vital para el comercio mundial de energía.

Dadas las ambiciones que tiene Rusia de convertirse en súper potencia en el sector energético, no sorprende que la riqueza energética iraní y su posición geográfica sean de supremo interés para el Kremlin.

Un eje central de la política rusa es desarrollar una relación estratégica con Teherán que incluya participación mayoritaria en proyectos para explotar nuevos yacimientos de gas y petróleo así como gasoductos que unan Irán con Siria y de ahí a Europa.

El Tesoro de Estados Unidos ha dado a entender que reinstalará las sanciones a la industria energética iraní, probablemente a partir del 6 de agosto, que incluirán el uso de puertos, los embarques comerciales, la compra de productos petroquímicos, etc. Las sanciones incluirán también castigos a las empresas energéticas europeas, que quedarán impedidas de realizar transacciones financieras con Teherán.

A partir de la implementación en 2016 del Pacto con Irán, que aflojó las primeras sanciones, Irán inundó de petróleo el mercado global. Para diciembre 2017 las exportaciones iraníes habían saltado a 4.000 millones de b/d. La región del Sudeste Asiático, su principal cliente, importaba 1.900 millones. China e India eran los grandes importadores, con Taiwán, Malasia, Surcorea y Japón. A principios de 2018 Europa importaba hasta 550.000b/d que venían acompañados de una cantidad de acuerdos bilaterales.

En estos días continúan los esfuerzos por corregir la excesiva oferta de petróleo. La OPEP acaba de acordar que continuará estabilizando la producción petrolera hasta diciembre 2018. La reinstalación de las sanciones dejará al margen el petróleo iraní y dada la dinámica básica de oferta y demanda, eso aumentará los precios.

Combinado con otros factores geopolíticos, incluída Venezuela, es razonable esperar un precio de US$ 80 para finales de 2018. A 80 dólares el barril, el petróleo del Ãrtico en el mar de Barents, la base del futuro económico ruso, será comercialmente viable. Y si supera los US$ 100, retornará el desarrollo del Ãrtico, cajoneado a causa de los bajos precios.

Si vuelven las sanciones norteamericanas, Irán buscará mercados de exportación duraderos. China e India probablemente no adhieran a las órdnes de Estados Unidos. Sin embargo, los importantes mercados de Surcorea y Japón probablemente se sumen a las sanciones y se abstengan de importar petróleo iraní.

En ese caso, Rusia se posicionará para llenar ese vacío.

 

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